Depredadores sexuales cazados en Sevilla

Al menos ocho delincuentes sexuales reincidentes han sido detenidos o investigados en la capital andaluza en los últimos cinco años

Miguel Ángel Fernández, el violador del Tamarguillo, en los juzgados.
Miguel Ángel Fernández, el violador del Tamarguillo, en los juzgados. / Juan Carlos Vázquez

La violación de una joven en Triana por parte de un agresor sexual reincidente ha reavivado el debate público sobre la necesidad de mantener encerrados a los delincuentes sexuales más peligrosos. Fernando Gallardo, de 57 años, había pasado 26 años en prisión, los últimos 20 en la cárcel de León por otra violación. Salió en libertad en octubre de 2018. Antes estuvo otros seis años por un robo y, en los años ochenta, unos meses como preso preventivo por otra agresión sexual en Córdoba, de la que finalmente fue absuelto.

La tarde del martes 28 de enero, se desplazó desde Córdoba hasta Sevilla con la intención de escoger a una víctima al azar y violarla. Deambuló por Triana hasta que vio a una joven y la siguió. Cuando ella se disponía a entrar en el portal de su bloque, el agresor se abalanzó sobre ella, le quitó las llaves y el teléfono móvil y la amenazó con un cuchillo pequeño tipo navaja. Después la obligó a entrar en el piso y cerró la puerta por dentro. Allí la mantuvo retenida durante tres horas y la violó reiteradamente en ese tiempo.

La víctima llamó a la Policía a las 0:45 del miércoles. Describió al agresor de manera minuciosa, aportó toda la ropa que llevaba, y destacó especialmente un detalle: tenía una cojera muy pronunciada. Mientras que llevaba a la joven al hospital, la Policía Nacional pasó la descripción a todas sus patrullas que estaban de servicio esa noche, y también a las de la Policía Local. Una dotación de este cuerpo localizó al sospechoso a las cuatro menos cuarto de la mañana en las inmediaciones de la estación de autobuses de Plaza de Armas. Probablemente quería salir de Sevilla en el primer autobús de la mañana.

El sospechoso es de Linares, reside en Villanueva del Arzobispo y llegó a Sevilla desde Córdoba. No tenía relación alguna con la víctima, algo que suele ser habitual en estos casos y que complica sobremanera la investigación policial, puesto que no hay hilos de los que tirar en el entorno de la mujer violada. En este caso habría sido todavía más complicada porque el agresor tampoco tiene relación alguna con Sevilla.

De no haber sido detenido en caliente, como suele llamarse a los arrestos que se producen casi de forma inmediata tras la comisión del hecho delictivo, la investigación podría haberse prolongado en el tiempo, puesto que difícilmente se dispondría de un perfil genético del agresor en las bases de datos policiales. La ley del ADN, que establece la obligatoriedad de tomar muestras genéticas a todas las personas detenidas por las Fuerzas de Seguridad del Estado, entró en vigor en noviembre de 2007, cuando Fernando Gallardo ya llevaba nueve años en prisión. Antes de 2007, estas pruebas sólo podían realizarse con el consentimiento del detenido o con una orden judicial.

En los últimos cinco años, son al menos ocho los delincuentes sexuales en serie o reincidentes que han sido detenidos o investigados en Sevilla. Los especialistas de la Policía distinguen entre tres tipos de agresores sexuales. Por un lado están los compulsivos, tipos reincidentes como Fernando Gallardo. Son los que pueden denominarse depredadores. Suelen tener una conducta psicótica o de perversión sexual. Son los casos que tienen una mayor resonancia social y criminal y una rehabilitación mucho más difícil.

Por otro están los ocsaionales, que cometen un delito puntual, generalmente movidos por un impulso, y no suelen reincidir. Son personas aparentemente normales que aprovechan la ocasión que se les presenta, en una determinada circunstancia, para dar salida a un acto violento de carácter sexual. En un tercer escalón estarían los débiles mentales u oligofrénicos, que padecen alguna patología concreta que los lleva a comportarse de este modo. A continuación se relatan los casos de depredadores sexuales detenidos o investigados en Sevilla en los últimos cinco años.

Bellavista

En marzo de 2015, la Policía Nacional detuvo a un hombre de 50 años, vecino de Dos Hermanas, que asaltaba a mujeres que practicaban deporte en las inmediaciones del Cortijo de Cuarto, en Bellavista. A una de las víctimas la llegó a perseguir con el coche y a atropellarla, causándole lesiones. No llegó a cometer ninguna violación, pero sí tocamientos. Fue detenido gracias a la insistencia de la Policía, que montó una continua vigilancia sobre la zona para identificar a todos los hombres de mediana edad que pasaran por allí. Una de las identificaciones dio positivo, al tratarse de una persona que tenía cuatro detenciones anteriores por agresiones sexuales.

El menor de Valme

Entre marzo y julio de 2015, la Policía Nacional recibió varias denuncias por agresiones sexuales y violaciones (en las primeras no tiene por qué haber acceso carnal a la víctima, aunque sí debe existir violencia o intimidación, pues de lo contrario sería considerado abuso) en un solar utilizado como aparcamiento junto al Hospital Virgen de Valme. Los investigadores llegaron a pensar que podría ser el mismo autor que atacó a varias mujeres en el Cortijo de Cuarto, pero luego vieron que las descripciones no coincidían. Tampoco las franjas horarias, ya que la mayoría de los casos ocurrieron en dos momenetos: las nueve y las once de la noche. El autor resultó ser un menor de edad, de 17 años, al que la Policía llegó a imputar hasta ocho casos. Jugaba en un equipo de fútbol del barrio y asaltaba a mujeres de distintas edades cuando iba o volvía de entrenar.

