La derrota ante el Celta dejó una sensación amarga en Heliópolis. No sólo significó la segunda derrota consecutiva para cerrar la primera vuelta, sino que el golpe fue inesperado. El Betis casi siempre estuvo a remolque del cuadro gallego y tampoco supo levantarse tras cada gol encajado, una circunstancia que no había sucedido con anterioridad.

Ni siquiera la derrota en el derbi, la anterior a ésta y tras la que llegaron tres victorias seguidas –Levante, Ferencvaros y Real Sociedad–, se puede comparar a lo sucedido ante el Celta. Ante el Sevilla, la expulsión de Guido Rodríguez se produce con 0-0 en el marcador y el Betis encaja los goles ya en la segunda parte cuando nota la inferioridad numérica. Ante los de Coudet, los verdiblancos apenas tuvieron llegada a la portería rival, pero además sufrieron con las transiciones rápidas del Celta y ya Rui Silva debió intervenir a un gran disparo de Santi Mina con igualdad todavía en el marcador.

El propio Manuel Pellegrini no puso paños calientes en la sala de prensa tras la derrota. "Ha sido nuestro peor partido", señaló el entrenador chileno, que ni siquiera quiso valorar la decisión de Soto Grado para indicar el penalti de Guardado sobre Cervi que tanto enfadó a los aficionados verdiblancos. "Podríamos haber jugado un día entero que no marcábamos", añadió el preparador bético, que echó en falta esa chispa que el Betis suele mostrar en ataque, sobre todo en sus partidos como local.

Tras nueve partidos seguidos marcando, el Betis se quedó a cero. El segundo equipo más goleador de la categoría, sólo superado por el Real Madrid hasta esta jornada, apenas inquietó a Dituro, pese a que además su rival presentó una defensa de circunstancias, con dos centrales casi inéditos y un lateral derecho improvisado a última hora ante la acumulación de bajas.

Guido Rodríguez, junto a sus compañeros.

Con todo, Pellegrini quiso enviar un mensaje positivo. El Betis ha finalizado la primera vuelta del campeonato con 33 puntos, su segundo mejor registro del siglo XXI –sólo superado por los 34 que consiguieron los verdiblancos en la 12-13–, que lo deja como tercer clasificado del campeonato y con un colchón de puntos para seguir en la pelea por los puestos europeos.

Aunque las dos derrotas seguidas, ante el Athletic en San Mamés y la del domingo ante el Celta, han rebajado la euforia, los verdiblancos mantienen sus aspiraciones intactas en las tres competiciones, el objetivo que se había marcado el cuerpo técnico para encarar con garantías el 2022. "Tenemos unos cimientos sólidos y ahora falta terminar", había indicado el Ingeniero en la rueda de prensa previa.

Sin más tiempo para digerir la derrota, el Betis ya prepara los dos próximos encuentros de la semana. El primero, la Copa del Rey ante el Valladolid, donde no existe margen de error con esas eliminatorias a partido único; el segundo, la visita a Vallecas, un rival directo e inesperado por los puestos europeos que viene ofreciendo un gran nivel como local y al que ya costó superar en el Benito Villamarín.

A la espera de que el Covid no provoque nuevos sustos y un cambio de planes, Pellegrini quiere ir afinando la puesta a punto de sus jugadores de cara a una fase decisiva de la competición. Sin fichajes a la vista, o al menos así lo han expresado tantos los dirigentes como el propio entrenador verdiblanco, la misma plantilla que ha colocado al Betis tercero al finalizar la primera vuelta tiene el reto de mantenerse en la zona alta hasta el final de la temporada. Las dos derrotas ligueras han generado algunas dudas en el entorno, pero con Pellegrini al mando el equipo bético ya fue capaz de salir a flote de peores situaciones.