Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
De nuevo son noticia las farolas fernandinas en Sevilla por su colocación en la calle Sierpes y otras calles del centro. Si van a mejorar la iluminación, que es para lo que deben servir básicamente las farolas, ahorrar energía eléctrica y disminuir la contaminación lumínica, pues bien. Si sustituyen modelos anticuados funcionalmente hablando y mejoran el aspecto de las calles, pues mejor. Pero el argumento no puede ser que esas son las farolas más tradicionales de Sevilla, porque no lo son y que además dotan de identidad propia a la ciudad, que tampoco. Nos lamentamos sobre la pérdida de identidad que supone la proliferación de franquicias de tiendas de ropa y otros comercios, que están igualando la imagen de muchas ciudades. Pues bien, las farolas fernandinas no dejan de ser unas farolas de catálogo que están presentes en muchas ciudades españolas y desde hace tiempo. Enumero algunas de ellas, sin ser exhaustivo: Madrid, Aranjuez, Guadalajara, Granada, Cádiz, Zaragoza, Burgos, Valladolid, Oviedo, Badajoz, Arenas de San Pedro, La Granja de San Ildefonso, Mijas, Padrón y por supuesto Vigo, donde son muy numerosas y donde existe incluso una Asociación de Amigos de las Farolas Fernandinas (A.A.F.F.) declarada de interés cultural desde 1986, a pesar que fue Fernando VII quién aplastó a sangre y fuego la rebelión liberal surgida allí. Paradojas de la historia.
Parecería que en Sevilla siempre habíamos tenido un único tipo de farolas que alumbraban las calles y plazas del centro histórico, cuando en realidad no ha sido así. En la Plaza de América, Aníbal González puso unas farolas de aire bizantino bien diferentes de cuanto había en la ciudad. Cuando se remodeló la Plaza Nueva por Juan Talavera, se colocaron unas farolas diseñadas exprofeso para ese espacio, que lo definen en gran medida. Si algún tipo de farolas ha sido el más abundante en Sevilla, ha sido el llamado de caracola, que figuraron durante años en la Plaza de San Francisco y en la Plaza Nueva, antes del último arreglo mencionado. Y que se colocaron también durante la Exposición de 1929. Cuando se arregló la Plaza del Salvador en los últimos años, se planteó la duda de si poner las farolas fernandinas o las del tipo caracola. Y durante unas semanas estuvieron los dos modelos colocados, una fila en cada lado. Creo que, con buen criterio, se optó por el modelo caracola, que son las que están en la actualidad. Para ello, los técnicos municipales hicieron las correspondientes gestiones de almacén y de fabricación y creo que en la actualidad son fáciles de conseguir. Además de diseñarse para Sevilla, se adecuan mejor a las normas vigentes de contaminación lumínica que tanto se cuida ahora en todas las ciudades europeas. Si el debate es estético, hay alternativas y opiniones, pero si hablamos de identidad y tradición, con las farolas fernandinas no se gana identidad en Sevilla. Si hay algo que se parece a una franquicia afarolada es la fernandina, al menos en España.
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