El análisis comarcal del padrón

La Sevilla vacía: la pandemia frena la sangría poblacional

  • Sólo 10 de los 44 municipios que en 2020 tenían menos de 5.000 habitantes han perdido vecinos

  • El padrón crece en localidades alejadas como las de Sierra Morena

  • La Sevilla menguante

Una calle de El Castillo de las Guardas, que ha subido en población durante la pandemia.

Una calle de El Castillo de las Guardas, que ha subido en población durante la pandemia. / Juan Carlos Muñoz

La Sevilla vacía que tantos titulares ha generado los últimos años frena su sangría poblacional. Aunque aún resulta pronto para calibrar las consecuencias definitivas que tendrá la pandemia del Covid-19 en el padrón municipal, lo cierto es que las localidades con menor número de habitantes lejos de seguir mermando en las cifras que cada año, por estas fechas, publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) las han aumentado. Habrá que esperar más tiempo para saber si dicha tendencia es meramente coyuntural o se consolida en los próximos ejercicios. Pero lo cierto es que en este balance hay un dato incontestable: de los 44 municipios que a 1 de enero de 2020 registraban menos de 5.000 residentes, un año después 34 han ganado en vecinos empadronados.

El análisis global del padrón municipal en toda la provincia de Sevilla –más allá de lo ocurrido en la capital hispalense– arroja un dato que confirma la pérdida poblacional que se inició años atrás. En todo su conjunto, la provincia ha perdido en un ejercicio 2.367 residentes, una bajada que es fácilmente explicable, principalmente, por el descenso de la natalidad que se inició con la crisis económica de 2008 y que no parece que, por ahora, vaya a detenerse. Pero también obedece a otros factores, como la falta de oportunidades laborales, especialmente para las generaciones más jóvenes, que marchan a otras zonas de España e, incluso, del extranjero para labrarse un futuro.

Esta merma contrasta con la tendencia alcista de la provincia malagueña, que durante 2020 (el año en que estalló la pandemia del coronavirus) ganó casi 15.000 habitantes y ello, pese a que también su tasa de natalidad es negativa. ¿A qué obedece ese incremento que contrasta con el resto de Andalucía? Pues a los flujos migratorios positivos, es decir, a la población que se empadrona en sus municipios atraída por las ofertas de empleo.

Entrenúcleos, zona de expansión de Dos Hermanas. Entrenúcleos, zona de expansión de Dos Hermanas.

Entrenúcleos, zona de expansión de Dos Hermanas. / Juan Carlos Muñoz

Más allá de este análisis global, los datos del INE permiten realizar un estudio pormenorizado de los cambios demográficos, producidos en esta ocasión durante un ejercicio que abrió una nueva época en el siglo XXI, a raíz de la crisis sanitaria. Una situación que provocó que muchos sevillanos regresaran a sus localidades de origen o que bastantes personas buscaran la calidad de vida que ofrecen los pueblos ante la implantación del teletrabajo como medida preventiva frente al coronavirus.

A comienzos de 2020 en la provincia sevillana había 44 municipios cuya población no superaba los 5.000 habitantes. Es lo que se conoce como la Sevilla vacía, debido a la despoblación que llevan sufriendo desde hace más de una década. Aunque la gran mayoría continúa dentro de este margen, muchos de ellos han experimentado variaciones al alza durante ese ejercicio que, aunque no demasiado importantes, sí resultan significativas.

Dentro de este grupo, las únicas localidades donde la tendencia ha resultado negativa son Aguadulce, Castilleja del Campo, El Coronil, Gilena, Guadalcanal, Martín de la Jara, Las Navas de la Concepción, El Palmar de Troya, Pruna y Villanueva de San Juan. Se trata de pueblos que en su mayoría se concentran en las zonas más alejadas de la capital –Sierra Morena y Sierra Sur–, las que más han sufrido esa sangría poblacional. Un análisis por cada comarca permite comprobar al detalle estos movimientos demográficos marcados por el Covid:

Sierra Morena

Sigue sufriendo los estragos de la despoblación, algo que se observa en varios de los municipios antes citados. Frente a ellos, debe destacarse los casos de Alanís, El Pedroso (que gana 30 habitantes), San Nicolás del Puerto o Cazalla de la Sierra, que en un año ha aumentado su padrón en 68 residentes.

El caso más destacable de esta comarca lo constituye, sin duda, Castilblanco de los Arroyos, localidad que en un solo ejercicio ha pasado de contar con 4.899 a 5.059 empadronados, esto es, 160 habitantes más. Dicho crecimiento (que porcentualmente se traduce en un 3,27% más de población) obedece a varias causas. Una de ellas es que se trata de la localidad de la Sierra Norte más cercana a la capital, pues es uno de los primeros pueblos de esta zona y mejor comunicados. A este importante repunte también han contribuido las últimas urbanizaciones que se han construido, lo que supone una de las mayores extensioines de Andalucía.

