Betis

La Copa de Joaquín, el plan de Pellegrini

  • El portuense, inseparable del trofeo , cumple el sueño de su regreso al Betis y anuncia su renovación

  • El 'Ingeniero' alcanza la gloria pero su ambición sigue apuntando más alto

Pellegrini junto a Joaquín, en el momento que anuncia su renovación.

Pellegrini junto a Joaquín, en el momento que anuncia su renovación. / José Ángel García

El tercer título de Copa del Rey del Betis tiene múltiples protagonistas. Desde jugadores a cuerpo técnico y consejo de administración. Pero los nombres propios responden a Joaquín Sánchez Rodríguez y Manuel Pellegrini Ripamonti. El capitán, líder espiritual del beticismo, cumplió ese sueño que tenía cuando regresó al Betis en 2015; el entrenador culminó con la gloria la primera parte de su plan, pero quiere más.

Ni los nervios de las horas previas, según confesó el propio Joaquín a sus más íntimos, ni la responsabilidad que asumió cuando salió al césped pudieron con el portuense. Como referente del vestuario se sumó a la tanda de penaltis pese a no tratarse de su especialidad y que incluso algún recuerdo amargo apareciera en su cabeza. "Me recordó al penalti de Corea, aunque lo tiro más ajustado. He ido confiado y positivo, lo importante es que entró", señaló el portuense. Exultante y en éxtasis, el trofeo de la Copa del Rey, la segunda que consigue con el Betis y que lo eleva a los altares, se convirtió en una extensión más de Joaquín, que fue el último en salir del vestuario con el galardón en sus manos.

"Es un privilegio formar parte de la historia del Betis, es un orgullo disfrutar de estos momentos. En mi vuelta lo dije, tenía en mente esto. Es bonito que de alguna manera te conviertas en historia de club con lo que has hecho tú. Eso te hace enormemente especial", expresó Joaquín.

Joaquín y Pellegrini, en el balcón del Ayuntamiento. Joaquín y Pellegrini, en el balcón del Ayuntamiento.

Joaquín y Pellegrini, en el balcón del Ayuntamiento. / Antonio Pizarro

Si fue líder en la caseta y en el césped, también en la celebración. En la parte delantera del autobús, con la copa a su lado y golpeando los cristales. Así salió Joaquín de La Cartuja, un estadio que ya forma parte de la memoria del Betis. Luego, ya en la nocturnidad, el capitán siguió siendo el alma de la fiesta. No podía ser menos. La finta y el sprint, pero también el Malecón. Genio y figura, 17 años después, otra vez saliendo campeón con su Betis.

"Esta afición representa una manera de senti y vivir, unas formas que traspasan fronteras. Llega a los corazones de mucha gente, sin saber lo que es el Betis se enamoran. Por noches como ésta o por momentos difíciles que llevamos a la espalda. No somos mejores ni peores, pero tenemos un algo, una pasión de acariciar las cosas diferente. Eso es el Betis y así lo sentimos. Queríamos que vivieran una noche mágica", incidió el capitán.

Joaquín es manteado por sus compañeros. Joaquín es manteado por sus compañeros.

Joaquín es manteado por sus compañeros. / José Angel García (Sevilla)

Menos expresivo pero igual de satisfecho estaba Pellegrini, el gran patrón de la nave verdiblanca. Desde el primer día de la temporada marcó el rumbo al vestuario, con su mensaje de ambición y de justicia. El chileno también se resiste al final de su extensa trayectoria y quiere más. Ganar un título en España era una cuenta pendiente y el Betis su destino. Iriondo, Serra Ferrer y Pellegrini, la trilogía de campeones de Copa en verdiblanco. La siguiente parada del trayecto ya la tiene marcada. Será esta temporada, con la pelea por la Champions, o la próxima, con nuevos retos europeos ya garantizados en la Liga Europa. "El objetivo es disfrutar día y noche y lunes, pero meternos en el trabajo y seguir peleando por la Champions hasta que las matemáticas nos den", comentó Pellegrini, que se quedó impactado con las imágenes que vivió desde la salida del hotel de concentración: "Desde que salimos hacia el estadio sabía que era difícil perder, con la exigencia y convencimiento no era casualidad de por qué estábamos en la final. Se dio el título de la manera más dramática, pero tiene todo el valor".

El fútbol los juntó una década después. De Málaga a Sevilla. De la Rosaleda al Benito Villamarín. Joaquín, el capitán, el que venía a retirarse y que sigue ejerciendo su maestría siete años después de su regreso. Manuel, el entrenador que le ha vuelto a cambiar la vida al Betis. Pero aguarden, aún hay más.

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