Cofrades de Cataluña

El Jubileo de la Esperanza reúne en Barcelona a las hermandades con dicha advocación de la diócesis

Estas corporaciones son dignas de elogio en una sociedad con hostilidad civil y desapego eclesiástico hacia ellas

Singularidades cofradieras andaluzas

05 de diciembre 2025 - 17:00

El último fin de semana de noviembre he tenido la experiencia más que entrañable de compartir un hecho histórico, como ha sido la procesión magna del Jubileo de la Esperanza y que de forma excepcional ha reunido en Barcelona a las cuatro advocaciones del mismo nombre de la diócesis en un cortejo que acabó a los pies de la Virgen de la Mercé, patrona de la ciudad condal.

Si tuviera que definir en dos palabras lo vivido en esas jornadas serían admiración y respeto. Les puedo asegurar que ser cofrade en Barcelona, como seguramente en otros puntos, es muy difícil. Ni la sociedad civil, ni el propio clero -que aún sigue viendo en algunos lugares como cristianos de segunda división a los cofrades -son conscientes de la trascendencia que tienen las hermandades en la vertebración de la sociedad.

Venidos de Cornellá, Mataró y Badalona y sumándose a los hermanos de la Macarena de Barcelona hicieron posible un cortejo singular que recorrió las calles con admirable muestra de protestación de fe. Todo al más puro sentir de Andalucía ante la mirada de barceloneses que no sabían que era aquello o de turistas despistados que fotografiaban sin cesar. Pero ese desapego social no hizo en ningún momento que los cortejos fueran algo desangelados sino todo lo contrario. Todos los que acompañaron a las imágenes hicieron una ejemplar demostración de sus sentimientos religiosos.

Implicación municipal

Para los que subimos desde el Sur, donde la implicación de las autoridades municipales se antoja fundamental para el buen discurrir, costaba entender por ejemplo que no hubiera árboles podados, coches aparcados en las calles por donde se transitaba o iluminación navideña a la altura correcta para no tener que improvisar algún recorrido de regreso.

Sirvan estas líneas para recalcar la importancia de estos cofrades en la distancia, mostrar mi respeto a la singularidad de sus pasos y cortejos procesionales que miran con nostalgia lo que seguramente aprendieron de sus padres emigrantes. Y mi admiración porque, a pesar de las turbulencias del entorno civil y en alguna ocasión eclesiástico, siguen navegando con firmeza en sus hermandades.

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