bICHEO POR LA TDT

Fátima Díaz

El manicomio de los horrores

20 de octubre 2012 - 01:00

N O escondas tus males. Todos somos iguales". Bajo esta premisa, que no deja de encerrar cierto mensaje esperanzador y solidario, el canal Xplora nos revuelve el estómago con un programa llamado Cuerpos embarazosos (Embarrasing bodies), un formato que el Reino Unido ha logrado exportar a varios países en un afán incomprensible por herir la sensibilidad del espectador con dolencias raras y enfermedades asquerosas que ciertamente no nos aportan más que grima, pena por quien las padece y temor aprensivo de que alguna vez nos pueda pasar también a nosotros.

El espacio arranca con un aviso a navegantes de que las imágenes pueden afectar a las miradas más sensibles. Todo un detalle si no fuera porque esto no hace más que acrecentar el morbo y, en contra de lo que debiera ser, nos hace que resulte más difícil apartar la vista de lo que viene a continuación. Y lo que viene después es una auténtica retahíla de aberraciones de la naturaleza cuyos protagonistas tienen que estar hechos de una pasta especial, porque resulta cuanto menos extraterrestre salir en la televisión para dar más razones a los que te señalan con el dedo por la calle. Desde abscesos supurantes de pus y sangre hasta hemorroides mutantes pasando por pechos caídos y muelas podridas. Todo, cuanto más repulsivo mejor, tiene cabida en este desfile de horrores que encuentra su ganador en el caso más extraño, repugnante e incomprensible.

Pero el mayor horror de todos es el grupo de médicos encargado de tratar a estos pacientes locos, porque muy cuerdo no se puede estar para enseñar tus vergüenzas ante unas cámaras que no hacen ascos -nunca mejor dicho- a los planos de detalle. Megáfono en mano, estos profesionales de la salud anuncian su llegada a cada ciudad retando a los pobladores a que les planteen casos complicados, hediondos, inverosímiles... cuanto más sobrecogedores, mejor. Luego, con sus 'desafíos' ya postrados ante ellos en la camilla, ponen unas caras de asco de esas que cualquier médico sabe que debe evitar para no preocupar o atemorizar más al enfermo. Pero esto es la tele, señores. Aquí manda la audiencia. ¡Que más da que el pobre de la camilla esté padeciendo dolores inmensos y llore por su desgracia! Mientras haga buen share...

Ante programas como Cuerpos embarazosos uno se pregunta qué habrá llevado a ese chico con las axilas literalmente podridas a enseñarlas a miles de espectadores. Pero la auténtica cuestión importante es: ¿qué nos lleva a nosotros, al otro lado de la pantalla sentados en el sofá, a seguir mirando este manicomio de los horrores de la TDT?

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