Investigación y Tecnología

¿A partir de cuándo se empieza a notar la astenia primaveral?

  • La astenia primaveral manifiesta síntomas como fatiga, debilidad, falta de energía, irritabilidad, trastornos del sueño y dificultad para concentrarse

  • La Organización Mundial de la Salud no la recoge como enfermedad dentro del Catálogo de Clasificación Internacional de Enfermedades

  • Cómo afecta el ritmo circadiano al desarrollo de enfermedades

¿A partir de cuándo se empieza a notar la astenia primaveral?

¿A partir de cuándo se empieza a notar la astenia primaveral?

Entramos en el mes de la primavera, una estación que trae consigo una serie de cambios en el 40% de las personas, afectando principalmente a niños y ancianos, aunque según los datos, lo normal es que se presente en edades desde los 20 a los 50 años. 

Se trata de la astenia primaveral, una reacción del organismo que experimentan algunas personas durante la transición de invierno a primavera y se manifiestan en síntomas como fatiga, debilidad, falta de energía, irritabilidad, trastornos del sueño y dificultad para concentrarse. Aunque no está reconocida como una enfermedad médica específica, algunas personas informan sentirse más cansadas o agotadas durante esta época del año.

El grado en el que afecta esta enfermedad es subjetivo ya que está relacionada con el reloj biológico de la persona, por lo que se notará en mayor o en menor grado, según la tolerancia a los cambios en la cantidad de luz solar, alterando los patrones de sueño e, incluso, factores hormonales. La astenia primaveral tiende a ser autolimitada y, por lo general, mejora a medida que avanza la primavera. Lo normal es que la sintomatología no sea grave y que dure pocas semanas. Si no es así, entonces hay que consultar con un médico para una valoración del caso. 

De hecho, se calcula que entre un 10 al 20% de los pacientes acuden a la consulta del médico de familia durante las primeras semanas del período primaveral con sintomatología de astenia primaveral. 

Cuestión de hormonas

La regulación de la actividad de una región del cerebro, llamada hipotálamo, es muy sensible a las variaciones de los tiempos de luz y oscuridad, por lo que hay un cambio en la forma de actuar de determinadas hormonas como las endorfinas, encargadas del bienestar, la vitalidad y una mejor percepción del cansancio. Recordemos que hay alimentos que ayudan a generar endorfinas y dopamina.

En esta etapa, también influye la melatonina que es la hormona que segrega el organismo durante las horas de oscuridad y que ayudan a la conciliación del sueño, tan importante para el bienestar. La llegada de la primavera implica más horas de luz, por lo que aumenta la producción de endorfinas y se disminuye la melatonina. En este sentido, el cuerpo necesita equilibrar estas dos hormonas, por lo que gasta más energía. De ahí, el cansancio que se siente en esta época del año. Una manera de contrarrestar el desajuste hormonal es buscar la compensación a través de los hábitos saludables como una alimentación sana y la práctica de ejercicio. 

Pese a que la astenia primaveral es algo muy común, la investigación científica aún no ha establecido completamente sus causas exactas, por lo que no está recogida en las clasificaciones internacionales de trastornos mentales. Lo que sí está comprobado es que las sensaciones y las sintomatología de la astenia primaveral existe debido a que hay un gran número de personas que los manifiestan. Sin embargo, desde el punto de vista de los médicos y sanitarios psiquiátricos no tiene entidad clínica. Más bien está considerada como una sensación subjetiva a causa de los cambios que se producen en el ritmo biológico de las personas característicos de esta época del año. 

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud tampoco recoge la astenia primaveral como enfermedad dentro del Catálogo de Clasificación Internacional de Enfermedades. De hecho, no hay cifras exactas con las que detallar esta causa. Solo se ha podido determinar que suelen presentarse más casos entre el género femenino que en el masculino. De ahí, que se sospeche que es una cuestión hormonal.

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