Celta-Betis | La crónica

El Betis se gana un punto de respiro en Vigo

  • Un gol de Feddal en el minuto 79 premia la reacción del Betis, que se fue al descanso en desventaja por una acción de pillo de Nolito

  • El árbitro González Fuertes rectificó un penalti que había señalado sobre Guardado con 1-0

Guido Rodríguez presiona a Rafinha.

Guido Rodríguez presiona a Rafinha. / Salvador Sas (Efe)

En un arrebato de orgullo, de casta y amor propio, el Betis se rebeló a su suerte en Vigo y al menos arrancó un punto que tiene su peso en el inopinado frente que aún mantiene abierto, el de la salvación. Ese zapatazo de Feddal a la red de Rubén Blanco en el minuto 79 de partido, con suspense porque el VAR revisó la posición de Loren en el centro de Canales y su influencia en la jugada, vino a premiar el acoso bético sobre el Celta, con mucho más ímpetu que fútbol pero acoso al fin y al cabo.

Fue mucho mejor el equipo de Alexis que el de Óscar García Junyent en la segunda parte, y ni siquiera una jugarreta arbitral en contra de los verdiblancos enfrió el ánimo en busca del empate. Corría el minuto 70 cuando Guardado fue a cazar un cuero sin dueño, tras mal despeje de Hugo Mallo hacia la corona del área. El mexicano engatilló con su zurda, Rafinha llegó una centésima de segundo tarde e impactó en la bota del bético. El asturiano González Fuertes pitó penalti, Martínez Munuera le avisó VAR mediante y el trencilla, tras consultar en el monitor, rectificó para indignación de todos los que portaban el escudo de las trece barras en el pecho.

El equipo de Alexis se pudo disolver en el fatalismo, rendirse y lamerse las heridas en espera de tomarse la revancha ante Osasuna este miércoles en el estadio Benito Villamarín, pero, lejos de ello, no cejó en su empeño. Le recordó al Celta que si está aún más abajo en la tabla, y mirando de reojo alMallorca, es por algo, y, en un saque de esquina de tantos, Canales, tras un saque a la corta desde el costado derecho, colgó un buen centro, otro más, con rosca hacia dentro, Loren fue a pelearla con Murillo, pero el cuero cayó más atrás a Feddal, que embolsó la pelota con habilidad tras el bote y soltó un latigazo más potente que colocado, lo que pedía la jugada ya que Rubén Blanco estaba vendido.

Incluso cuando el Betis había logrado lo que no pudo lograr unos días antes en Bilbao, restablecer unas tablas que se había granjeado con absoluta justicia, tuvo un punto más de ambición y fue a por una victoria que hubiera terminado de pulverizar cualquier inquietud por el descenso. No fue así, pero tener al Mallorca a nueve puntos más el goal average con sólo doce por litigar es un margen que se antojará definitivo hasta para el bético más pesimista.

Seguramente, al Betis no le hará falta puntuar más para jugar la próxima temporada en Primera División. Otra cosa es que sea saludable para su futuro encadenar cuatro derrotas más para terminar de darle tintes ominosos a una temporada de suspenso.

Pero ya habrá tiempo de que Haro, Catalán y su nómina de subordinados rindan cuentas y traten de explicar cómo un club con unos 200 millones de euros de presupuesto, a sólo cuatro partidos para que la Liga termine, aún da gracias al Cielo cada mañana por el bajísimo desempeño de los tres que seguramente se vayan al hoyo.

Estas líneas se ciñen a lo que aconteció en Balaídos. Y lo que sucedió hasta el descanso fue un más de lo mismo. Un eslabón más para esa cadena de tediosos y monocordes partidos en verdiblanco. No estaba en el banquillo Rubi, pero como si lo estuviera. Alexis cambió a defensa de cuatro, mantuvo a Guido Rodríguez con Guardado en la sala de máquinas, dio libertad a Aleñá, Canales y Juanmi, éste volcado a la izquierda, para enlazar con Loren. Pero nada. La medular del Betis era como ese medio limón reseco que todos tenemos en la puerta del frigorífico.

El Celta tampoco es que emulara a aquella máquina que deleitó a la afición viguesa con Karpin, Mostovoi o Mazinho. Y eso que estaba uno de los talentosos hijos del brasileño, Rafinha, dispuesto a repetir su estelar actuación reciente ante el Alavés. Pero no. El equipo olívico se animó algo por las ganas de Nolito desde la izquierda. El sanluqueño partía de la cal para meterse por dentro, como suele, y su espacio lo aprovechaba Rafinha. Apenas duró un rato esa discreta movilidad de los celestes, mientras Iago Aspas, volcado a la derecha, se mostraba mucho menos activo de lo que acostumbra.

En el minuto 19, una buena apertura de Nolito a Kevin Vázquez acabó con una cesión atrás del lateral derecho que resolvió Fran Beltrán con un tiro muy alto. Pero tres minutos más tarde, una diabólica apertura de Joel Robles a Álex Moreno acabó con falta de éste a Iago Aspas y el portero bético remató su desafortunada acción con una mejorable colocación de la barrera, primero, y tragándose luego el engaño de Nolito, que en lugar de colgar al área chutó con más colocación que fuerza, alojando la pelota en la jaula junto al palo izquierdo.

Hasta el intermedio, el Betis sólo se acercó en un testarazo de Guido que Rubén Blanco no blocó. Las piernas del portero evitaron que el cuero entrara (25’).

Pero en la segunda parte, dentro de un partido de perfil muy bajo, el Betis sí fue un Betis rebelde. Emerson actuó de extremo, Canales se volvió a echar al equipo a la espalda y la pareja Guido-Guardado, más adelantada, al menos hizo la raya y cercenó todo contragolpe. Joaquín y Tello mejoraron algo a Aleñá y Juanmi, lo que no era difícil. Y la insistencia bética, a diferencia de lo que sucedió en Bilbao, arrancó un punto de respiro.

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