Aguiluchos contra Butifleros protagonizaron aquella guerra civil con la que arrancó el siglo XVIII en nuestro país. Los primeros eran austracistas que defendían la continuidad de la Casa de Austria frente a los borbones. Y austracista era Rafael Casanova, personaje que cada 11 de septiembre es homenajeado ante su estatua en celebración de la Diada. Pero Casanova no era un separatista, sino un español que abogaba por la permanencia de la dinastía que había conseguido el Imperio español. Y como la historia está tan manipulada, su tergiversación alcanza hasta declarar que lo blanco es negro. Se ha creado un símbolo independentista con un catalán absolutamente convencido de la unidad de España. Y es que resulta tan falsa la interpretación histórica que anida en Cataluña que hasta enseñan en las escuelas que el Ebro es un río catalán que nace en tierras ignotas.