El papel más difícil para VOX

Más allá de la alternancia política, el 2-D pone en jaque la superioridad moral de la izquierda

05 de enero 2019 - 02:32

La trama andaluza está ya en el más que previsible nudo de la violencia machista, lo que evidencia el verdadero trasfondo del resultado del 2-D: la puesta en jaque por primera vez de la superioridad moral de la izquierda, lo cual es mucho más profundo que el desalojo de un partido que con toda legitimidad ha estado 37 años en el poder. El enredo a cuenta de las posiciones enfrentadas en el asunto de la violencia contra la mujer era de esperar y todo indica que se irá enconando. Unos tienen que defender lo obvio y entrar en una cuestión de matices que tiene poco éxito en el mundo del pensamiento ligero, la dictadura de lo políticamente correcto y el buenismo. Esto es, Vox tiene que defender que no es lo mismo la lucha contra la perversa ideología de género que la necesaria e incuestionable lucha contra la violencia machista. Otros, sobre todo Ciudadanos, equiparan interesadamente una y otra parcela por meras razones de cosmética política. Establecen razonamientos sencillos, maniqueos y simplistas para asimilar una fuerza política determinada al franquismo cavernícola, a una estética de coñac, palillo mordido y escupitajo en el serrín, para a partir de ahí tensar la cuerda, alejarse e intentar ocultar que tienen la compañera de baile andaluza menos apropiada (Vox) de cara a futuros comicios generales. Vox desempeña el papel mas difícil de la trama al intentar hacer valer una posición que atenta directamente contra esa superioridad moral de la izquierda que, nunca se olvide, acabó acomplejando al PP, incapaz de defender valores como la igualdad y los derechos de la mujer con sus propios enfoques. El PP, desalojado traumáticamente de la Moncloa tras el atentado del 11-M, se limitó a asumir los planteamientos de una izquierda que comenzó a radicalizarse con la llegada de Zapatero. De entonces vienen parte de sus males después de haber sido el gran partido de centroderecha donde convivieron las más diversas familias conservadoras. Andalucía, la última región en apostar por la alternancia política, es en cambio la primera comunidad donde veremos cómo se resuelve la embestida inicial contra el enfoque dogmático de una serie de valores que se han ido repitiendo como mantra, sin que interesara nunca atender ni voces críticas ni autorizadas, más allá de las oficiales debidamente repetidas a diario. Si así transcurre la trama de cara a la investidura del presidente, cabe imaginar que, en el mejor de los casos, la negociación de un presupuesto puede derivar en auténtico vodevil.

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