Asenjo no apoya la huelga
Análisis La confirmación del nuevo estilo de gobierno de la Iglesia hispalense
El prelado corrige a la Delegación de Pastoral Obrera y se desmarca del estilo de su antecesor, proclive a opinar de temas políticos y que apoyó la huelga general de 2002
Por sus hechos los conoceréis. Y por sus palabras se distinguen. El estilo de gobierno ha cambiado definitivamente en la Iglesia de Sevilla. De un cardenal proclive a opinar de todos los asuntos de actualidad por turbios o delicados que fueran, que se metía en los charcos (según su propia expresión) y con un perfil mediático muy acentuado, se ha pasado a un arzobispo mucho más moderado, que mide cuidadosamente sus declaraciones, que gana mucho más en el terreno corto que ante los micrófonos y que ayer tuvo que dejar claro un mensaje que a muchos -católicos o no- podrá parecer bastante obvio: "La Archidiócesis no se identifica con opciones políticas concretas". De un cardenal con gran torrente de voz, abonado a pronunciarse sobre los grandes temas y quizás despreocupado de determinados detalles del gobierno pastoral, a un arzobispo de voz muy tenue, volcado en la atención del clero, que rehúye los temas políticos y que pide en sus cartas pastorales que los curas sean ejemplares en su forma de vestir o que los conductores recen durante los viajes de largo recorrido.
El primer gran hito que marca el cambio definitivo en el estilo de gobierno de la Iglesia hispalense ha venido a cuento del boletín mensual que edita la Delegación Diocesana de Pastoral Obrera -dirigida por un seglar- que en el número de septiembre ha apoyado sin fisuras la huelga general convocada por los sindicatos para el próximo 29 de septiembre. Esta pastoral califica la reforma laboral como la "mayor agresión que han sufrido los derechos de los trabajadores", a los que tilda de "víctimas inocentes". En un tamaño de letra considerable, sentencia: "Rechazamos la reforma laboral. Apoyamos la convocatoria de huelga general como una medida justa y legítima".
Cuando todo parecía la continuación de la misma película (la de la Iglesia de Sevilla animando una vez más a secundar una huelga), monseñor Asenjo tardó muy pocas horas en devolver las cosas a su estado natural. Mandó emitir un comunicado en el que se precisa que el documento de la Pastoral Obrera es de carácter "interno", que no era conocido previamente ni por él como arzobispo "ni por otros órganos de gobierno", y que, por supuesto, su contenido "no representa la postura oficial de la Iglesia en Sevilla". Y para no dar lugar a nuevos equívocos, un mensaje final: "La Archidiócesis reitera su solidaridad con las personas y familias que están sufriendo duramente las consecuencias de la crisis económica. Como destacaba el arzobispo en su reciente carta con motivo del inicio del curso pastoral, la Iglesia sirve y seguirá sirviendo a los hombres en sus necesidades más urgentes desde todas las instancias a su alcance, como es el caso de Cáritas Diocesana y las Cáritas parroquiales, las obras sociales de las órdenes y congregaciones religiosas y las hermandades y cofradías". Pero de apoyo a la huelga, nada.
Atrás, muy atrás, queda ya aquel estilo de gobierno que en muchas ocasiones convirtió la diócesis sevillana en un referente para los medios de comunicación nacionales cada vez que la actualidad política se calentaba. Monseñor Amigo, un año antes de ser designado cardenal, se mostró "comprensivo" con la huelga general del 20 de junio de 2002, aquella convocada contra el decretazo del presidente Aznar. Las declaraciones del entonces jefe de la Iglesia local evidencian una diferencia abismal con el comunicado hecho público ayer. "Esa sombra de sospecha que se está echando sobre los trabajadores como responsables del fraude es absolutamente injusta, porque no es cierto sino en un porcentaje muy reducido. La huelga es un derecho democrático y como tal debe respetarse. Ya sé que una huelga general tiene un componente político de desgaste del Gobierno, pero, por la información que tenemos a través de los sindicatos, hay razones fundadas para hacerla. Yo no veo que esta huelga sea injusta".
A quienes indagaron en su día las razones por las que el Vaticano -guiado por la Conferencia Episcopal de Rouco Varela- apostó por una transición exprés en la Iglesia de Sevilla, no extraña nada el comunicado emitido ayer por el Arzobispado de Sevilla. Hacía tiempo que en varios sectores de la Iglesia chirriaban, por poner algún ejemplo, las buenas relaciones del cardenal con el poder socialista en Andalucía, así como que determinados miembros del clero no sólo no apoyaran, sino que no estuvieran públicamente de acuerdo con las manifestaciones convocadas en Madrid contra las políticas del gobierno de ZP contrarias al concepto tradicional de familia. La Iglesia de Sevilla apuesta ahora por un tono más moderado, ortodoxo y mucho menos mediático.
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