¡Oh, Fabio!
La nueva España flemática
La de gente de derechas que sigue ahora a Felipe González. ¿Y a Guerra? "Pon la radio, que sale Felipe arreando a Sánchez". "Salte del Netflix un rato, que está Guerra en El Hormiguero". "Vamos a la presentación del libro de Pepote, que habla Alfonso y seguro que reparte estopa al sanchismo". Algunos se sorprenden de que la derecha reconozca tanto y tantas veces a dos de los tres políticos sevillanos que más peso específico han tenido en Madrid. ¿Dos de tres? Sí, dos de tres. Completa la terna Javier Arenas, criado en la democracia cristiana de uno de los grandes políticos conservadores españoles (Óscar Alzaga), secretario general del PP de la mayoría absoluta, varias veces ministro y vicepresidente del Gobierno. Hemos citado los puestos en Madrid, solo los de Madrid. Siguió en la dirección del partido con Rajoy y ahora continúa en la de Feijóo, con asiento en los célebres maitines de los lunes, aunque Javié procura escaparse del tiro de cámara. Feijóo lo ha vuelto a incluir en el comité de dirección como "invitado", consciente de la importancia de contar con la perspectiva de quien ha pasado por todos los escalones, ámbitos, situaciones complicadas, celebraciones y fracasos. El gallego tiró de buen humor para anunciar que Arenas sigue en la cúpula. Dio así carta de oficialidad al neoarenismo. ¿No hay neofelipistas y neoguerristas al igual que hay neocurristas en el mundo del toro? Fíjense la de admiradores que tiene hoy el maestro Romero que no lo han visto torear ni en una cinta de vídeo Beta. Ni falta que hace. Para eso están los libros.
Feijóo proclamó el sábado en el plenario del congreso del PP: "Para reforzar la cuota de renovación, para que quede claro que el partido se renueva y sabe hacerlo... Me lo dijo el presidente Aznar. Si quieres renovar y acreditar que lo sabéis hacer, invita al comité de dirección al joven Arenas. ¡Que venga el joven Arenas para renovarnos a todos, para mantenernos actualizados, para decir lo que hay que hacer en cada momento!". Y sonó una gran ovación. Lo que darían muchos socialistas por tener ahora un Arenas en el comité federal, como tuvieron a un Rubalcaba en 2011. Pero Sánchez ha laminado el prestigio de la experiencia como ha dinamitado cualquier contrapeso interno. Feijóo sabe de la importancia de tener a alguien con experiencia, que haya estado ya allí (dicho sea a lo Chaves Nogales), que sepa el funcionamiento de las Cortes y que ofrezca la perspectiva que los ejecutivos de empresa llaman senior y los cursis el know how. El arenismo ha evolucionado al neoarenismo. Quizá su gran mérito haya estado en Andalucía, donde poco a poco logró redimir el pecado original de la derecha al jugar en contra de la autonomía, aquel 'andaluz, este no es tu referéndum'. La política siempre tiene aristas, sombras y complejidades, pero pocos son los que permanecen tanto tiempo. Muchos de sus críticos, entre ellos varios que han sido sus promocionados, son sus grandes admiradores. Arenas es al PP lo que se decía del diestro sanluqueño en el toreo. Unos vienen, otros van, pero Paco Ojeda (Arenas) siempre está.
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