Betis | La celebración de la Copa del Rey

La Copa del beticismo

El autobús del Betis avanza por una Avenida de la Constitución llena de aficionados. / Antonio Pizarro

De padres a hijos, de abuelos a nietos. Una pasión llamada Betis. Ese lema que representa el amor a unos colores se ejemplificó por las calles de Sevilla. Desde el Benito Villamarín a la Plaza Nueva, el Betis se dio un baño de masas con miles de béticos que salieron a festejar la tercera Copa del Rey de la historia del club verdiblanco.

Fueron una tarde y una noche inolvidables. Las caras de los más jóvenes, esa generación que ha vivido su primera celebración, transmitían esa felicidad de la iniciación; las de los futbolistas, el asombro y el orgullo de repartir ventura hacia sus hinchas.

La explanada de Preferencia era un hervidero desde horas antes de la salida del equipo. "Queríamos vivir esto, pero no lo imaginábamos así", decía Borja Iglesias, un MVP de la final que ha repartido más abrazos desde que acabó el duelo que choques tuvo con Paulista o Alderete.

El beticismo ansiaba tocar la gloria. 17 años de una travesía dura y complicada se habían acumulado en las entrañas. Pero el Betis siempre vuelve, como dice el maestro, y Sevilla se engalanó de verdiblanco para recibirlo en las alturas.

La plantilla, el cuerpo técnico y los dirigentes posan con el alcalde en el Ayuntamiento. La plantilla, el cuerpo técnico y los dirigentes posan con el alcalde en el Ayuntamiento.

La plantilla, el cuerpo técnico y los dirigentes posan con el alcalde en el Ayuntamiento. / Antonio Pizarro

El autobús descapotable que llevaba a los futbolistas era la viva imagen de la fiesta. Con homenaje al pasado en las camisetas que lucían algunos jugadores –Bartra una de Alfonso, Bellerín del polaco Kowalczyk, Aitor Ruibal la de Cañas o Borja Iglesias la de Denilson–, los béticos se agolparon para celebrar con los suyos. "Cuando están felices es que estás haciendo bien las cosas", señalaba el presidente, Ángel Haro, orgulloso del trabajo realizado.

Una marea verde acompañaba al Betis desde Heliópolis a la Plaza Nueva. La Avenida de la Constitución era un hervidero de béticos como desde aquel 15-J que cambió la historia. En el Ayuntamiento aguardaba el alcalde Antonio Muñoz, en la primera parada. "Si esta competición se decidiera por los puntos os la hubiérais llevado. Habéis sido el mejor equipo de la Copa del Rey", indicó el alcalde, que se dirigió directamente a Joaquín: "No se puede retirar". Primer aviso.

Joaquín porta la Copa junto al arzobispo, José Ángel Saiz Meneses. Joaquín porta la Copa junto al arzobispo, José Ángel Saiz Meneses.

Joaquín porta la Copa junto al arzobispo, José Ángel Saiz Meneses. / Antonio Pizarro

Ahí empezó el show del capitán. Desde el balcón del Ayuntamiento alentó a esa infantería bética que los había esperado durante horas. "Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí", entonó Joaquín, que ejerció de maestro de ceremonias con Manuel Pellegrini a su lado. "Se merecían esta Copa y ustedes son los responsables de que tengamos aquí", les dijo el chileno, que escuchó como los hinchas coreaban su nombre.

"No nací del Betis, pero me he hecho bético. Estoy muy orgulloso de estar aquí. Esto es lo más grande que he vivido en mi carrera", expresó Canales, que es de Santander pero que ya se siente trianero.

Joaquín, con el capote en el Benito Villamarín. Joaquín, con el capote en el Benito Villamarín.

Joaquín, con el capote en el Benito Villamarín. / José Angel García (Sevilla)

Del Ayuntamiento, con el himno cantado a capela como despedida, a la Catedral, para la ofrenda a la Virgen de los Reyes. Y con chistes de Joaquín al público desde el autobús. Betis en estado puro. "Después de un año en Sevilla, hasta ayer no vi la tele, hasta el último penalti. Que la Virgen os siga protegiendo. Vosotros sois personas relevantes en la sociedad y referentes para muchos niños y jóvenes", les señaló el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, con esa afinidad al equipo bético que ha adquirido desde su llegada.

El colofón llegó en un repleto Benito Villamarín. La salida uno a uno de los jugadores y el entrenador acabó en apoteosis cuando apareció Joaquín con el trofeo. "Campeones, campeones", entonaron los aficionados. Y el portuense anunció su continuidad. Y sacó el capote. Un broche de oro para una jornada que unió a generaciones de béticos.

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