El sofá blanqueador de la Moncloa

La aldaba

Hiere a los sentidos el protagonismo activo de Bildu con Sánchez en en los salones de la residencia oficial del presidente

La desfachatez de Miriam Nogueras

El tufo del sanchismo asfixia al PSOE

Pedro Sánchez con la portavoz de Bildu en el Palacio de la Moncloa esta semana.
Pedro Sánchez con la portavoz de Bildu en el Palacio de la Moncloa esta semana. / Agencias

21 de junio 2025 - 04:00

Los legatarios de ETA blanqueados en los sofás albos de la Moncloa. Qué fotografía más perfecta hemos visto esta semana. Una prueba irrefutable de hasta qué punto Pedro Sánchez se ha rebajado con tal de alcanzar y mantenerse en el poder. Bildu es el socio más callado del pacto de investidura, del que nunca supimos negro sobre blanco cuál era el pago por sus votos. Han conseguido que quienes exigen respeto y memoria por las víctimas parezcan rencorosos frente a los adanistas del nuevo tiempo de la convivencia, la normalización, la paz y blablablá. Bildu en la ronda de entrevistas con el presidente del Gobierno en su residencia oficial. Bildu con protagonismo activo en el momento más delicado del jefe del Ejecutivo. Han logrado también que todo el que se niegue a olvidar sin justicia sea tildado de extrema derecha, fascista y reaccionario. Nada más lejos. Se trata de denunciar que no se puede avanzar de verdad sin que se cumplan una serie de condiciones: la petición e perdón, la ayuda en la investigación de tantísimos asesinatos sin resolver y la necesaria indemnización. Esas asignaturas estarán siempre pendientes en la política española. Los legatarios de la banda terrorista han entrado en las instituciones por la vía democrática, lo que no exime de exigir el cumplimiento de esos tres requisitos para una plena normalización. Ni priva de que sintamos náuseas de ver a sus altos representantes en los salones de la Moncloa con toda naturalidad. Conviene repetir con frecuencia que las víctimas nunca molestan, chirrían los beneficios penitenciarios, duelen los calificativos de presos políticos y es descorazonador presenciar el encuentro celebrado en la Moncloa por mucho que ya tuviéramos claro que Bildu es uno de los pedestales decisivos del Gobierno.

Nunca es una buena noticia que Bildu tenga tanta notoriedad ni que siga prestando su aval al Ejecutivo. El juego democrático, la cultura de los pactos, el deseable entendimiento entre formaciones políticas y el siempre necesario consenso en asuntos de interés general no puede incluir con toda naturalidad a un partido que se enorgullece del pasado de ETA, por mucho que haya acomplejados y afectados del buenismo que nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino. La convivencia, la normalización, la integración y todo el discurso que nos venden con frecuencia no puede ser nunca a costa de silenciar a quienes siguen clamando por la memoria, la justicia y la dignidad. ETA ya no mata, pero las heridas no están cicatrizadas. Están ahí. Aunque hay quienes prefieran no mirar.

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