Antonio Montero Alcaide

Flor de Andalucía y Lucero de Europa

05 de diciembre 2024 - 03:00

El gusto por las flores y la atención de sus cuidados ocupan o distraen a muchas personas que disfrutan con la contemplación de arriates y macetas. Es esta una afición doméstica, a veces transmitida de generación en generación, como ese otro elenco de costumbres, modos y maneras que pasa de padres a hijos, en una entrañable herencia no sujeta a carga impositiva, pues su patrimonio es inmaterial.

Cuando el mantenimiento y el cuidado floral no se realiza de puertas adentro de la casa, sino que corresponde a las respectivas delegaciones municipales, se extiende asimismo a los parques, los jardines y las zonas verdes, que hacen algo más habitables las ciudades. Si bien, por mor del divino castigo a los primeros padres, del vergel del paraíso solo queden pocas muestras entre el callejero del valle de lágrimas por el que circulan las tribulaciones de la vida.

Así las cosas, para estimular el cuidado, la protección y la mejora de los parques y jardines, la Asociación Multisectorial de la Jardinería Andaluza (AMJA) otorga un singular premio, la Flor de Andalucía, casi a modo deOscar florido, con el que distingue a los municipios que velan por su patrimonio paisajístico y los espacios verdes, con la necesaria provisión de recursos, ajustada al número de habitantes. La selección de las especies y la diversidad floral son asimismo objeto de particular interés, como la preservación del medioambiente y la socorrida sostenibilidad, pues lo mismo sirve para rotos que para descosidos de distinta naturaleza. Los municipios distinguidos, desde el año 2019, reciben una bandera, un galardón en una gala anual y una gradación en estrellas, como la de los hoteles, medida en flores; si bien el número de estas solo lo conoce el municipio distinguido, a fin de evitar comparaciones y que cada localidad se estimule con su particular reto.

La localidad de Carmona, en la que la AMJA ha celebrado la gala de este año, es el primer municipio sevillano en obtener tal reconocimiento que premia los cuidados y recursos para, entre otros aspectos, realzar el patrimonio paisajístico. Hace ahora poco más de un año, el Consejo de Patrimonio Histórico aprobó la inclusión de la candidatura carmonense en el excelso listado de bienes de España susceptibles de ser declarados por la Unesco como Patrimonio Mundial. Precisamente una de las claves de la candidatura es destacar, más que la importancia monumental en sí misma de la ciudad, reconocida como Conjunto Histórico en 1963, su paisaje, tanto urbano como rural, que reclamó desde la prehistoria a las civilizaciones, en una acogedora interacción, entre la ciudad y el territorio, para dar ininterrumpido aposento a lo largo de los milenios. Luego ser Flor de Andalucía, como Lucero de Europa, son títulos merecidos y preservados en una ciudad que reúne y acrecienta méritos para ser Patrimonio Mundial.

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