Corredor de la Plata

Aunque cercana a Sierra Morena y sufriendo también los efectos de la despoblación, el hecho de que esté atravesada por la A-66, que une el sur y norte de España, permite que estas consecuencias no sean tan graves y que, incluso, algunos de sus municipios ganen en número de habitantes.

Es lo que ocurre, por ejemplo, en Gerena, que aumenta su padrón con 66 habitantes, o Guillena, que supera la barrera de los 13.000 al incorporar 151 residentes, uno de los incrementos más importantes en el padrón de la provincia y que se debe, en buena medida, a la puesta en funcionamiento de polígonos industriales que han atraído a muchas empresas a esta localidad.

Una plaza de El Castillo de las Guardas. Una plaza de El Castillo de las Guardas.

Una plaza de El Castillo de las Guardas. / Juan Carlos Muñoz

Tampoco debe dejarse en el olvido las subidas demogáficas registradas en localidades de menor población como Almadén de la Plata, El Castillo de las Guardas (donde se ha llegado 1.512 vecinos en el año de la pandemia tras incorporar 44 residentes), El Garrobo y El Madroño (que logra alcanzar los 300 habitantes).

La Sierra Sur

Como en la comarca anterior, la cercanía a la A-92, que atraviesa Andalucía de oriente a occidente, ha frenado la sangría poblacional de muchos de sus municipios, especialmente los más próximos a la autovía. Sin embargo, esta circunstancia y la pandemia no han impedido que varias localidades (entre ellas las antes citadas) hayan perdido residentes en el último padrón. Caso destacable es el de Morón de la Frontera, localidad considerada la capital de la Sierra Sur, que ha dejado de contar con medio centenar de empadronados, o de Estepa, otro municipio importante de la comarca. Y ello, pese a su sólida industria del mantecado.

En el lado opuesto se encuentran Algámitas, Badolatosa, Coripe, Los Corrales, Lantejuela, Lora de Estepa, Marinaleda o La Roda de Andalucía, donde, aunque en reducidas cifras, la población ha aumentado.

El Bajo Guadalquivir

También aquí ha de mencionarse la influencia de una vía de comunicación, la AP-4, libre de peajes desde el 1 de enero de 2020. Sus tres municipios más importantes han registrado subidas demográficas en el reciente padrón. Los Palacios lo ha hecho con 130 habitantes más, mientras que en Utrera este crecimiento se la logrado tras incorporar una cifra nada despreciable de 183 vecinos.

No debe quedarse atrás tampoco Lebrija, que ha incrementado la lista de empadronados con 38 residentes, un número a tener en cuenta si se atiende a que es un municipio ya fronterizo con la provincia gaditana y alejado de la capital sevillana.

La Vega

En esta comarca ha señalarse el aumento poblacional de La Rinconada, uno de los municipios con mayor peso industrial de Andalucía. En el último padrón ha ganado 142 habitantes, por lo que vuelve a situarse en las cifras del 1 de enero de 2019, tras la pérdida demográfica de ese año, que redujo el número de empadronados a 38.548. El año de la pandemia, por tanto, lejos de menguar ha permitido recuperar población.

Nodo logístico en La Rinconada. Nodo logístico en La Rinconada.

Nodo logístico en La Rinconada. / D. S.

En otras localidades más alejadas de la capital, como Lora del Río, el saldo de 2020 es negativo, al menguar su población en medico centenar de residentes.

La Campiña

Como se ha apuntado antes, la cercanía con la capital es un factor determinante en el crecimiento demográfico. Así sucede en el caso de Carmona, que gana 295 residentes (una de las subidas más importantes) o Mairena del Alcor, con 197 habitantes más. Ambas localidades se sitúan en lo que se considera un segundo cinturón metropolitano.

En zonas más alejadas el comportamiento es dispar. Por un lado, en pequeños municipios como la Luisiana o Cañada Rosal se perciben aumentos significativos en el padrón, pero, por contra, en una ciudad como Écija el resultado es negativo, con 55 residentes menos.

El Aljarafe

No hay un dato general que sirva para determinar un movimiento demográfico que afecte a esta amplia comarca. Ni siquiera por cercanía a la capital. De esta forma, en la primera corona hay localidades como Tomares y Castilleja de la Cuesta que pierden población, mientras que a pocos kilómetros Mairena de Aljarafe y San Juan de Aznalfarache la ganan. Esta última localidad ha logrado uno de los crecimientos más importantes del padrón: 314 residentes más en un año.

Más alejados de Sevilla hay municipios como Albaida del Aljarafe, Carrión de los Céspedes, Castilleja del Campo, Huévar o Villamanrique de la Condesa que también suben en población. Un dato a tener en cuenta aquí es la puesta en funcionamiento del tramo de la SE-40 que beneficia a buena parte de esta comarca, convertida desde hace tiempo en zona de residencia de muchos vecinos que nacieron en la capital y emigraron a los pueblos.

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