Hostelería

Tabernero vende mostrador victoriano: adiós a la centenaria Bodega San José de Sevilla

  • La centenaria Bodega San José echa el cierre por la falta de acuerdo económico con la propiedad

Nicolás Bueno recoge un taburete de la terraza, en el número 10 de la calle Adriano.

Nicolás Bueno recoge un taburete de la terraza, en el número 10 de la calle Adriano. / Juan Carlos Muñoz

Mostrador de madera de principios del siglo XX con tapa de caoba de unos seis metros de largo por un metro y treinta centímetros de alto se vende por 14.000 euros. Este es el anuncio que aparece en una plataforma de compraventa de productos de segunda mano y que guarda relación con otro establecimiento hostelero emblemático de la ciudad que echa el cierre a final de mes tras no lograr llegar a un acuerdo económico con el dueño del local.

Últimos días para que los sevillanos y los escasos turistas que transitan por la ciudad se tomen una cerveza con un plato de gambas en la Bodega San José (los más antiguos la conocen como El Punto). La taberna enclavada en el número 10 de la calle Adriano echará la persiana por última vez el domingo 18 (el resto de días es para desalojar el céntrico local) debido a que la familia arrendataria no puede asumir las pretensiones económicas solicitadas por la propiedad de un negocio que se encuentra en pleno barrio del Arenal.

“Es imposible asumir la nueva renta propuesta. Con esto del coronavirus hemos perdido muchos ingresos, ya que son pocos los clientes que se animan a acceder al interior. Es una pena que después de tantos años trabajando me falte un poco para la jubilación. ¿Alguien me contratará?”, apunta entre risas Nicolás Bueno, uno de los dos hermanos que regenta un establecimiento centenario que lleva abierto desde 1893 como despacho y bodega de vinos y aguardientes.

La familia Bueno tuvo varios bares por el centro conocidos como El Punto

La llegada de la familia Bueno desde Santander se remonta a los años treinta, siendo su primer establecimiento en Sevilla el Punto de Puerta Osario. Varios fueron los negocios regentados en distintas zonas del centro. “Ha dado de comer a cuatro familias, se lo quiero agradecer a todos los clientes que han pasado por la bodega”, señala como despedida Bueno.

Aún hay tiempo de darle un último adiós a su afamado montadito de pringá casera (lleva cinco años sin vender la tortilla, el plato estrella). Otro clásico que se marcha para no volver. Un patrimonio en peligro de extinción.

Interior de la centenaría Bodega San José. Interior de la centenaría Bodega San José.

Interior de la centenaría Bodega San José. / Juan Carlos Muñoz

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