Málaga

El jeque que revolucionó Málaga

  • En un año marcado por la crisis y la austeridad en las Administraciones, la llegada de Al-Thani ha supuesto un soplo de esperanza e ilusión

Ángel Recio

Ningún malagueño había oído nunca hablar del jeque qatarí Abdullah Al Thani pero ahora es el personaje estrella de la provincia. Todo comenzó el 25 de junio de 2010 cuando, tras unas semanas de rumores, el multimillonario árabe se presentó en La Rosaleda y anunció, junto a Fernando Sanz, la compra del Málaga C.F por 36 millones de euros, incluyendo la deuda que tenía el club. Un golpe de efecto en las mismas puertas del verano que destapó la ilusión de miles de aficionados, que corrieron a sacarse el carné para la siguiente temporada, y que se empezó a concretar en la firma de cerca de una decena de jugadores por 17 millones de euros, unas cantidades que no se habían escuchado antes en estos lares. La temporada arrancó mal y en Navidad incorporó nuevos fichajes de la talla de Baptista o De Michelis, entre otros.

El Málaga CF era el escaparate perfecto pero el jeque no solo venía por el fútbol. De hecho, apenas dos días después de su puesta de largo oficial se reunió con la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz. Solo trascendió que Al Thani mostró interés en hacer “una importante inversión” en este municipio y que “España es nuestro objetivo empresarial”, pero poco más. La noticia corrió como la pólvora y se empezó a apuntar que la intención del jeque era ampliar el puerto deportivo de La Bajadilla, un proyecto que la Junta de Andalucía quería realizar mediante una colaboración público-privada y que supondría una inversión de 70 millones de euros. Esa nueva instalación sería un revulsivo para la economía marbellí ya que plantea triplicar el número de amarres e incluir una nueva superficie comercial. A Al Thani se le atribuye una inmensa fortuna que nadie sabe descifrar exactamente. Se habla que tiene caballos de pura raza que cuestan 80 millones de euros cada uno, se ha visto a sus asesores con coches de lujo... Es vicepresidente del Banco de Doha y se afirma que dirige las riendas de un conglomerado de empresas que opera en una treintena de países y que cuenta con unos 3.000 empleados. Esas referencias le han abierto todas las puertas hasta el punto que, en apenas unas semanas, se reunió con el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, en Sevilla (presumiblemente para hablar sobre el proyecto de La Bajadilla, aunque no se quiso facilitar ninguna información al respecto), con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y hasta con el lehendakari vasco Patxi López. A finales de año el jeque volvió a ser noticia por motivos extradeportivos.

Al Thani se ofreció a comprar el estadio de La Rosaleda a sus tres propietarios -el Ayuntamiento de Málaga, la Diputación y la Junta de Andalucía- con el objetivo de crear un nuevo y moderno campo de fútbol acompañado de una ciudad deportiva que incluyera un complejo hotelero y otro de ocio. Todo estaba en una fase embrionaria pero la inversión total podría rondar los 300 millones de euros. Dentro del mutismo habitual que han marcado las reuniones con Al Thani, se especuló que el jeque derrumbaría el actual estadio y se quedaría con el suelo, que en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de la capital aparece como residencial y terciario y en el que se estima que se podrán construir unas 421 viviendas. En un año marcado por la crisis y la austeridad de las Administraciones, la llegada de Al Thani ha supuesto un soplo de esperanza e ilusión. Trae dinero fresco en un momento en el que es más que necesario.

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