La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El obispo puede decir misa... y lo que quiera en libertad

¿Por qué hay quienes ven una irrupción en campaña en las palabras lógicas, respetuosas y normales del prelado de Huelva?

El obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra

El obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra / M. G. (Huelva)

Siguen los motivos para las carcajadas en esta campaña electoral. Ahora resulta que es una barbaridad, una intromisión y una irrupción en la campaña que el obispo de Huelva plantee en la plática del domingo de Pentecostés la necesidad de que los católicos voten con responsabilidad, con conocimiento de los programas electorales y después de haber reflexionado. ¡Huy, qué grave! ¿Cómo se le ocurre a don Santiago expresarse con semejante mesura y libertad? No pasa nada si los políticos empuñan las varas doradas delante de los pasos de Semana Santa. Eso es participación en las manifestaciones populares con el eco de toda la prensa especializada, por supuesto. No pasa nada si los actores premiados en la Gala de los Goya lanzan proclamas contra los gobiernos de centro-derecha con la difusión de TVE, naturalmente. Eso es libertad de expresión, compromiso con la sociedad y sus problemas de cada momento. Si en el Carnaval de Cádiz le endiñan una y otra vez a los poderosos... es libertad, por supuesto. ¡Y que no falte!

Si Chaves da el primer golpe de gubia a la talla de un paso, si Rajoy visita la Basílica de la Macarena, si Moreno carga el trono de su hermandad de Málaga, si el Kichi cumple con el Nazareno de Cádiz... ¡Todo eso es natural, saludable e institucional! Pero los censores de guardia han visto una peligrosa irrupción de un obispo que ha realizado unas manifestaciones absolutamente lógicas, normales y respetables. No son ni noticia, pues hay que leerse los pronunciamientos que siempre hace la Conferencia Episcopal, o en este caso la entidad que agrupa a los obispos del Sur, cada vez que hay una consulta electoral.

La jerarquía eclesiástica, que puede meter el pinrel como cualquier otra organización, jamás pide el voto para un partido en particular por una sencilla razón:ningún programa político coincide al cien por cien con la doctrina de la Iglesia. El obispo de Huelva tiene el mismo derecho a la libertad de expresión que un premiado con un Goya. ¡Faltaría más! ¿A cuento de qué hay que censurarlo y ponerle límites? Es curioso cómo se les llena la boca a unos con la libertad, pero luego esconden verdaderos inquisidores. ¿Y qué problema había por estar retransmitida la misa por la cadena pública andaluza? Monseñor Gómez Sierra no pidió el voto para “las derechas” en ningún momento.

Apeló a esa necesaria reflexión que, además, debería ser obligada en todos los votantes con independencia de su ideología. Votar es un acto que debe ser efectuado con responsabilidad. Y que debe ser realizado con absoluta libertad. Algunos quieren que la fe sea vivida de puertas para adentro, salvo que maliciosamente puedan reducir el hecho religioso a mero folklore cultural, y todo quede recluido en el interior de la sacristía. No, hombre, no. Libertad para todos, como el café.

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