Real Betis

William Carvalho, un pilar para Pellegrini

  • El portugués empieza a asimilar sobre la hierba los conceptos que ya hicieron triunfar a Senna en el Willarreal o Toulalan en el Málaga

  • El Leicester ha ingresado 50 millones por Chilwell

William Carvalho, en el centro con Montoya a su izquierda.

William Carvalho, en el centro con Montoya a su izquierda. / José Ángel García

Josico-Marcos Senna; Camacho-Toulalan; y ahora, ¿Guido-Rodríguez-William Carvalho? Manuel Pellegrini forjó su éxito en el fútbol español con unos pilares muy bien clavados en la zona ancha del terreno de juego. Con un cuadrado mágico en la medular en el que los dos vértices más retrasados aseguraban equilibrio y oficio, y los dos vértices más adelantados, interiores técnicos y trabajadores, enlazaban hasta el ataque.

Y ya tiene el reputado entrenador chileno a William Carvalho a su disposición en el trabajo rutinario. Pellegrini dejó claro a su llegada que él quiere contar con el desgarbado centrocampista portugués porque está convencido que encaja a la perfección en su mecano. Que puede ser la clave de bóbeda que sostenga el entramado.

El luso ha alternado actuaciones de puerta grande con otras para el olvido. La irregularidad ha marcado su singladura de dos años. Pero un jugador capaz de dar la magistral clase que impartió la noche del 3-4 en el Camp Nou no es un jugador cualquiera. Bien lo saben en la selección campeona de Europa, donde es uno de los militares con más alta graduación.

La elevada cotización en el mercado internacional señala a William como una posible venta en este mercado estival para obtener cash y acometer otros fichajes. También las señales que daba el jugador en el trabajo de los últimos meses del pasado curso, tras superar una grave lesión que lo mantuvo inactivo quince jornadas seguidas, invitan a una salida. Tras un aceptable primer año, en los que jugó 30 partidos de Liga, Carvalho apenas participó en 13 de la última. La pretemporada es cortísima y el mercado, aunque seguirá abierto hasta octubre, permanece frío y austero.

Pero el Leicester, que llamó ya a la puerta del jugador la pasada primavera, permanece como una vía abierta para la salida. El club inglés se quedó fuera de la Champions al final, pero el miércoles traspasó al lateral Chilwell al Chelsea por una cifra cercana a los 50 millones de euros, cuando William puede salir por unos 25-30. Ojo, pues.

Mientras, William Carvalho ha empezado a gtrabajar con sus compañeros para ir asimilando el manual que trae Pellegrini y, si se embarca definitivamente en su tercera temporada de verdiblanco, sacudirse la irregularidad, exhibir los galones un día sí y el otro también y llegar en la mejor disposición a la defensa del título continental con Portugal si, finalmente, la Eurocopa es un hecho en 2021.

Cuando Pellegrini desembarcó en España, allá por el verano de 2004, dispuso en su Villarreal una pareja de pivotes que se hizo innegociable, Josico-Marcos Senna. Y ahí rompió en jugadorazo el hispano-brasileño, a la postre clave también para que la selección de Aragonés ganara años después aquella Eurocopa de 2008.

Aquel embrionario Villarreal, el de 2004, ganó la Copa Intertoto con una patente superioridad sobre el Atlético de Madrid en la final. El cuadrado mágico que superó a los colchoneros en la final lo integraron Josico, Senna, un jovencísimo Santi Cazorla y Roger. Por delante, pues, falsos extremos, que maniobran por fuera para hacer daño por dentro. Como pueden hacer Canales y por supuesto Joaquín en este Betis.

Casi dos años después, el 25 de abril de 2006, el ya admirado submarino amarillo de Pellegrini acometía la vuelta de todas unas semifinales de la Liga de Campeones ante el Arsenal en el entonces denominado estadio de El Madrigal. Volvió a disponer el chileno ese 4-4-2 con cuatro medios duchos en el manejo del balón para marcar los tiempos del partido: Josico y Marcos Senna más atrás, y dos volantes con mucho juego en corto y mucha asociación, los argentinos Riquelme y Sorín, éste con más vocación a la banda y el primero a pulular por toda la mediapunta.

Esa exitosa fórmula tuvo su continuidad en Málaga, donde Pellegrini no metió a los costasoleños en unas semifinales de Champìons, en 2013, porque no existía VAR y el arbitraje tuvo en cuenta los galones del Borussia Dortmund. Esa noche de rabia malaguista, jugaron en la medular Camacho y Toulalan en el doble pivote (el francés es otro jugador de toque, apoyo y proyección similar a Carvalho) con Duda como falso extremo izquierdo y, por la derecha, un extremo de verdad pero que juega a las mil maravillas cuando se mete por dentro: Joaquín Sánchez.

Ahora, Pellegrini cuenta con el portuense de nuevo para aprovechar lo que le permitan sus 39 años, tiene a un lujo como Canales, y por detrás, como pilares, un Guido que ya exhibió su sentido táctico y equilibrio al final de la pasada Liga... y William Carvalho.

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