De Chipiona a la Toscana
Calle Rioja
Hoy se va una primavera cálida, preludio de un verano con nuevo alcalde y viejos calores.
Es el ritual del tiempo en Sevilla. Primero llega el calor, después el verano y finalmente el veraneo. Hoy entra el verano en la ciudad, calores de Corpus y de la fiesta de San Juan. Hogueras térmicas que a partir de los 40 grados le dan a la ciudad esa notoriedad de telediario, que llega puntual desde que hay televisión, que prácticamente ocurre desde la última vez que nevó en aquel invierno de 1954. La riada del Tamarguillo en su medio siglo de recuerdos más siete años más. No nieva desde el Mundial de Suiza, cuando aquel país estaba lleno de emigrantes andaluces. En el país de Roger Federer sigue nevando todos los años y no es ni noticia. Hay cosas que no se globalizan por mucho cambio climático: el invierno suizo o el verano sevillano.
Ayer ya lo pregonaban con sus paraguas los vendedores africanos de pañuelos en los semáforos. En verano la palabra Chipiona entra en el top de las más empleadas, la prolongación de la ciudad por otros medios, aunque la vulgarización del exotismo, pobre Julio Verne, ya hace tan cotidianas las escapadas al Caribe, la Toscana o los puertos bálticos. Primavera y verano son contrarios y complementarios en la ciudad: la primera es el reclamo para los visitantes, que se la encuentran en el apogeo de su costumbrismo; la segunda es el pretexto para la diáspora, una huida diezmada o mitigada por las apreturas. Igual que la crisis se tradujo en un descenso considerable del número de divorcios, la famosa desaceleración económica ha incrementado el afán de compartir, la comuna a la fuerza, la visualización del cuñado.
Ya no hay búcaros en los bares ni selecta nevería en los cines de verano, pero eso sí, ahora podemos entrar en internet por el móvil, aunque de qué sirve tanto avance si no puedes beber agua en un búcaro o ver Kárate a muerte en Bangkok en el cine Ideal. La Junta de Andalucía reivindica la titularidad de toda la cuenta del Guadalquivir y no hay piscinas públicas en Sevilla. Es la hora de la imaginación para sustituir con ingenio la limitación de posibilidades de desplazamiento. Han reeditado el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, quizás como un guiño a la estación más clasista de todas: el verano. El primer indignado fue el que se quedó sin vacaciones. El verano es un paréntesis en el calendario: sin colegio, sin fútbol, sin ropa de invierno.
Se ha incrementado la demanda de aparatos de aire acondicionado. Samsung tiene una tienda en la calle Quejío, en el Polígono Navisa. Allí todas las calles tienen nombres de obras de Salvador Távora. La arteria principal se llama Andalucía Amarga. Távora llevó el mundo del trabajo a su teatro y ahora ha llevado el teatro de Távora a este universo de proletarios cualificados. El dramaturgo del Cerro del Águila que pasó por tantos oficios que es en sí mismo un polígono industrial es partidario del abanico. Hoy se va la primavera: ha guardado los palios, pregones y pañoletas. La estación de la esperanza, en su consagración, da paso hoy a la estación de la espera. ¿Cuánto falta para que termine el verano?
Adiós a una primavera aguafiestas. Una de las cálidas de la historia y seca a rabiar, aunque fiel a su cita con la Semana Santa dejó para esos días su ración de chaparrones. Abre una terraza de verano al otro lado del puente de la Barqueta llamada Madrugá. Símbolo de la ciudad en la calle, contrapunto de esa Madrugada de abril con los pasos en los templos y los nazarenos cambiando la túnica por el impermeable.
Llega el verano después de unas elecciones municipales. Doce veranos después… Una estación aparentemente tranquila en la que contra el dicho se procurará hacer la mudanza para evitar la turbación. El ya ex alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín no ha superado todavía la presunta tergiversación de un comentario suyo sobre los sevillanos, la Feria y la playa. Una mezcla que así enunciada sugiere un cartel de fiestas impresionista y que al edil saliente le borró la sonrisa y lo dejó en un estado de otoño perpetuo. ¡Cuidado con los veranos!
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