Un año de la Magna de Sevilla: un Congreso de Hermandades para la historia

La gran procesión del 8 de diciembre significó el colofón a un Congreso cuyos frutos aún permanecen

Inolvidable resultó la presencia de las imágenes de la provincia en la capital

El gran gesto de Cabezuelo

La Virgen de los Reyes presidió en el Paseo Colón una procesión para el recuerdo
La Virgen de los Reyes presidió en el Paseo Colón una procesión para el recuerdo / José Ángel García

Fue a principios de noviembre de hace ya tres años cuando el arzobispo de Sevilla, en la apertura del curso cofrade, anunció la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, un encuentro con un claro objetivo: situar a la ciudad como punta de lanza de la Nueva Evangelización a través de la religiosidad popular y las cofradías. Aunque en un principio se pensó para octubre de 2024, la agenda vaticana obligó a modificar la fecha a una cita muy querida para los sevillanos: el puente de la Inmaculada.

En estos días se cumple ya, por tanto, el primer aniversario del citado Congreso, cuyos destalles se fueron desvelando progresivamente en diversas ruedas de prensa. Personalidades destacadas del conocimiento, el academicismo y el universo eclesiástico acudieron a Sevilla para ofrecer charlas y ponencias no solo en clave religiosa, también en materia jurídica, litúrgica o cultural. Centenares de cofrades se inscribieron para participar en las mismas, resultando todo un éxito de participación.

El Gran Poder saliendo de la Catedral a plena luz del día
El Gran Poder saliendo de la Catedral a plena luz del día / José Ángel García

Sin embargo, el momento cenital y más esperado del Congreso se dio a conocer meses después de su convocatoria oficial. El evento se cerraría con una gran Procesión de Clausura el 8 de diciembre, que en apenas instantes se le atribuyó el adjetivo de "magna". Sevilla acogería una procesión de estas característas casi tres cuartos de siglo después, exceptuando los Santos Entierros Grande celebrados. Para tal ocasión participarían, además de las principales imágenes devocionales de la ciudad, hasta tres tallas de la provincia con hondo arraigo en nuestra región: la Virgen de Setefilla de Lora del Río, la Virgen de Consolación de Utrera y la Virgen de Valme, de Dos Hermanas. Desde el primer momento, además, se buscó un espacio acorde para desarrollar con garantías este acontecimiento, siendo elegido el Paseo de Colón, al que se accedería por la Avenida y la Puerta de Jerez, para culminar en la confluencia de Reyes Católicos y el Puente de Triana.

Los prolegómenos de aquella procesión no estuvieron exentos de debate, especialmente en clave de seguridad. El gobierno municipal anunció una serie de medidas restrictivas especialmente en materia de aforamientos, sobre todo en previsión de la llegada de hasta un millón de personas. Sin embargo, dichas estimaciones no se cumplieron y la balsa de aparcamientos de autobuses, por ejemplo, solo alcanzaron el 26% de ocupación.

Los itinerarios y las estampas

La Virgen de Setefilla, una devoción con ocho siglos de historia
La Virgen de Setefilla, una devoción con ocho siglos de historia / José Ángel García

Durante los primeros días de diciembre, previos traslados privados, las imágenes de la provincia permanecieron juntas, en sus respectivas andas, en la parroquia del Sagrario, ofreciendo una instantánea irrepetible. Además, cada una presidió cada uno de los días de triduo preparatorio de cara a dicha procesión. Las cofradías de la capital se dividieron en dos tramos para mayor organización. El Cachorro y la Esperanza de Triana marcharon en la jornada del 7 por la tarde, y la Macarena y el Gran Poder hicieron lo propio durante la misma madrugada del día 8, en una especie de "Madrugá" otoñal. El Gran Poder vistió, por primera vez en más de ochenta años, la túnica persa para una procesión, lo que significó el poder contemplarla a la luz del día en la calle.

Una de las sombras que más comentaron los cofrades fue la imposibilidad de abrir la Catedral al público para que fieles y devotos pudieran contemplar las cuatro imágenes juntas, debido eminentemente a necesidades de organización de la procesión, celebraciones eucarísticas y otros pormenores, dado que el Gran Poder entró en el templo sobre las ocho de la mañana y la procesión de Clausura comenzaba a las 16:00.

La Virgen de los Reyes presidió dicho cortejo, hasta ubicarse en un altar efímero levantado ante la Plaza de Toros de la Maestranza. Allí recibió a cada una de las tallas participantes en el siguiente orden: Gran Poder, Setefilla, Consolación, Valme, Cachorro, Esperanza de Triana y Macarena, que terminó el recorrido oficial sobre la medianoche. Dicho altar estuvo presidido por el Nuncio Apostólico, monseñor Bernardito Auza, así como el arzobispo hispalense, el alcalde y el presidente de la Junta de Andalucía.

La Esperanza de Triana ante la Virgen de los Reyes
La Esperanza de Triana ante la Virgen de los Reyes / José Ángel García

Conmovió especialmente entre los cofrades los detalles autóctonos y auténticos de cada una de las imágenes de la provincia, especialmente el modo de procesionar de la Virgen de Setefilla -sin los tradicionales pañuelos blancos- o el de la Virgen de Consolación, cuyo coro nos legó un repertorio musical para el recuerdo y que ya forma parte de la memoria sonora de la ciudad. La primera de ellas entró en San Andrés y la patrona utrerana hizo lo propio, como era natural, en Los Terceros.

Sobre las cinco de la mañana, con el frío como nota predominante, culminó aquella gran Procesión de Clausura con la entrada de la Esperanza Macarena, que fue recibida en un barrio completamente engalanado, al igual que ocurrió con la Esperanza de Triana. El Cachorro transitó por lugares inéditos, como la Avenida de Santa Cecilia, donde aguardaban numerosos hermanos y familias, y el Gran Poder incluso entró con adelanto en su Basílica.

El fruto de aquel Congreso aún pervive: en marzo de 2026 se espera abrir el local que acogerá a doce personas sin hogar, en el marco de la obra social de dicho acontecimiento, así como la creación de un Observatorio de Piedad Popular para impulsar, más si cabe, la necesaria presencia de las cofradías en la sociedad andaluza y como eje vertebrador de las expresiones religiosas y humanas.

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