A Punta de Bisturi

Juego de Tronos… o de pasos

Un nazareno del Cerro.

Un nazareno del Cerro.

El mundo de nuestras cofradías definitivamente pasa por un periodo convulso desde varios frentes que la azotan. A nadie se le escapa que socialmente existe un sector cada vez más numeroso de ciudadanos que no sólo no comulgan con nuestras formas y rituales de conjugar la fe y la tradición en público, sino que se manifiestan activamente en contra de cualquier culto en la calle, algo que nosotros retroalimentamos con salida de pasos cada tarde del año para celebrar el quincuagésimo primer aniversario de la entrega de un fajín o la costura de cualquier dobladillo. Y esa misma tendencia antitradicionalista y anticlerical forma parte de las propuestas de determinados grupos políticos para captar votantes, por lo que las fuerzas vivas que atacan al entorno cofradiero van progresivamente en aumento. Pero no se equivoquen, el mundo de nuestras cofradías se autoextinguirá solo, sin tener nada que reprochar a agentes externos ni a enemigos reaccionarios.

Estamos viviendo estos días el cainismo más vil y cruel que podíamos imaginar en nuestros días entre hermandades, reuniones clandestinas donde varios hermanos mayores que se autoproclaman como esenciales y de mayor peso en cada jornada se reparten los mejores puestos de orden, recorridos y horarios, para conformar el necesario voto de tres cuartos del quorum, dejando al ostracismo a aquella pobre criatura que nunca fue de su cuerda, por lo que sus hermanos tendrán que dar un rodeo por la SE-30 y entrar a las cinco o seis de la mañana, o salir con los churros en la mano.

Y es que el Consejo ha pasado de ser el órgano encargado de la elección del cartelista y pregonero, a instar a las hermandades a que en quince días tienen que estar todas las jornadas reorganizadas para evitar parones, cortes, cruces y tapones, a lo que se abrió un breve plazo para que las propias corporaciones dieran sus propuestas, que serían ratificadas si lo aprobaba el setenta y cinco por ciento de la jornada, o de lo contrario serían ordenadas por el Consejo en base a unos criterios y puntuaciones merecedoras más de Eurovisión que de planificar procesiones. Y créanme si les digo que en nada extrañó, no sólo que los hermanos mayores aceptaran tal maquiavélica encomienda sin rechistar, sino que tampoco ha sido una sorpresa que el intento no haya fructificado en la mayoría de los días, salvo en algunos en los que se han puesto de acuerdo unos cuantos para dejar fuera del pastel al que menos se integró en las convivencias.

Y es que ya no se tiene respeto por la trayectoria, el sacrificio, la historia, dimensión del cortejo, idiosincrasia de la corporación, y hasta el compromiso y cumplimiento para con el día desde décadas. Porque algo que no tiene en cuenta la medida es si va a existir un régimen sancionador para aquella hermandad que a pesar de haber conseguido el ansiado prime time, u horas centrales de la carrera oficial, que a esto se resume todo por el vedetismo de nuestras cofradías, no se ajuste a los minutos otorgados, con lo que seguirán existiendo retrasos y tumultos en la jornada, y cofradías de cinco de la mañana en el mármol. Alguna vez habrá que poner encima del mantel que el verdadero y único mandamiento es cumplir con los horarios por compromiso y respeto al resto de hermandades del día, articulándose la sanción de pasar al final de la jornada a la que con premeditación y alevosía no lo lleve a cabo. Sin embargo, era más fácil entrar por el redil del Consejo, a ver si así se logra ser la cuarta y tener público.

Se cumplimenta así con la ordenanza de la calle San Gregorio, y se distribuirán las hermandades según los criterios acordados, decisiones técnicas que ha elaborado el Consejo y que los hermanos mayores han adoptado como leyes, dando comienzo una nueva era donde las hermandades se habrán desprendido de su zurrón de autonomía, capacidad de decisión y soberanía, sumadas a las ya entregadas a Palacio y al santo Cecop. Mientras, los hermanos mayores habrán protagonizado un nuevo capítulo de Juego de Tronos…. o de pasos, mejor.

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