Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
EL contador suena a Emasesa, la empresa metropolitana que gestiona el ciclo integral del agua que lleva años con la barrila sobre la importancia de instalar contadores individuales. Y el tío del contador es el que llama a mediodía al portero electrónico para que se le abra el portal, vea cuánto se ha chupado usted de luz y le mande una factura de las que provoca un sopitipando. Agua y luz, suministros básicos para la vida cotidiana. Y ahora el contador es el que ha puesto Don Bourrellier para que sepamos cuántos nazarenos, penitentes, personas y hasta "sujetos" llevan las cofradías, según la terminología empleada en tan sesudos informes. ¿De verdad de la buena que Don Bourrellier sabe ya cuantísimos "sujetos" van en las cofradías como truenos vestidos de nazarenos? Me extraña. Lo del conteo, que suena a contador de la luz y del agua, pero también a mamoneo, debe ser otro suministro básico, basiquísimo para las mentes reblancedidas con estas calores.
ESE BALCÓN... ¿Saben ustedes que el tío del contador ha trabajado toda la Semana Santa desde el balcón del despacho profesional del ex presidente, Adolfo Arenas? Sí, el que dimitió por no aguantar lo inaguantable. Sí, el que se fue solo en el taxi a su casa. Y eso que en el taxi cabían los tres cargos generales que siguen en el sillón gracias a su dedo. Y eso que las organizaciones de consumidores recomiendan coger los taxis entre cuatro para ahorrar costes y evitar más tráfico rodado. Sí, el que miró para atrás y vio a sus consejeros dormidos cual apóstoles. Sí, el que sigue siendo generoso con la institución pese a todo. Dios, qué buena oveja si tuviera...
REDUCCIONISMO Hubo una vez que el Consejo de Cofradías redujo la Semana Santa a espectáculo cultural ante la ventanilla de la todopoderosa Hacienda con tal de conseguir un IVA rebajado de las sillas y palcos de la carrera oficial, cuando aún no estaba tramitada la exención del impuesto vía Javié (Arenas). El actual equipo del Consejo ha reducido la Semana Santa a números. Locos por los números, locos como el Conde Draco de Barrio Sésamo, antes con el tonto del contador (un voluntario que ya hizo esta tarea hace unos años demostrando eso de que hay gente pa tó) y ahora por medio de una empresa especializada en el ramo (de olivo). Ni el mayor enemigo de la Semana Santa consigue la campaña de desprestigio y cosificación de la fiesta más hermosa de la ciudad que se ha hecho esta semana desde las mismas entrañas oficiales de las cofradías. El cofraderío ha quedado a la altura del betún, como tontos de las tardes libres que en su exceso de ocio siguen dándole vueltas al reloj, los minutos y la velocidad de paso de los nazarenos.
LA LLAVE. Lo mejor de todo fue cuando el presidente, Don Bourrellier, dijo que ya estaban los informes listos, que todo era confidencial y que el dossier completo lo tenía guardado bajo llave. A los dos días de aquella proclama, este periódico publicaba el informe de mayor interés del tío del contador: el de la Madrugada. Y después han ido saliendo todos. ¡Esa llave, señor presidente, debía ser más inútil que la del candado de una bici BH! La estrategia de comunicación ha sido del TBO. Haga usted un pleno de hermanos mayores, entregue los informes a cada hermano mayor y a su término convoque a los medios de comunicación para dar a conocer todos y cada uno de los resultados del tío del contador. Y no que el oscurantismo pueril ha servido para exhibir durante toda una semana y por capítulos la trastienda logística de una fiesta que merece más tacto.
LOS OLVIDOS En los sesudos informes no se han contado la de curas con clerygman que aprovechan la publicidad de su condición en la vestimenta para cangrejear delante de los pasos, con lo que los cangrejeros ralentizan la marcha, ¿verdad?; la de señores del Consejo que recorren las cofradías entre las filas de los nazarenos, la de hermanos mayores, tenientes y otros mindundis de oficiales que también cangrejean aprovechando sus amistades con los cargos de la cofradía. Tampoco se han contado los poquísimos curas que van donde tienen que ir en una cofradía, presidiendo el cortejo litúrgico detrás del paso. ¿Y el tío del carro? ¿Se ha contabilizado al tío del carro o se le sigue marginando cual mantecado de limón?
Y MÁS... ¿Por qué no se cuentan las sillitas de los chinos? Anda, Don Bourrellier, ahí hay tarea. ¿No hubo un tonto (que yo conozco bien) que contó los veladores que colmatan las calles del centro? Pues cuenten cuántas sillas de los chinos hay en Tetuán, Velázquez, Gamazo, Imagen , Laraña, etcétera. Ea, a contar. Y contraten a un tío que cuente las veces que se oye en Semana Santa eso de por aquí no pasa nadie más, cierra ahí que no se no cuele más gente o yo no me muevo que llevo dos horas esperando a la Virgen. ¿O por qué no cuentan cuantísimos dirigentes cofradieros acuden al despacho de abogados de la calle Tomás de Ybarra a que les saquen las castañas del fuego en los pleitos con Hacienda, las bandas de música o los escultores? A la hora de la verdad, cuando Santa Bárbara despliega los decibelios, nadie va al Consejo -institución cuya heráldica debía estar presidida por una silla y un cronómetro- sino al alemán de guardia
CODA. No se me enfade usted, Don Bourrellier, que hay quien defendió en tiempos antiguos que la sabiduría está en los números. Y mejor es Don Bourrellier que lo que se avecina tras Don Bourrellier... ¡Larga vida a Don Bourrellier en el sillón de San Gregorio! Que dicen que se avecina la tecnocracia que rezuma su medio pelo revestida de piel de oveja. Ojú, qué miedo. Yo me monto en el taxi de Adolfo Arenas y así lo pagamos a medias. Y si va Andrés Martín, ya somos tres a repartir la carrera. ¿Qué dirección lleva usted, don Adolfo, que me subo ahora mismito?
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