El pasado 25 de septiembre se publicó en este Diario la carta de una estudiante de grado que exponía una queja sobre el funcionamiento del Decanato de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pablo de Olavide, en concreto en relación con una incidencia en su “automatrícula” que le impedía matricularse en el Trabajo de Fin de Grado para completar sus estudios. Sin embargo, la citada estudiante no cursa ningún grado de la Facultad de Humanidades.

Desde este Decanato ya se le había hecho saber en distintas comunicaciones previas (desde el 17 de septiembre) algo que cualquier estudiante de último curso debería conocer: en qué Facultad estudia, para que pudiera cursar su incidencia a través de los canales adecuados. El Decanato de su Facultad, de hecho, contactó con ella y solucionó su problema.

En cualquier caso, y para tranquilidad del estudiantado de la Facultad y de la sociedad en general, existen múltiples vías a disposición del alumnado para la solución de las posibles incidencias que un proceso automatizado como la matrícula electrónica puede generar, desde los más personales (como el correo electrónico y el teléfono del Decanato o la comunicación a la Delegación de Estudiantes) a los administrativos (como instancias y buzones de incidencias o de consultas).

Las posibles incidencias de la matrícula se solventan por dichos cauces todos los años. Desde nuestro compromiso con el servicio público y con los estudiantes, a los que nos debemos, trabajamos para resolver, siempre que esté en nuestra mano, cualquier problema administrativo que pueda afectar al desarrollo de sus estudios.

Nuestra responsabilidad es gestionar los recursos públicos con equidad y eficiencia, pero es fundamental que las personas que reciben educación superior también conozcan cómo se solucionan los problemas administrativos, un aprendizaje que necesitarán poner en práctica a lo largo de toda su vida.