Milan - Betis | amistoso

Fabián agita al Betis (1-2)

  • Un golazo del canterano en la segunda mitad cambia la imagen de un Betis que fue superado por el Milan en gran parte del encuentro. Sanabria, de penalti, puso el 1-2 defitinitivo

El bético Camarasa controla el balón ante el milanista Çalhanoglu.

El bético Camarasa controla el balón ante el milanista Çalhanoglu. / RBB

El Betis se impuso al Milan en el undécimo amistoso de pretemporada después de jugar un encuentro en el que el equipo de Quique Setién no halló su horma y en la que estuvo sometido por un Milan superior, sobre todo en la primera mitad. Un golazo de Fabián en la segunda parte, periodo en el que equipo verdiblanco mejoró, y otro de penalti de Sanabria dieron la victoria a los verdiblancos.

El equipo de Vincenzo Montella comenzó mandando, como recogía el libreto previo, y los primeros minutos fueron un suplicio para el Betis. Contabilizados apenas tres minutos, la zaga verdiblanca había visto atravesar un balón a su espalda que sólo la colocación de Feddal evitó que Andre Silva alojara el balón en el fondo de las mallas defendidas por Dani Giménez.

Nerviosos, algo derretidos debido tal vez a la asfixiante humendad, los de Quique Setién eran meros bizcochos en las manos de un centro del campo milanista muy superior al bético en toda la primera mitad. Digno de elogio del trío de la medular, formado de inicio por De la Hoz, Guardado y Camarasa, fue la compenetración en una fructífera presión a la que sometía de vez en vez a la defensa italiana, que perdía el norte sin la referencia de Montolivo o Çalhanoglu.

La medular milanista se engulló al Betis en la primera parte, en la que apenas tocaba

Por ahí llegó el primer acercamiento bético. Nahuel supo presionar a Calabria para arrebatarle la pelota, llegar a la línea de fondo rival, centrar hacia atrás para que Guardado, llegando desde la segunda línea, rematara muy desviado. Ese primer acercamiento bético sirvió para, al menos, que los milanistas tomaran conciencia del adversario, de que existía.

El equipo rossonero sometía al verdiblanco. Al Betis le duraba poquísimo la pelota y, de ese modo, resultaba imposible ver el juego que pretende de su equipo Quique Setién, quien veía atónito cómo sus jugadores recurrían incluso al balonazo y tentetieso.

Era el minuto 10, instante en que entró en juego el vídeo arbitraje (VAR). La defensa bética se quedó parada en una falta lateral, provocando el fuera de juego de los puntas, pero el árbitro no lo vio a la primera y concedió el gol de Andre Silva. Consultada la imagen repetida, el árbitro anuló el 1-0.

Ni siquiera la anulación del tanto sirvió como revulsivo en un Betis sofocado por el aliento de un Milan que se tomaba el amistoso muy en serio. El paso de los minutos, con el calor haciendo mella en el ímpetu italiano, sosegó la hiperactividad local, que al menos no llegaba con tanta claridad a las inmediaciones de Dani Giménez, casi siempre bien protegido por Feddal.

El árbitro se sirvió dos veces del VAR: anuló el 1-0 local y pitó el penalti origen del 1-2

La segunda mitad comenzó como había concluido la primera, con el Milan volcado sobre la portería de Dani Giménez. Los cambios, el calor y el cansancio impidieron un juego continuo y el encuentro fue perdiendo ritmo. Sobre todo por parte milanista. Sin la intensidad de los primeros minutos, apenas sin juego, llegaron, sin embargo, los goles.

El primero se lo cocinó Fabián desde una esquina intrascendente del campo. El futbolista canterano, que ya había mostrado con el filial algún tanto de ese calibre, soltó un zapatazo desde fuera del área que llegó al fondo de la red –vía la escuadra–, aprovechando la descolocación de Donnarumma.

Era el minuto 67 y, sólo ocho después, el colegiado decretó un polémico penalti por agarrón dentro del área de Brasanac a Gustavo Gomez a la salida de un córner. El 1-1 lo transformó Andre Silva desde los 11 metros.

El choque había dado la vuelta con los cambios. Con Fabián, Joaquín y Narváez el Betis hacía circular la pelota. Un par de diagonales de Joaquín asustaron al Milan, que reculaba después del empate. Quedaban tres minutos para el final y el VAR volvió a ser protagonista después de que, tras un saque de falta, Çalhanoglu la tocara con el brazo desde la barrera. El árbitro revisó el vídeo y pitó la pena máxima. El 1-2 definitivo lo puso Sanabria para sopresa de los asistentes, quienes había sobrevivido al calor.

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