La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El reto de preparar la cabalgata de 2021

En el mejor de los casos tendrá que ir por grandes avenidas, con el público parcelado y repartirá muchos menos caramelos

Hace más calor estos días que cuando viene el Rey de España a las Tres Mil Viviendas. Todo el calor que le falta a don Felipe del Gobierno sibilino y temerario que preside Sánchez, lo recibió en su visita a Sevilla y nos lo dejó hasta hoy. Sus Majestades se llevaron nuestro calor, pero nos dejaron también una buena ración. Pues hace calor, pero toca hablar de la cabalgata. Porque ahora es cuando los grandes almacenes preparan la campaña de Navidad, se lían los mantecados en Estepa y el Ateneo remata el denominado cortejo de la ilusión. No se pierde la esperanza de que el 5 de enero puedan salir los reyes magos como siempre. De hecho, salir tienen que salir. La clave es cómo en la España de los rebrotes, en la Andalucía de la mascarilla obligatoria y en un mundo sin vacuna y sin antivirales. Como no sabemos qué ocurrirá en los próximos meses, el equipo de Alberto Máximo Pérez Calero, Manuel Sainz y Pedro Lissen no tienen más remedio que ponerse manos a la obra. Antes de agosto hay que dejar cerrada la lista de los personajes.

En Sevilla hay tela de personajes, como bien saben ustedes. Hay más personajes que estorninos en los árboles de la Plaza de Cuba. Pero los de la cabalgata del Ateneo son personajes especiales. Hay que negociar en privado con ellos cuando se está en los días de junio y julio, sacar el sable con habilidad y darles gloria bendita para que se sientan felices de aquí a la tarde de enero, porque mientras llega esa fecha hay que ir soltando los donativos. No es fácil pedirle al personal que piense en coronas, ropajes y mazapanes en este julio de pandemia. La cosa tiene mucho mérito.

En el mejor de los casos tendremos cabalgata, pero habremos de aceptar que con un recorrido mucho más largo para reducir el hacinamiento del público, un itinerario parcelado en función de criterios estrictos de seguridad y, por supuesto, muchísimos menos caramelos. De hecho hace años que sobran kilos de caramelos. No pasa nada porque se lancen menos, que después da pena contemplar tanta golosina aplastada en la vía pública. Los caramelos, o lo que sean finalmente, podrían ser tirados únicamente por los personajes principales. Y fíjense ustedes qué comodidad a la hora de apreciar la estética de las carrozas. Con el trabajo que se pega el gran Jesús Corral, director artístico del cortejo, resulta que te pasas la tarde protegiendo las gafas y mirando al suelo para recoger los caramelos, o para no pisar a una criatura que se te cuela entre las piernas. Seamos positivos, si la cabalgata tiene que ser necesariamente distinta en 2021 y se aproxima al modelo que sugerimos, estaremos menos eufóricos, pero bastante más cómodos. Que así sea.

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