Camino de Santiago desde Sevilla | Etapa 1 de la Vía de la Plata: Sevilla-Guillena

Etapa 1

Este sello ante la Puerta de San Miguel de la Catedral marca el inicio de la Vía de la Plata.
Este sello ante la Puerta de San Miguel de la Catedral marca el inicio de la Vía de la Plata. / Emilio J. De Los Santos

Ficha

Ruta lineal.

Distancia: 22,7 km

Dificultad: Fácil

Inicio: Sevilla

Final: Guillena

Poblaciones que atraviesa: Sevilla, Camas, Santiponce, Guillena

Estrenamos este Camino con una etapa un poco ajetreada, en tanto que hay que salir de una ciudad grande y atravesar varias poblaciones próximas. Todo esto implica mucho tráfico y largos tramos por asfalto. Su último tercio, en cambio, es el más tranquilo, aunque hay que tener cuidado si el sol aprieta, ya que no hay ninguna sombra. A pesar de estas pegas, el recorrido nos dará la oportunidad de conocer varios lugares de gran interés patrimonial.

Partimos de la Catedral de Sevilla. La primera señal del camino se sitúa en el suelo ante la Puerta de San Miguel. En la capital hispalense, el trazado discurre por la Avenida de la Constitución, gira a la izquierda en García de Vinuesa, dobla en la derecha en la calle Jimios para avanzar a continuación por Zaragoza hasta Reyes Católicos. Aquí vira a la izquierda buscando el Puente de Triana. Al otro lado de la Dársena de Alfonso XIII, vuelve a tomar la derecha por la calle Castilla. Tras visitar la Basílica del Cachorro, sube unas escaleras hasta la Avenida Carlos III. Así salimos de la ciudad buscando el Puente de la Señorita. Por él se pasa el curso real del río Guadalquivir.

Una señal colocada en El Arenal, en la esquina del Restaurante Enrique Becerra.
Una señal colocada en El Arenal, en la esquina del Restaurante Enrique Becerra. / Emilio J. De los Santos

Ahora tendremos dos opciones bastante diferentes. Se puede seguir hasta Camas, por un entorno mucho más urbano. Cruzado el puente de antes, avanzamos de frente, superamos por abajo el viaducto de la A-66 y entramos en la localidad camera por la avenida Clara Campoamor. Por la calle La Montaña, llegamos a una amplia glorieta. Enfilamos la calle José Payán hasta la Plaza de la Constitución. Sin desviarnos, andamos por las calles Santa María de Gracia y Mercedes de Velilla hasta otra rotonda muy grande. De frente, tomamos la Avenida de Extremadura para atravesar un concurrido polígono industrial que nos acompañará hasta las afueras de Santiponce.

Saliendo de Sevilla por el Puente de la Señorita y dejando atrás la Torre Sevilla.
Saliendo de Sevilla por el Puente de la Señorita y dejando atrás la Torre Sevilla. / Emilio J. de los Santos

La otra alternativa es más tranquila. Al salir de Sevilla y pasar el Puente de la Señorita, se puede girar a la derecha, bajar el terraplén y tomar el Cordel del Alamillo junto a la margen derecha del Guadalquivir. De esta forma se evita el tráfico que hay en Camas. Por tierra, iremos muy cerca del río un trecho antes de adentrarnos en busca de Santiponce. Pasamos ante el Cortijo de Gamboaz y bajo los viaductos de la SE-30, del Metro y de la A-66. Volvemos al asfalto junto a la instalación de la Federación de Tiro Olímpico de Sevilla, avanzamos ante el Cortijo Mi Ranchito y conectamos con la otra variante de esta etapa en la gasolinera que hay a las afueras de la localidad poncina.

San Isidoro del Campo visto desde el Camino
San Isidoro del Campo visto desde el Camino / E.S.B.

En la estación de servicio, nos colocamos en la acera para caminar por la larga Avenida de Extremadura. No nos apartamos de ella. Nos mostrará el Monasterio de San Isidoro del Campo, primer monumento en conseguir el título de Conjunto Histórico-Artístico de interés nacional de la provincia de Sevilla. Data del siglo XIV y merece la pena dedicarle un tiempo para admirar salas que tiene practicables.

Las ruinas de Itálica, en Santiponce.
Las ruinas de Itálica, en Santiponce. / Emilio J. de los Santos

Siguiendo la Avenida de Extremadura, llegamos también a Itálica, en el límite del municipio. Esta ciudad romana, que se fundó en el 206 a.C. y fue cuna de dos importantes emperadores (Trajano y puede que Adriano), también merece una visita: su anfiteatro, termas, acueductos y algunas casas están muy bien conservadas, con algunos mosaicos en perfecto estado.

El arroyo de Los Molinos, gran obstáculo antes de llegar a Guillena.
El arroyo de Los Molinos, gran obstáculo antes de llegar a Guillena. / E.S.B.

El camino prosigue por la interminable Avenida de Extremadura hasta convertirse en la carretera de la Algaba (A-8078). Tras varias naves industriales, llega a otra rotonda que hace de intersección con la N-630. Con mucha precaución, buscamos la tercera salida para pasar bajo la autovía A-66. Justo después del viaducto, nos desviamos a la izquierda por un carril y así despedirnos del tráfico durante un rato.

Un peregrino avanza rumbo a Guillena.
Un peregrino avanza rumbo a Guillena. / Emilio J. de los Santos

Una interminable recta de más de 7 kilómetros nos dejará a la entrada de Guillena. En toda esta distancia, los únicos obstáculos que encontraremos serán el arroyo de Los Molinos, que hay que vadear, y el fango en las proximidades del final de la etapa, especialmente cuando llueve.

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