Comer a la altura de la Catedral

l Hotel Eme Fusión. Calle Alemanes, 27. Teléfono: 954-56-00-00. 'www.emehotel.com'

12 de marzo 2009 - 05:03

SANTO TERRAZAS

Han considerado en el hotel Eme Fusión que ha llegado el momento de abrir su terraza. Y, si ver la oportunidad de esa reapertura no tiene demasiado mérito con la primavera a la vuelta de la esquina y las calles llenas de gente en busca de los primeros rayos de sol, sí lo tiene ofrecer su cocina mediterránea de mercado en un entorno tan especial, casi a la altura de la Giralda y a escasísimos metros de la catedral sevillana.

Por el momento, sólo puede comerse en el restaurante Santo Terrazas los fines de semana, siempre con reserva previa. De lunes a viernes, por el momento, la terraza se abre desde las 15:00 hasta, más o menos, las 21:00, hora claramente pensada para relajarse copa, o cóctel, en mano. El horario se irá ampliando conforme se acerque el verano, cuando serán las noches las que se lleven el protagonismo de la terraza.

No son escasos los aspectos en los que destaca este restaurante. Pero lo mejor será empezar por la comida. La base está clara: la materia prima, seleccionada por el chef, Mauricio Acuña. A partir de ahí, en Santo Terrazas puede degustarse una mezcla de casi todas las gastronomías que ofrece el hotel en sus bares y restaurantes. Con una precisión importante: es una cocina moderna y actual, no minimalista: quien coma allí no se irá con la sensación de haber probado una muestra de gastronomía, por decirlo finamente.

La carta es breve pero con referencias sabrosas, pensada para el almuerzo, por lo que evolucionará cuando el restaurante sirva también cenas. Puede ser buena idea dejarse guiar. Ahí van algunas recomendaciones de quienes conocen bien el lugar: para empezar, el lingote de foie, cuya exquisitez lo ha convertido en uno de los grandes éxitos de la casa. Una carne puede estar bien para continuar. Habrá que elegir entre el aromático magret, la tierna ternera y el lomo de buey al gril. Y llegan los postres, un drama para más de uno. El biscuit glacé de pestiño y pernot gustará a quienes se decanten por lo más dulce, el mouse de chocolate negro y frutos rojos es una garantía de éxito y luego está el más sofisticado: el tian de plátano, ligero y de fina textura.

La decoración urbana y el acompañamiento musical seleccionado por el dj Marco Pecellín redondean un lugar exquisito y que, si bien es cierto que no puede calificarse de barato, tampoco es de aquellos de los que conviene huir si la cartera no anda muy bollante. Y con otra ventaja: después de comer, el propio restaurante, que ocupa tres terrazas que dan a la calle Argote de Molina, es el lugar ideal para continuar la tarde de la manera más relajada.

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