Investigación biomédica

Promesas cumplidas de 2023

  • La revista Science destaca la llegada de fármacos para la obesidad o el alzhéimer, y dos nuevas vacunas para combatir la malaria, como principales hitos del año

Una persona con diabetes se administra un pluma del fármaco semaglutida, que en Estados Unidos se ha aprobado para el control de peso.

Una persona con diabetes se administra un pluma del fármaco semaglutida, que en Estados Unidos se ha aprobado para el control de peso. / Ricardo Rubio / Europa Press

Tan puntual como el sorteo de la Lotería o el concierto de año nuevo, la revista Science ha elegido los avances científicos más destacados que ha dejado este 2023. Entre ellos, varios del ámbito sanitario. En primer lugar, y considerándolo el más importante de todos, destaca a los medicamentos GLP-1 como el avance del año, que define como “una oleada de esperanza sobre su potencial para reducir las tasas de obesidad y enfermedades crónicas interrelacionadas”. Los medicamentos imitan una hormona intestinal llamada péptido similar al glucagón-1 (GLP-1). Desarrollados originalmente para la diabetes, estos agonistas del receptor GLP-1 inducen una pérdida de peso significativa, con efectos secundarios en su mayoría manejables. Este año, los ensayos clínicos encontraron que también reducen los síntomas de insuficiencia cardíaca y el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, la evidencia más convincente hasta el momento de que los medicamentos tienen importantes beneficios más allá de la pérdida de peso en sí.

La historia comenzó en los años ochenta con el descubrimiento del GLP-1 como una hormona involucrada en la regulación de la glucosa en sangre. Se demostró que estimula la liberación de insulina y suprime la liberación de glucagón, dos acciones clave para mantener niveles de glucosa equilibrados.

Posteriormente, los científicos comenzaron a desarrollar análogos de GLP-1, versiones sintéticas de la hormona, que podrían tener una vida media más larga y, por lo tanto, ser más efectivas para el tratamiento de la diabetes. El primer fármaco GLP-1 fue exenatida (Byetta), aprobado en 2005 para la diabetes tipo 2. . Casi cinco años después, Novo Nordisk lanzó liraglutida (Victoza), basada en el GLP-1 humano. También era un medicamento para la diabetes, pero a finales de 2014, la FDA norteamericana lo autorizó para la obesidad.

Hace dos años, su popularidad experimentó un aumento significativo cuando la siguiente versión de Novo Nordisk, la semaglutida, obtuvo la aprobación para el control de peso en los Estados Unidos. Esta innovadora versión se comercializa como Ozempic para el tratamiento de la diabetes y Wegovy para combatir la obesidad. La característica destacada de la semaglutida es su modalidad de administración, ya que solo requiere una inyección semanal en comparación con las opciones anteriores que exigían una o dos veces al día. Según los datos que aporta Science aproximadamente el 1,7% de las personas en los Estados Unidos han recibido recetas de Wegovy u Ozempic en el transcurso de este año.

El esfuerzo para combatir la malaria con vacunas recibió un doble impulso este año. Los ensayos clínicos con la primera vacuna contra la malaria del mundo, llamada Mosquirix, mostró que redujo significativamente las muertes en niños pequeños, el grupo más afectado por la enfermedad, matando a casi 470.000 al año sólo en el África subsahariana. Ahora, una segunda vacuna está lista para unirse a la lucha, con la aprobación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una inyección llamada R21/MatrixM. Tiene un diseño similar al Mosquirix, pero se puede producir de forma más económica y en mayores cantidades. “Debería ayudar a cerrar la enorme brecha entre la oferta y la demanda de vacunas contra la malaria, previniendo potencialmente decenas de miles de muertes infantiles al año”.

El tercer avance biomédico destacado en Science es un nuevo tratamiento para el alzhéimer, un anticuerpo monoclonal antiamiloide llamado lecanemab, ralentizó la pérdida de cognición en un 27%, en comparación con el placebo, en un ensayo fundamental de 18 meses. Este estudio propició su aprobación en Estados Unidos y Japón. En los resultados del ensayo de este verano, otro tratamiento con anticuerpos que también se dirige al amiloide cerebral, llamado donanemab, ralentizó el deterioro cognitivo hasta en un 35% frente al placebo y la aprobación en Estados Unidos podría llegar pronto.

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