El Palquillo

Un regalo de Sábado Santo en Sevilla

Salida de María Santísima en su Soledad al pie de la cruz, de la Soledad de San Lorenzo / José Ángel García

CONTRA todo pronóstico. Sevilla ha vivido un excelente Sábado Santo. Cuando todo parecía perdido la borrasca Nelson, que nos puso de rodillas como el almirante inglés en la batalla de Trafalgar, ofreció una tregua que permitió que bajo un cielo azul y con un importante sol las cinco cofradías de la jornada pudieran completar sin mayores sobresaltos sus estaciones de penitencia. Eso sí, hubo cambios de recorridos y regresos más acelerados por el pronóstico de la Aemet que decía que a partir de la medianoche volverían a pintar bastos. De hecho, al filo de las 12 cuando el palio de la Esperanza de la Trinidad y la Soledad de San Lorenzo se aproximaban a sus templos comenzó a llover, por lo que las entradas fueron más aceleradas de lo normal. Las hermandades se fajaron y regalaron a los miles de cofrades que se echaron a la calle un Sábado Santo espléndido en lo cofradiero que eleva hasta 19 las corporaciones que han podido completar de manera normal sus estaciones de penitencia. Todo indica que serán finalmente veinte las que lo hagan, ya que el Resucitado ha cambiado su horario para evitar las nubes.

Con el aguacero que cayó en la noche del viernes y la lluvia de la mañana del sábado, muchos pensaban que la Semana Santa de 2024 se había cerrado con el paso de palio de la Virgen del Carmen en aquel sobresaltado regreso a Omnium Sanctorum. Pero un cristiano lo último que debe perder es la esperanza, y esta llegó desde el Plantinar. Parecía complicado que la Hermandad del Sol pudiera salir, pero la junta de gobierno era consciente de que si aguantaba eran muchas las opciones que tendría de salir. Así, tras pedir una hora, que se demoró algo más, la Santa Cruz que abre este cortejo se puso en la calle a las dos y media. Desde que la Virgen del Carmen entró en Omnium Sanctorum en la noche del Miércoles Santo habían dejado de salir 27 cofradías. El Sol tomó con presteza la Avenida de Ramón y Cajal y se dirigió hacia el centro por la Enramadilla y la calle San Fernando. Sevilla había recuperado la Semana Santa de golpe.

A partir de ahí todo se desencadenó de manera rápida en este Sábado Santo disfrazado de Domingo de Ramos con mucho frío. Miles de personas se habían echado a las calles con la ilusión de ver las procesiones. Hay que recordar que en muchas localidades de Andalucía en esta jornada no salen procesiones, por lo que son legión los que se trasladan a Sevilla. Una muestra fue la cola de coches para acceder al aparcamiento público de la Plaza de la Concordia que se extendía por la Gavidia y Virgen de los Buenos Libros. La Policía Local tuvo que emplearse porque aquello se convirtió una ratonera con la calle Alfonso XII cerrada por la salida del Santo Entierro.

Tras el Sol, los Servitas y la Trinidad pusieron sus cruces de guía en la calle. También modificaron sus recorridos para ganar tiempo tanto a la ida como a la vuelta. Nelson amenazaba con intervenir de nuevo a las once de la noche. La Trinidad prescindió de su paso por la calle Sol, uno de los momentos más esperados del Sábado Santo, y del saludo a los Gitanos. Optó por las calles y avenidas amplias. Algo que agradeció el numeroso público que acudió a ver a la cofradía. El Santo Entierro, con muchas menos representaciones, y la Soledad, completaron la jornada tal y como se preveía. Eso sí, de manera más acelerada.

El Sábado Santo es el momento también de hacer balance de una Semana Santa que pasará a la historia. A la espera de lo que haga el Resucitado este domingo tan sólo han completado su estación de penitencia un total de 19 hermandades, contando con las cinco del Sábado. Otras cuatro: la Paz, Jesús Despojado, la Cena y el Buen Fin, se tuvieron que refugiar en la Catedral. Esta última regresará esta tarde a partir de las siete al barrio de San Lorenzo. Otras 37 corporaciones ni siquiera tuvieron opciones de ponerse en la calle. La conclusión, dolorosa, es que sólo un tercio de las hermandades salió con normalidad dejando una de las Semanas Santas con menos procesiones que se recuerdan. Las ha habido malas recientemente, como la de 2003, cuando la Bofetá fue la primera en llegar a la Campana; o la de 2011, con un final aciago. Pero ninguna tan desoladora como la que acaba.

Por lo demás, el Martes Santo, una jornada en la que salió el grueso de la nómina, pudimos comprobar cómo la Policía Nacional recurrió a las tradicionales vallas para aforar calles como la Cuesta del Bacalao, la del Rosario o el Salvador. No había otra opción debido a la gran cantidad de personas. De hecho, hubo que evacuar por la calle Pajaritos a muchas personas que tras pasar San Benito por la Alfalfa se dirigían por Francos a ver la Bofetá. También hay que lamentar la gran cantidad de sillitas que se pudieron ver puntos críticos como la propia Cuesta del Bacalao, donde varias señales señalaban que su uso estaba prohibido. Difícil solución tiene este con un público tan estático que se atornilla a la espera de las cofradías.

En esta Semana Santa también se ha abierto un debate de calado. ¿Es correcto que una hermandad suspenda con varias horas de antelación su salida procesional? Este buen propósito, que busca evitar molestias para los hermanos genera importantes dudas. Primero, porque muchas personas la única vez enel año que van a la hermandad es precisamente el día que visten la túnica. Si le eliminan eso, ya no quedará nada. Ya se les ha quitado a muchos la visita a la casa de hermandad para retirar la papeleta de sitio. Es algo para reflexionar porque la tradición está para cumplirse y vestir la túnica y encontrarse con el resto de los nazarenos, aunque luego no se salga, es algo que de lo que se debería prescindir.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios