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Sevilla

La Alameda de Hércules cuatro años después

  • El cambio del barrio atrae a familias con niños y a turistas extranjeros que dominan en sus hoteles. Lo peor es la falta de limpieza y de mantenimiento públicos.

Hay más luces que sombras en la Alameda si hablamos de lo que ofrece este espacio cuatro años después de ser reformado con el adoquín color albero que diseñó el arquitecto balear Elías Torres. La proliferación de hoteles y turistas extranjeros en el barrio es claro indicador de las bondades del cambio, por más que el alcalde Juan Ignacio Zoido mantenga que a la Alameda no van turistas, como dijo hace meses para justificar su pretensión de construir un parking subterráneo en la zona.

Sin embargo, los hoteles del barrio confirman que su clientela es internacional de forma masiva y que eligen la Alameda por su atractivo. Son extranjeros entre el 70% y el 80% de los clientes de los dos principales hoteles que dan al bulevar. El hotel Sacristía de Santa Ana cuenta que recibe alemanes y holandeses, mientras el Patio de la Alameda acoge en su mayor parte a coreanos, chinos, americanos, rusos, franceses, ingleses, holandeses y sudamericanos de Argentina y Brasil. El Patio de la Cartuja, en la calle Lumbreras, recibe un 60% de clientes extranjeros, franceses en su mayoría.

La dirección del hotel Patio de la Alameda responde que la atracción de los extranjeros por su establecimiento se mantiene siempre así (un 70% de clientes internacionales) por razones que tienen que ver con "el tipo de hotel que es, no tan convencional", opina Irene García-Baquero.

Respecto a la atracción que suscita el barrio de la Alameda, la gerente García-Baquero asegura que los turistas se ven atraídos a alojarse aquí por "la cercanía al centro, la cercanía al río, las vistas, la animación, los bares, la seguridad que da el sitio. El entorno en general, el aire que se respira en la Alameda en todos los sentidos y aspectos".

Siendo una zona turística en pleno centro de Sevilla, donde hacen parada fija los dos autobuses turísticos de la ciudad, llama poderosamente la atención el descuido que sufre por parte del Ayuntamiento de Sevilla. En cuestión de limpieza y mantenimiento es sin duda de las zonas turísticas menos cuidadas del distrito, pese a sus abundantes comercios de todo tipo y a la cantidad de turistas y público que la visita, especialmente los fines de semana.

La publicación digital turística sevillaonline.es destaca la Alameda "como uno de los espacios alternativos más sugerentes" de la ciudad por su "diversidad, vanguardia y realidad urbana". Y añade que "la Alameda tiene un aire bohemio que no se encuentra en otras zonas de Sevilla y que hace una excelente combinación con la atmósfera agradable que da la variedad de gente que pasa su tiempo de ocio en o cerca de la Alameda".

Entre las luces de la Alameda también hay que citar la animación de la zona, convertida en un espacio de ocio y esparcimiento para todas las generaciones desde niños a mayores. Es uno de sus mejores puntos. Es un hecho que las familias acuden en masa a los amplios veladores de los bares y restaurantes de la zona hasta que el sol se pone, mientras sus hijos se divierten en el amplio espacio central en los juegos infantiles, paseando en bicicleta o jugando a la pelota. Se ha convertido, por tanto, en un sitio familiar los fines de semana, cuando se celebran todo tipo de eventos al aire libre desde un mercado ecológico a una muestra canina de galgos, o un punto de encuentro de boyscoutts, y conciertos de todo tipo.

Una tercera luz es la amplia variedad de oferta hostelera que dispensan sus restaurantes y bares con veladores, así como el abanico de productos de sus comercios, desde librerías a floristerías, pastelerías y bares de copas.

La cuarta ventaja es la seguridad que aporta a la zona tener la comisaría de la Policía Nacional siempre funcionando en el bulevar y la cercanía de la Policía Local del distrito centro, a pocos metros en la calle Crédito.

Esta semana se ha conocido que la obra de reforma de la Alameda acabará costando a la ciudad 11 millones de euros por la revisión de precios y los intereses de demora dictados por una sentencia judicial. La cifra final está lejos de los 8 millones por los que se contrató que luego subieron a 10 con los sobrecostes de la obra.

Así pues el coste económico es claramente una de las sombras teniendo en cuenta que han pasado cuatro años desde que la constructora Sando entregó formalmente la obra acabada al Ayuntamiento de Sevilla en 2009. "La enorme inversión no se corresponde con el resultado", aseguran los responsables de buena parte de los comercios de la zona consultados.

Para la mayor parte de los comercios consultados, la excesiva suciedad de la Alameda es de las peores sombras de la zona. Demasiado deteriorada y con apariencia de vieja para los pocos años que lleva abierta al uso.

Esto se debe a la superficie porosa de los adoquines pintados de color albero, unos poros que absorben toda la suciedad, y a que nunca creció el cesped que debía cubrir todo el suelo de la Alameda. Por eso se dejó el hueco entre los adoquines donde se cuelan los tacones altos y las colillas. Lo que era un bonito amarillo albero una vez acabada la obra, es hoy puro gris. Se pintó de albero por deseo de los vecinos, pero el Ayuntamiento no parece decidido a gastar dinero en una solución para recuperar el color que tenía y evitar la excesiva porosidad del adoquín. Lo mismo sucede con las losas rojizas de la calle Sierpes, pero se nota menos al no ser un espacio tan abierto como la Alameda. Algunos hoteles consultados opinan que la única solución sería sustituir el pavimento por otro, algo inviable económicamente.

Aparte de los poros, hay un serio problema de falta de limpieza y de mantenimiento de los adoquines, que requieren un cepillado en profundidad. La suciedad empeora por el constante paso de vehículos por la zona peatonal, ya sea de la Policía Nacional y Policía Local, o de camiones o camionetas que descargan y cargan para algún evento. Falta limpieza y mantenimiento en el mobiliario: bancos y farolas con pintadas. El riego de los árboles no funciona pese al tanque de tormenta.

Los bares están obligados a mantener la limpieza de su zona de veladores poniendo papeleras en las mesas y ceniceros, explica Valle, responsable del bar Badulaque, que se queja de la dificultad de quitar los residuos de las rendijas de los adoquines

El tráfico es otra sombra desde que se derogó el plan de restricción que ha intensificado el paso de coches en el centro. Los marmolillos rotos que delimitan la calzada es un efecto de ello. "Lo peor es el tráfico; antes había más tranquilidad y se paseaba más a gusto. Ahora parece un barrio del extrarradio", se quejaba ayer Inmaculada Torrejón, de la librería y papelería Punto y Coma.

La tercera sombra es la botellona permanente sin control policial pese a la ley que lo prohíbe. La ley antibotellón no se cumple en ninguna zona de laciudad.

La cuarta sombra es la amenaza del parkingsubterráneo. El alcalde está decidido a construirlo. La Junta de Andalucía tiene la última palabra porque hay que modificar el plan urbanístico de Sevilla (PGOU) vigente, que no admite aparcamientos rotatorios en el interior del centro.

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