El esmoquin de un alcalde en apuros

Espadas sufre su particular invierno con la pérdida de la Junta y la citación judicial de su leal Cabrera

05 de febrero 2019 - 02:32

Las alegrías en política duran un cuarto de hora. Y en fútbol a veces ni una semana. El alcalde aún tiene el esmoquin de los Goya en el galán para que se le alisen las arrugas cuando acaban de citar a su teniente de Movilidad y Seguridad, Juan Carlos Cabrera, como investigado a cuenta de los líos del taxi. La política es un cóctel de hiel con escasas gotas de miel. La vida ha cambiado para el alcalde en menos de dos meses. Perdido traumáticamente el aparato de la Junta, la estabilidad del gobierno de la ciudad se ve amenazada por esta incómoda citación, de la que no se conoce la causa específica, que ya se sabe que los jueces reclaman de vez en cuando su cuota de notoriedad. Espadas ha gozado hasta ahora de un mandato relativamente cómodo. No hay alcalde en minoría política que haya disfrutado de tanta estabilidad, bien por la bisoñez de sus socios de investidura, bien porque el PP ha andado demasiado tiempo en sus cuitas internas. Espadas es un tipo con suerte al que de pronto, zas, parece que se le ha puesto el viento de cara. Y le ocurre en el peor momento y a menos de cuatro meses de las elecciones municipales. Su relación con el federal de la calle Ferraz no es nada buena, pues allí quieren laminar cualquier rastro de Susana Díaz. El alcalde se ha quedado solo de forma repentina. Ha comenzado su particular cuaresma. Uno de los peores momentos será la confección de la lista, cuando tenga que atender peticiones de tres bandos: los que ahora están y quieren seguir, los que quiere colocar el aparato de Madrid y los que se han quedado tirados tras la pérdida de la Junta de Andalucía. En este contexto de tensiones, aumentadas por estar el PSOE en recesión por mucho que el CIS diga lo contrario, Espadas se verá obligado a hacer de buen pastor y socorrer a Juan Carlos Cabrera, uno de sus colaboradores más leales, la oveja descarriada del rebaño; blindar la Semana Santa, rentabilizar la cumbre del turismo, mantener la calma en el sector del taxi y garantizar el éxito de la Feria. El alcalde vive su particular invierno subido en una montaña rusa desde la noche del 2 de diciembre. A los pocos días ya lo dejaron sin la piruleta de la ampliación del tranvía. A su favor cuenta, por ahora, que Ciudadanos y Vox apostarán por perfiles bajos para sus respectivos cabezas de lista. Su principal enemigo es el correoso Beltrán Pérez, que ya sabe lo que es derribar a un gobierno del PSOE. El esmoquin colgado en el galán es la metáfora perfecta de la gloria efímera de una política cada día más endurecida.

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