El Ford Fiesta

Abordó a al menos cuatro jóvenes entre marzo y diciembre de 2015. El agresor, de 25 años entonces, salía de trabajar en un restaurante en la zona norte de la ciudad y regresaba a su casa, en Triana, dando grandes rodeos. Siempre abordaba a chicas jóvenes que paseaban solas y agredió o violó a al menos cuatro en el Porvenir, Los Remedios y Reina Mercedes. Se desplazaba siempre en un Ford Fiesta de color blanco y todos los ataques se produjeron de madrugada. Su modus operandi, como si estuviera saliendo de cacería, lo incluye en el grupo de los depredadores, aunque en ese momento no tuviera antecedentes.

Pidió ser castrado

Es un caso muy parecido al de Triana. Borja P. L. fue condenado en 1998 a 18 años de cárcel por tres violaciones y una agresión sexual. Salió de prisión en 2013 con un tercer grado de penitenciario y una orden de alejamiento de Sevilla. Se estableció en Camas para poder regresar cada noche a dormir a la cárcel. A primera hora del 31 de diciembre de 2015, tras una noche de juerga con un amigo, abordó a una mujer en la calle Hespérides, la sujetó fuertemente por la espalda y le presionó el rostro contra el suelo para que no lo viera. La amenazó de muerte y la violó. Dejó un vestigio que permitió a la Policía identificar su ADN. Fue detenido e ingresó de nuevo en prisión. A la juez le admitió que no puede frenar sus impulsos y llegó a pedir la castración química.

Violador y asesino

El 27 de julio de 2017, una persona que corría por el Parque Amate descubría entre unos matorrales en llamas el cuerpo semiquemado de una mujer. Era una mujer que ejercía la prostitución, a la que antes había intentado agredir sexualmente. Un mes después, el 28 de agosto, una joven de 24 años que corría por el Parque del Tamarguillo fue abordada por un hombre que la golpeó y la tiró por un terraplén. Allí la violó, manteniéndolo siempre la cara tapada para que ella no pudiera verle. Ambos casos tuvieron un mismo autor, Miguel Ángel Fernández, un hombre de 39 años que había sido condenado por una violación cometida en un municipio de Badajoz en el año 2003. Por el homicidio del Parque Amate fue condenado a 14 años de prisión, mientras que por la violación del parque del Tamarguillo le cayeron otros 12.

El empresario turístico

Es el único de los que no ha sido detenido aunque sí está siendo investigado por la Justicia española, sobre todo después de que laEmbajada de EEUU emitiera una alerta sobre él. Manuel B. V. era un empresario turístico que organizaba viajes a Marruecos y Portugal para estudiantes estadounidenses. Una joven de Florida denunció que la violó durante uno de esos viajes. A esa denuncia se sumaron algunas más. Otra estudiante murió en extrañas circunstancias en su piso de Sevilla, al caerse ebria desde un ático. La investigación por esa muerte fue archivada.

El falso taxista

Hasta que se produjo la violación de Triana, el falso taxista era el caso más reciente de violador con antecedentes por delitos similares detenido en Sevilla. Ocurrió en agtosto de 2018, cuando el sospechoso se hizo pasar por taxista para recoger a la víctima y a su hermana en las inmediaciones de una discoteca de la isla de la Cartuja. Primero dejó a la hermana en su destino, en la rotonda más próxima a Santiponce, y después se dirigió a un descampado con la otra chica, a la que violó dentro del vehículo. Fue detenido en noviembre, cuando se encontraba en prisión preventiva por otras dos agresiones sexuales cometidas en Alcalá del Río. Precisamente fue juzgado el pasado jueves y admitió los hechos. La Fiscalía le ha rebajado la petición de 12 a 5 años de condena.

Así es el protocolo que aplica la Policía para las violaciones

La Policía Nacional aplica siempre el mismo protocolo para las agresiones sexuales. Es fundamental que la víctima no se lave ni tampoco que limpie la ropa. Así lo expuso a este periódico hace unos años el inspector Paco Galván, de la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional. Una vez que la víctima llama a la Policía, una patrulla la acompañará en todo momento, la tranquilizará y la llevará a un centro de salud u hospital donde se le tomarán muestras para tratar de encontrar algún vestigio que ayude a dar con el agresor. Las investigaciones de violaciones suelen ser muy complejas, ya que las víctimas no suelen tener nada en común con los agresores. Es aconsejable que las mujeres que sufran este tipo de delitos se fijen en el agresor y no se enfrenten a él. Si es posible, es recomendable también entablar conversación o diálogo con él y tratar de convencerlo. No todas las víctimas reaccionan igual ante una agresión sexual. Algunas se bloquean y no recuerdan nada. Otras sí dan pistas que ayudan a localizar a los autores. Algunas de las investigaciones que ha llevado la Policía han durado casi un año, pero la mayoría de ellas terminan con éxito. En algunas de ellas se han descartado a cientos de sospechosos que encajaban con la descripción aportada por la víctima antes de dar con el autor.

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