El respeto es la consideración con que se trata a una persona en una situación o circunstancia y lleva a acatar lo que ésta dice o establece.

Teniendo en cuenta esta premisa, paso a contarles lo presenciado el otro día.

Me subo a un autobús de Tussam y, aparte de observar que va lleno de gente, cosa que tras los rebrotes del covid-19 que están surgiendo, no logro entender cómo no se vuelven a establecer las mismas medidas de seguridad del comienzo de la pandemia, veo a mitad del recorrido que una pareja no lleva mascarilla.

Una señora, con educación, les interpela a ponérsela y, como si la cosa no fuese con ellos, se ríen y miran para otro lado. Me bajé en la siguiente parada y no hace falta adivinar qué ocurriría posteriormente, salvo que la señora o alguien del autobús acudieran al conductor para que, siendo la autoridad competente en ese momento, compeliese a ambos a ponérsela.

Hoy lo comento con unas amigas y una de ellas me dice que el otro día también en el autobús ella presenció algo similar con otra pareja y tuvo que intervenir el conductor e informarles que, si no se ponían la mascarilla, se tenían que bajar en ese momento. Estuvieron durante un rato “toreándole”, hasta que en un semáforo, el conductor les obligó finalmente a bajarse del autobús.

Ellos se bajaron y, cuando se cerraron las puertas, le hicieron un gesto ofensivo al conductor.

¿Qué está pasando en nuestra sociedad? ¿Y los valores que nos transmitieron nuestros mayores y la escuela?...

Un país es su Educación, con mayúsculas.

Si no mantenemos el respeto en las familias y en la escuela, mal empezamos y todo irá a peor, sin duda alguna.

Padres que no respetan a sus hijos, hijos que no respetan a sus padres y mayores, profesores que no respetan a sus alumnos y viceversa. Políticos que dan un espectáculo bochornoso desde las tribunas…

Se percibe miedo en el ambiente por decir las cosas claras y con educación y cuando una sociedad manifiesta miedo y que no se le respeta, algo malo se vislumbra en el horizonte…