Cuando el hambre va más allá de las necesidades fisiológicas
Nutrición y Bienestar
Tener hambre no siempre lleva implícita una necesidad biológica ya que se puede tener hambre de muchas maneras independientemente de las ganas de comer que tengas. Hay veces que el cerebro te está pidiendo que lo calmes y te manda una señal en forma de hambre. Otras te entran ganas de comer porque oliste algo como pan recién hecho o fuiste al supermercado y viste algo que "se te metió por los ojos". Todas están hablando dentro de ti. ¿Cómo identificar cada una de ellas en cada situación?
1. Hambre fisiológica
Es el tipo de hambre más evidente y comprensible que hay. Es una respuesta natural del cuerpo cuando necesita nutrientes para funcionar adecuadamente. Es un mensaje que te envía el organismo en forma de sensación de vacío en el estómago y gruñidos como señales claras de que es hora de alimentarse. Escuchar y responder a esta forma de hambre es fundamental para mantener un equilibrio nutricional adecuado y garantizar el buen funcionamiento del organismo.
2. Hambre emocional
Sin embargo, no todo hambre proviene del estómago. A veces, el corazón también tiene hambre y te habla. Es un hambre emocional y afecta a muchas personas, ya que las emociones pueden desencadenar el deseo de comer. El estrés, la tristeza o la felicidad buscan en la comida satisfacer el consuelo que no tienen internamente, creando una conexión emocional con lo que comemos. Identificar y comprender el hambre emocional es esencial para abordar de manera efectiva la relación entre nuestras emociones y nuestros hábitos alimenticios, así como también que deriven en enfermedades como la obesidad, hipertensión o diabetes, respectivamente.
3. Hambre sensorial
Otro tipo de hambre que a menudo pasa desapercibido es el hambre sensorial. Este tipo es el placer de comer con los sentidos y se relaciona con la experiencia multisensorial de la comida: su aroma, su apariencia, su textura y su sabor. Disfrutar de la comida con todos los sentidos no solo añade placer a la experiencia, sino que también puede influir en la cantidad de alimentos que consumimos. Al prestar atención a la presentación y disfrutar plenamente de la experiencia sensorial de comer, podemos cultivar una conexión más profunda con los alimentos.
4. Hambre nutricional
En el mundo moderno, a menudo nos enfrentamos al desafío de obtener la cantidad adecuada de nutrientes en nuestra dieta. El hambre nutricional se manifiesta cuando nuestro cuerpo busca específicamente ciertos alimentos ricos en vitaminas y minerales particulares después de que, de alguna manera, haya presentado alguna carencia nutritiva.
5. Hambre de hábito
La rutina y los hábitos desempeñan un papel significativo en nuestra relación con la comida. El hambre de hábito se manifiesta cuando comemos simplemente porque es el momento habitual de hacerlo, independientemente de si sentimos hambre fisiológica. Romper con patrones alimenticios poco saludables y cultivar hábitos alimenticios conscientes puede ayudar a equilibrar la relación entre el hambre de hábito y las verdaderas necesidades del cuerpo.
Explorar los diferentes tipos de hambre nos permite comprender mejor nuestra relación con la comida y, en última instancia, mejorar nuestra salud y bienestar. Al prestar atención a las señales que nuestro cuerpo nos envía, tanto físicas como emocionales, podemos adoptar un enfoque más real hacia la alimentación y cultivar hábitos que fomenten un equilibrio duradero. La conciencia y la comprensión de los tipos de hambre nos empoderan para tomar decisiones informadas sobre nuestra alimentación, creando así un camino hacia un bienestar integral.
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