El Palquillo

La Madrugada discurre con normalidad y una gran afluencia de público

La Esperanza Macarena por la calle Feria. / Aníbal Díaz

Como hacía muchos años que no se disfrutaba. La Madrugada, la noche más hermosa, se ha vivido con absoluta normalidad y una masiva presencia de fieles en las calles que han arropado a las seis cofradías que realizan su estación de penitencia. Hay que remontarse muchos años atrás para encontrar tanto público contemplando las procesiones de una noche se había puesto muy fea por las lamentables carreritas y tumultos, pero que el blindaje policial ha sabido reconducir. La jornada se ha cerrado en la Campana con cierto retraso a pesar del enorme esfuerzo hecho por las seis cofradías para cumplir con los horarios.

Que había ganas de volver a vivir una Madrugada plena y esplendorosa estaba fuera de toda duda. Pero no es menos cierto que en la previa se hacía temer por cualquier incidente que pueda reventar una noche muy delicada que se encuentra cogida con alfileres. Las escenas vividas en la noche del Miércoles Santo, con numerosas pandillas apostadas en la zona del Salvador por la noche y un público que no sabía muy bien dónde estaba o cómo debía comportarse, barruntaban que la noche podría ser complicada. Además, cuando desde primeras horas, tras el paso de la Hermandad de Pasión por la Plaza del Duque, se empezaron a instalar sillitas a mansalva y a formarse grupos muy numerosos tirados literalmente en la calle; y que numerosas pandillas se encaminaban hacia la zona de las setas cargados con bolsas de botellona, el panorama se dibujaba aún peor.

Ha sido una noche de temperaturas agradables, aunque en la amanecida ha refrescado un poco. Este buen tiempo y las ganas que había de reencontrarse en la calle con las devociones más universales de la ciudad después de tres años, han propiciado que el público se eche en masa a la calle. Desde las propias hermandades, muchos hermanos advertían que hacía años que no se veían tan arropados. La Madrugada se vive en los últimos años con el corazón encogido, con la sensación de que en cualquier momento se puede prender la mecha, pero conforme han ido pasando las horas este año ha sido todo distinto. Hay que destacar que el dispositivo policial -el que se ve y disuade y el que no se ve y actúa ante el más mínimo incidente- funciona a las mil maravillas y mantiene blindada la noche, una de las principales demandas de las hermandades.

Pero este dispositivo tiene aspectos que deben cuidarse y mejorarse porque no puede ser que no haya un bar abierto en el centro donde tomar un café o comprar agua. En el entorno de la Campana era prácticamente una misión imposible. Además, esta noche los agentes de la Policía Local han clausurado la popular confitería. El cierre de los bares conlleva otro problema añadido: la falta de servicios para que el público pueda hacer sus necesidades. La realidad es que las calles traseras de las principales calles se convierten en urinarios al aire libre dejando ríos de orina y un olor nauseabundo. La imagen es verdaderamente patética y el Ayuntamiento debe hacer algo porque no se puede consentir que los portales de las casas o cualquier esquina protegida de las miradas sirva como váter público. Hay que poner más urinarios portátiles, muchos más, y buscar un equilibrio con la hostelería que no prive al público de tomar un refrigerio en una noche larga y dura.

A mitad de la noche, el Ayuntamiento emitía una nota breve para informar que la noche estaba transcurriendo con normalidad, sin incidencias destacables. Además, por tercer día durante esta Semana Santa el dispositivo de seguridad ha utilizado los drones para la vigilancia y el control de aforos. Sobrevolaron el recorrido de varias hermandades.

En lo puramente cofradiero, se ha notado que las hermandades han crecido en número de nazarenos. Pese al gran esfuerzo realizado por todas, los nazarenos de la Macarena y la Esperanza de Triana han discurrido prácticamente en manifestación, la Hermandad de los Gitanos ha pedido la venia en la Campana con 22 minutos de retraso. Puede decirse que no es mucho para una jornada tan compleja, pero son comprensibles las demandas de la corporación que cierra la nómina. También es digno de destacar el sacrificio que hace la Esperanza de Triana para comprimir todo su cortejo y dejar libre el cruce de la calle Zaragoza al Gran Poder. La cruz de guía llegó a la Campana cuando estaba pasando el palio de la Macarena. 

La reforma de la Madrugada no puede esperar más. Ya se ha dilatado muchos años. El número de nazarenos no para de crecer, aunque finalmente no haya sido tanto como el anunciado al inicio de la cuaresma, pero hay que buscar una solución. Estos cortejos tan largos llegan a desesperar y la larga espera provoca reacciones incontrolables.

La noche ha dejado algunos detalles para guardar en la retina, como el homenaje de la banda de las Tres Caídas a los fallecidos Pascual González y Juanma Martín interpretando en la Campana las marchas Nazareno y Gitano y La Saeta. El arzobispo, monseñor Saiz, ha presidido el palquillo de la Campana junto al alcalde, Antonio Muñoz; y el nuncio en España, monseñor Bernardito Aúza. Desde allí, el prelado no ha dejado de tuitear y lanzar mensajes de cariño a las hermandades, como viene haciendo durante toda la semana. 

Recogidas las tres hermandades de ruán, las hermandades de la Macarena, la Esperanza de Triana y los Gitanos han proseguido se regreso a sus barrios a una buena velocidad y también acompañadas por numeroso público en estas primeras horas de la mañana.

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