Es una de las cuestiones que más se suelen hacer las personas y más cuando se está intentando cuidar la alimentación y haciendo dieta. Según el Ministerio de Sanidad, hay que hacer cinco comidas al día (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena).

Sin embargo, es algo un poco relativo ya que la ingesta de comida va aparejada a otros factores personales tales como tipo de actividad que hagas durante el día, el trabajo que tengas ya que no es lo mismo tener un trabajo sedentario que tener un trabajo donde se hace mucho esfuerzo físico.

Tan importante es lo que se come como lo que se gasta. En este sentido, va a influir también el horario laboral, por lo que la ingesta de comidas tendrá que adaptarse al mismo. Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de plantearte cuántas comidas debes hacer al día y que puede ser un elemento crucial es cómo es tu estado de salud física y mental. Esta última parte es muy importante a la hora de la comida ya que hay una línea muy delgada que separa la alimentación de la situación mental. Tener un equilibrio emocional ayuda a comer de manera saludable.

Dieta sana y equilibrada

Una dieta saludable no es comer mucha verdura, sino aquella que proporciona los nutrientes necesarios para mantener el funcionamiento óptimo del cuerpo, promover la salud y prevenir enfermedades. Esto vale para todas las personas, es decir, normalmente, caemos en el error de pensar que cuidar la alimentación es cosa de personas obesas o que necesitan perder peso. 

Pero una dieta sana y equilibrada es aquella que, además de aportarte los ingredientes que necesitas, te resulta satisfactoria, se ajusta a tu estilo de vida y a la cantidad de actividad diaria que pongas en práctica. En la variedad está el equilibrio. Entonces, ¿cómo sería una dieta sana y equilibrada? Aquí tienes un ejemplo de lo que debes incluir:

1. Frutas y verduras: Estas son fuentes ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Se recomienda consumir al menos cinco porciones al día.

2. Granos enteros: Mejor granos enteros que refinados ya que proporcionan más fibra, vitaminas y minerales.

3. Proteínas magras: Incluir fuentes de proteínas magras, como pollo, pescado, legumbres, nueces y tofu, ayuda a construir y reparar tejidos.

4. Grasas saludables: Optar por grasas saludables, como las que tienen los aguacates, los frutos secos, el aceite de oliva o el pescado graso, beneficia notablemente la salud cardiovascular.

5. Control de porciones: Moderar las porciones ayuda a mantener un equilibrio calórico adecuado y evita el exceso de consumo de calorías. Las cantidades de comidas deben ser proporcionales a la actividad física que practiques.

6. Reducir el consumo de azúcares añadidos y alimentos altamente procesados ayuda a prevenir problemas de salud como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

7. Hidratación adecuada: Beber suficiente agua es esencial para mantener la hidratación y apoyar diversas funciones del cuerpo. 

8. Moderación en el consumo de alcohol: Si se consume alcohol, hacerlo con moderación, siguiendo las pautas de salud recomendadas. 

9. Personalización: Las necesidades dietéticas pueden variar según la edad, el género, el nivel de actividad física y las condiciones de salud individuales. Por lo tanto, adaptar la dieta a las necesidades específicas es crucial.