El Palquillo

El Santo Entierro Grande de 1992: el inicio de una nueva era

El misterio de las Tres Caídas en la tercera comparecencia en un Santo Entierro Grande

El misterio de las Tres Caídas en la tercera comparecencia en un Santo Entierro Grande

De manera paulatina -¡se nos fue la Cuaresma!- desembocamos en el tramo final de nuestras entregas acerca de la procesión general del Santo Entierro Grande, a falta de poco más de siete días para vivir otra jornada histórica para nuestra Semana Santa. Todo aporte que introduzcamos en este artículo servirá de recordatorio más que de ilustración para una generosa mayoría de los estimados cofradieros lectores de esta casa, en cuyas retinas permanece, a buen seguro y marcado a fuego, el año de 1992. 

El cortejo del Baratillo se dirige a la Puerta del Arenal aquel Sábado Santo El cortejo del Baratillo se dirige a la Puerta del Arenal aquel Sábado Santo

El cortejo del Baratillo se dirige a la Puerta del Arenal aquel Sábado Santo

Se cumplían, ni más ni menos, que cinco siglos del Descubrimiento de América. No sin ciertas reticencias y dificultades, la corporación de San Gregorio, para conmemorar a su vez el quinto centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo, consiguió organizar la procesión general. Este acontecimiento se sumaría al amplio calendario de actividades sociales y culturales que se trazaron en la ciudad a la sombra de un evento de dimensiones inimaginables: la Exposición Universal, donde millones de personas procedentes de diferentes partes del globo se citaron en la capital andaluza. Sevilla afrontó en aquel tiempo la transformación urbanística más notable de su historia con la creación de la Isla de la Cartuja y la apertura de la ciudad al río con la eliminación de las vías ferroviarias de la calle Torneo, entre otras actuaciones en materia de infraestructura.

El misterio del Prendimiento entra en la Catedral en la tarde del 18 de abril El misterio del Prendimiento entra en la Catedral en la tarde del 18 de abril

El misterio del Prendimiento entra en la Catedral en la tarde del 18 de abril

Llegó la Semana Santa -una de las más multitudinarias y participativas que se recuerdan- y llegó el 18 de abril, Sábado Santo. Un sol formidable acompañó el inicio de la procesión del Santo Entierro Grande, la octava de toda la historia y la siguiente tras veintisete años de ausencia. En ella participaron un total de catorce pasos invitados: Montesión, Los Panaderos, La Amargura, Las Cigarreras, El Valle, San Roque, La Exaltación, El Museo, El Amor, La Carretería, Quinta Angustia y la Piedad del Baratillo.

El misterio del Desprecio de Herodes participaba por séptima vez en esta procesión El misterio del Desprecio de Herodes participaba por séptima vez en esta procesión

El misterio del Desprecio de Herodes participaba por séptima vez en esta procesión

Se estrenaban en esta procesión la cofradía de la calle Recaredo y la de la calle Adriano, y regresaba a la misma más de un siglo después el crucificado de la Expiración de la Hermandad del Museo. El primero de los pasos, el de Montesión, entró en la Carrera Oficial a las seis y diez minutos de la tarde, y el paso de la Piedad abandonó la Catedral pasadas las nueve de la noche. La última en recogerse fue el paso de la Presentación, rayando la una de la madrugada, minutos después del paso de las Tres Caídas y el Nazareno de San Roque.

El Cristo del Museo, con lirios en los frisos, la tarde del Sábado Santo El Cristo del Museo, con lirios en los frisos, la tarde del Sábado Santo

El Cristo del Museo, con lirios en los frisos, la tarde del Sábado Santo

Como apuntes anecdóticos destacamos la profusión, en aquel Sábado Santo, de los lirios en los adornos florales: son icónicas las imágenes del Cristo del Museo, el misterio de la Amargura, el paso de las Tres Caídas o la Piedad del Baratillo. Una Piedad que, aquella tarde, procesionó en absoluto silencio y la banda del Sol acompañó al misterio de la Carretería, al igual que hizo la Agrupación Musical Virgen de los Reyes tras el paso de Los Panaderos. 

También aquel Santo Entierro Grande nos legó estampas indelebles en el imaginario colectivo, como el paso de San Roque por Alcaicería, el misterio de la Amargura por Puente y Pellón o el regreso del Museo por el Arco del Postigo. 

El Cristo del Amor a plena luz del día El Cristo del Amor a plena luz del día

El Cristo del Amor a plena luz del día

Meses después, durante el verano, se celebró Esplendores de Sevilla, una de las exposiciones de temática cofradiera más reseñables de las últimas décadas. En pleno mes de julio salieron a la calle imágenes como el palio de la Candelaria, el crucificado de Santa Cruz, el misterio de los Caballos o el paso de la Presentación al Pueblo. Eran los últimos coletazos de aquellos fastos inolvidables de la Expo. La ciudad encaraba el siglo XXI, y la Semana Santa también. Nuevos tiempos, nuevas cofradías, nueva logística... La verdadera globalización de la fiesta mayor de Sevilla. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios