Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
EL mercado interno no va a ser capaz, por sí solo, de aportar un crecimiento significativo a la economía española durante los próximos trimestres. El alto endeudamiento de las familias, el temor a un futuro que se presenta incierto porque no se ve con claridad la salida de la crisis y el elevado nivel de desempleo, trazan un panorama sombrío para el sector privado. Por el lado del sector público, las medidas de impulso del Gobierno se empezarán agotar en cuanto la expansión del gasto se frene con el objeto de reducir el déficit. Además, hay anunciada una subida del IVA para la segunda mitad del año.
Los países que, como España, están sufriendo con especial intensidad la crisis inmobiliaria y la reducción del crédito bancario, la orientación exterior para remontar la situación resulta fundamental, porque el mercado interno no va ser capaz de contribuir con solidez al restablecimiento de la situación económica.
El pasado año, el sector exterior de la economía española contribuyó positivamente al crecimiento (aunque éste fuera negativo globalmente) después de cinco años en que ha estado restando, no sumando. Pero la contribución se ha debido, sobre todo, por la fuerte contracción de las importaciones. Lo que el país necesita es que sea el aumento de las exportaciones lo que contribuya positivamente.
Esta semana, hemos conocido que el presupuesto del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) se ha reducido en un 20%. Esta medida es justamente la contraria de la que se necesita. Es vital que se abran nuevos mercados para las empresas españolas en el exterior, porque podrían ser la palanca más potente para la recuperación.
A pesar de los avances realizados, todavía hay mucho trecho que recorrer. Valgan unas cifras. El Reino Unido e Italia tienen un PIB algo superior al 50% del de España, sin embargo, las exportaciones duplican a las españolas, mostrando, en consecuencia, una extroversión mucho mayor.
El recorte del presupuesto del ICEX no se da precisamente en un entorno de abundancia. Siguiendo con el ejemplo de los países señalados, el servicio exterior británico cuenta con 4.000 diplomáticos; en España apenas llegan a 1.000, incluyendo, en ambos casos, los técnicos comerciales del Estado, que son los encargados de facilitar a las empresas la apertura de nuevos mercados de exportación.
Queda claro, con las cifras anteriores, que este país necesita un considerable refuerzo del apoyo que presta a la internacionalización de las empresas. No podemos pretender contar con un sector exterior como el británico, cuando sólo disfrutamos de la cuarta parte de apoyo público.
Como está ocurriendo con otros temas -ya hay una licencia de caza común a seis comunidades autónomas para que no se vuelva a repetir el lamentable, pero significativo, olvido del ex ministro Bermejo- resulta urgente una coordinación efectiva de las acciones de promoción exterior de las comunidades autónomas con el Gobierno central. En una época de crisis, con recursos tan escasos, la utilización eficiente de los mismos resulta clave para conseguir el mejor rendimiento de los mismos.
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