Francisco Correal
De Sevilla a Dublín con viaje de vuelta
Urbanismo
Los béticos ya conocen el futuro Benito Villamarín, un diseño del arquitecto Rafael de La-Hoz y la empresa estadounidense Gensler que ha ganado el concurso internacional de arquitectura para la nueva grada de Preferencia y la actuación sobre los elementos exteriores e interiores de Gol Norte, Fondo y Gol Sur, la colocación de una cubierta, y la ordenación de la totalidad de la parcela. Ahora tocar convertir el diseño en un proyecto básico que sea viable, urbanística y jurídicamente. No es tarea sencilla.
La intención del Real Betis es que la ampliación de las instalaciones y los nuevos equipamientos se levanten sobre un suelo de titularidad municipal. Se trata de la explanada de Preferencia que el club utiliza desde hace varios años como aparcamiento en superficie. En la documentación se expone que se tratará de “una dotación de espacios públicos de calidad, con una plaza principal con áreas verdes y peatonales, con zonas de ocio y paseo; y se crearán servicios y equipamientos, como nuevas plazas de aparcamiento subterráneo y espacios comerciales” que aumentarán la actividad de la zona durante todo el año y darán servicio a los vecinos de Heliópolis.
Más de uno en las caracolas de Urbanismo se ha echado las manos a la cabeza al ver las dimensiones del edificio planteado para la parcela municipal y que aparece en las recreaciones del futuro estadio de fútbol. Ahora toca ver cómo se plasma todo en un proyecto técnico. Para empezar a trabajar en ello, el gobierno de José Luis Sanz convocará una reunión técnica entre ambas instituciones con la premisa principal de dar soluciones urbanísticas y jurídicas antes de la redacción de un proyecto de ejecución que permita licitar las obras antes del próximo verano.
¿Qué hay a día de hoy en la Gerencia de Urbanismo sobre el futuro Benito Villamarín? Existe un convenio urbanístico preparatorio del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 2006 en el que el Real Betis obtiene la calificación urbanística de deportivo privado singular con la posibilidad de destinar el 30% de la edificabilidad a usos coadyuvantes (hotel, comercial, oficinas) y también obtendría mediante permuta la parcela municipal junto al estadio y Heliópolis. Teóricamente, por este convenio la ciudad gana un estadio finalizado de alta calidad y un proyecto arquitectónico unitario en las dos parcelas afectadas. A cambio, el Ayuntamiento obtendría mediante una permuta un local de 3.000 metros cuadrados dentro del complejo que se edificase para usos de interés público.
Hasta la fecha, ese convenio ha tenido numerosas vicisitudes para su ejecución derivadas de la complejidad jurídica del planteamiento. Existe un borrador de respuesta en el que básicamente se concluye que el convenio se encuentra cumplido en lo puramente urbanístico (calificación y edificabilidades) y detalla la inviabilidad de la permuta prevista.
La recomendación de los técnicos de Urbanismo es que, dada la necesidad de redactar (conforme a las normas del PGOU) un estudio de detalle para establecer las condiciones, la forma y los usos concretos de las edificaciones a implantar en la manzana completa, parece lógico establecer de común acuerdo entre las dos propiedades la ordenación de esa parcela en el correspondiente estudio de detalle que se redacte. Además, una vez que se conozca la ordenación concreta en ese estudio de detalle y desde un punto de vista patrimonial, tomar la decisión que corresponda sobre la parcela de propiedad municipal que sea más acorde con su ordenación y usos.
En los últimos meses, el Ayuntamiento ha advertido al Real Betis de dos cuestiones fundamentales: la dificultad administrativa del proceso para formalizar la permuta por otra edificación y que las condiciones de contorno sociales y vecinales no son las mismas que las previas al PGOU. Y algo no menos importante. Avisa de que existe una posición vecinal, de grupos de opinión y de colectivos patrimoniales totalmente en contra de la edificación de un gran complejo terciario frente a Heliópolis.
Urbanismo sostiene que lo razonable es que se produzca un proceso de participación externo que genere consensos sobre la propuesta final, para después instrumentar mediante la figura de ordenación urbanística más idónea (un estudio de detalle) la operación urbanística y jurídica de permuta o venta, en función de las necesidades reales de esa zona del nuevo Benito Villamarín respecto a la parcela municipal. Queda camino por recorrer.
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