Fusión sevillana con destino a Mesopotamia

Calle Rioja

El saxofonista Gautama del Campo viaja el sábado a Bagdad para dar con su grupo cuatro conciertos en la capital iraquí, invitados por el embajador, y dos en el Kurdistán

Gautama del Campo, el día que ganó en el festival de las Minas.
Gautama del Campo, el día que ganó en el festival de las Minas. / José Albaladejo / Efe

EL saxofonista Gautama del Campo no hace puente. Por segundo año consecutivo, el músico sevillano actuará con su grupo en Irak. El sábado 3 de noviembre, en pleno fin de semana de los Santos y los Difuntos, viajan a ese país para ofrecer cuatro conciertos en Bagdad y otros dos en las ciudades kurdas de Erbil y Solimania.

A Gautama del Campo (Sevilla, 1967) le acompañan Ezequiel Reina, cante y guitarra, Joaquín Huertas, percusión, Chechu Hierro, bajo, y Marta Balpardo en el baile, que ya viajó con él en su última actuación en Toulouse. En esos seis conciertos contarán con el respaldo de tres músicos iraquíes, Omar Ziyad, con el kanun (una especie de caja procedente del norte de África), Saud Murrani con el laúd, y Mustafá Sabeaa con el darbuka, tambor en forma de copa típico de esas tierras.

Como el año pasado, este concierto ha sido posible por la mediación de Juan José Escobar, malagueño, embajador de España en Irak. “Lo conocí en Alicante cuando era cónsul en Jerusalén y fuimos a tocar a esa ciudad”, dice Gautama del Campo, que amenizaba las colas de la Expo 92 con su hermano Aquiles, saxofonista como él y componente del grupo Círculo Vicioso.

“El primer Del Campo que fue a Mesopotamia debió ser mi padre”, dice Gautama al final de uno de los ensayos para referirse al pintor Santiago del Campo. “Creo que estuvo en Jerusalén invitado por los judíos y nosotros actuamos en Palestina”.

Un año más le volverá a fascinar un país, una tierra “muy rica en agua y en petróleo”, donde las autoridades quieren que suene la música del bajo y de la guitarra como signo de normalización frente a la música que fue tan cotidiana de las bombas. “Nada más llegar te ponen un chaleco anti-balas y vas en un coche blindado, pero es por protocolo”.

En 2017 Gautama del Campo & Co. actuaron en la sede de la ONU en Bagdad y en la Embajada de España el 12 de octubre, día de la Hispanidad. En pleno frenesí del Halloween, recuerda años en los que los niños se familiarizaban antes con Mesopotamia y sus dos ríos, Tigres y Eufrates, que con Arizona y California.

A Bagdad y al Kurdistán llevará la música que le ha hecho acreedor de una justa reputación, la fusión del flamenco con muchas músicas. “Hay un tema gallego que en realidad procede de una alegría de Cádiz”. A la vuelta del viaje a Bagdad y las ciudades kurdas, harán una gira por pueblos de Mallorca. Gautama del Campo acaba de grabar su primer disco, Saxoleá, aunque son innumerables los trabajos que ha hecho para otros artistas.

Ha sido un buen año para el saxofonista. En la última Bienal de Flamenco tocó con su grupo en sendos conciertos populares en el Tardón y en una de las iglesias del Polígono San Pablo, en la calle Soleá, que tienen pinturas de su padre, Santiago del Campo.

Hace tres años, después de conseguir dos segundos premios, Gautama consiguió el Filón del festival de las Minas de la Unión, en Murcia, al mejor instrumentista flamenco. Interpretó una soleá de Triana y completó el podio en el que la acompañaron la cantaora almeriense María José Pérez, que se llevó la Lámpara Minera, y la bailaora granadina del Sacromonte Alba Heredia.

El grupo regresará a Sevilla el día 12 con las pilas bien cargadas de un lugar donde se fusionan los ríos y también son mesopotámicas la música y la cultura.

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