los invisibles

"El barrio de Gracia es una mezcla de Triana, Santa Cruz y el Porvenir"

  • Manuel del Pino. Ha vendido libros dedicados del último premio Cervantes en la muy literaria ciudad de Barcelona, a la que se fue en 1986 desde el sevillano barrio del Porvenir

Manuel del Pino, en la calle Feria antes de adentrarse en el mercadillo del Jueves.

Manuel del Pino, en la calle Feria antes de adentrarse en el mercadillo del Jueves. / josé ángel garcía

Media vida en Sevilla, media en Barcelona. Allí se fue con su mercancía el librero Manuel del Pino (Sevilla, 1956), sevillano del Porvenir que ha vuelto a ver a sus amigos en la feria del Libro Antiguo y de Ocasión.

-¿Fue librero en Sevilla?

-La tenía en la calle Mesón del Moro, debajo del estudio del pintor Ben Yessef.

-¿Cómo llega a las librerías?

-Yo trabajaba para numismáticos importantes en el Archivo de Indias, en tiempos de Rosario Parra y María Antonia Colomer; buscaba cosas sobre las Cecas mexicanas y peruanas, de Zacatecas, Chihuahua y San Luis de Potosí.

-¿Cambió de coleccionismo?

-Los viernes por la noche cogía el tren expreso a Madrid. El sábado repartía el tiempo entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde conocí a Alberto Álvarez Insúa, una eminencia, y me acercaba a la librería de Pepe Blas Vega en la calle Prado.

-¿Descubrió el ambiente?

-Iba también a otra librería donde había tenido su tertulia el pintor Gutiérrez Solana. La regentaba una señora vestida de negro muy antipática que siempre estaba comiendo culo de pepino. Le caí en gracia, yo creo que por mi acento porque su marido era gaditano. Tenía libros a unos precios escandalosos.

-¿Y volvió a Sevilla librero?

-Los sábados por la noche cogía el expreso a Sevilla. Llegaba a las siete de la mañana del domingo y me iba al Cabildo. A todos los vendedores, menos los de sellos y monedas, nos habían echado del compás de Santa Marta.

-¿Por qué se va a Barcelona y no a Madrid?

-Parte del negocio lo tenía con gente de Madrid. Estuve dudando, pero al final me decidí. Ahora estamos con esta historia de los políticos, pero la gente es igual allí que aquí.

-¿En qué zona vive?

-En el barrio de Gracia, el más parecido a nosotros. Es una mezcla del Porvenir sin edificios de cuatro plantas, parte del barrio de Santa Cruz y la Triana del Altozano y la calle Castilla.

-Este año no ha puesto su puesto en la Feria de Sevilla...

-He ido a las Ferias de Valencia, Vitoria y Santander. Empecé a sentirme mal y el cardiólogo me dijo que ni Barcelona ni Sevilla.

-Le han dado el Cervantes a un barcelonés...

-Eduardo Mendoza se ha pasado por mi librería y ha dedicado libros en Sant Jordi.

-¿Vendió mucho caso Savolta?

-El libro que más he vendido de Mendoza es Sin noticias de Gurb.

-Un extraterrestre en los Juegos de Barcelona 92. ¿Los vivió?

-Me vi todos los partidos de baloncesto. Un día fui con dos amigos al pabellón de Sant Jordi a ver un entrenamiento y en vez de entrar por la puerta del equipo australiano entramos por la de Israel. Nos cachearon.

-¿Se ve con libreros sevillanos?

-Iba a las tertulias de El Desván, la librería de Luis Andújar. Tengo relación con Antonio Castro, Abelardo Linares, Ignacio de los Terceros, que debería ser el nuevo presidente del gremio.

-¿Alguna rareza de bibliófilo?

-He tenido auténticas maravillas de Bécquer, cartas y dibujos de su hermano Valeriano. Uno de esos libros se lo regalaron en la Expo al presidente de México.

-¿Vivió la Expo?

-También la disfruté. Coincidí con algunos libreros americanos. El pabellón de Japón no lo voy a olvidar nunca.

-¿Qué sigue siendo allí?

-Bético por la gracia de Dios y porque Dios es gracioso. Allí lo he visto hasta en Segunda.

-¿Y las cofradías?

-Me gustan más las del otro lado del río. La Esperanza de Triana. A la Macarena sólo entré cuando se casó mi hermano.

-¿Y si Cataluña se separa?

-Si hubieran hecho el referéndum hace dos o tres años, seguiríamos todos juntos. Personas que nunca se han sentido antiespañolas no sé qué votarían. Hay mucha gente cansada de la chabacanería del PP y sus adláteres. En vez de unir, están dividiendo.

-¿Para qué sirve un libro?

-Es el mejor antídoto contra el alzhéimer. Lo único que cura los problemas de cabeza, ni sudokus ni historia.

-¿El libro que más vendió?

-Las poesías de Josep Carner y el Quijote.

-¿Y su especialidad?

-Muchos libros de la Guerra Civil, sobre todo del bando leal, los que la perdieron. Antonio Machado, Unamuno y Valle-Inclán, por descontado. Joan Salvat-Papasseit. De los extranjeros, Rimbaud, Oscar Wilde. Y después, literatura de vanguardia y pequeñas misceláneas de arte y tema local. Al libro ahora lo está sustituyendo el coleccionismo. Se valoran más muñecos de la guerra de las Galaxias que una edición rarísima de poesía española o francesa.

-¿En qué Sevilla se mueve?

-Me quedo en casa de mi hermano, en Sevilla Este. Menos mal que está el 27.

-Le gusta el 98 y se mueve en el 27...

-Me gusta Lorca, por supuesto. Pedro Salinas, Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández.

-¿Alguna curiosidad libresca?

-A Arturo Pérez-Reverte le vendí, a través de un librero de Gerona, libros de piratas y corsarios. Y a un cliente americano un Ulises que compré en Londres.

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