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José Miguel Cedillo reclama la paz como legado de su padre asesinado por ETA

  • El hijo del policía asesinado por ETA visita el País Vasco 36 años después para un sentido homenaje.

Dolores García y José Miguel Cedillo, viuda e hijo del policía nacional asesinado por ETA, y la hermana del fallecido, María Cedillo, observan un olivo plantado ayer en Errenteria.

Dolores García y José Miguel Cedillo, viuda e hijo del policía nacional asesinado por ETA, y la hermana del fallecido, María Cedillo, observan un olivo plantado ayer en Errenteria. / EFE

El sevillano José Miguel Cedillo ha pedido hoy a pocos metros del lugar exacto en el que su padre fue asesinado por ETA el 14 de septiembre de 1982, que su nombre permanezca "indisolublemente ligado a la paz" y "ayude a construir el camino de la convivencia".

Cedillo, que ha defendido que "no se trata de pasar página sino de construir una nueva", ha vuelto 36 años después al alto de Perurena, en Errenteria (Gipuzkoa), en el que la "sinrazón" de ETA le hizo el hombre "más desgraciado del mundo" para homenajear a su padre en un acto marcado por la emoción.

Organizado por el propio Cedillo y con el apoyo del Ayuntamiento de Errenteria, de EH Bildu, el homenaje ha congregado, en una campa frente al restaurante Mugaritz, a representantes institucionales y políticos vascos, entre los que ha estado la portavoz de la coalición soberanista en el Parlamento Vasco, Maddalen Iriarte.

También han acudido el escritor Fernando Aramburu, el periodista Gorka Landaburu, la exdirectora de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco Maixabel Lasa, así como los hijos de víctimas de ETA Naiara Zamarreño y Josu Elespe.

Tras un lago abrazo con el alcalde de Errenteria, Julen Mendoza, que le ha precedido en el uso de la palabra, Cedillo ha asegurado que se ha encontrado "reconfortado" en esta tierra a la que ha vuelto para "despejar el borrón en el mapa físico y de sus emociones" y que lleva sin pisar 36 de sus 39 años.

"No podía imaginar que estos durísimos días iba a encontrar el arrope de extraños que sienten como familia", ha indicado Cedillo, que ha matizado que "solo habla en su nombre", ya que "ni quiere ni puede ser ejemplo de nada", y ha pedido "respeto de quienes no piensen ni sientan" como él.

Después de 36 años "tenía que venir a encontrarme con el pasado", ha indicado Cedillo, quien ha señalado que "no se trata de pasar página, porque no se puede, sino de escribir un nuevo renglón a renglón, construyendo la convivencia, regando la paz".

"Si desde octubre 2011 las cosas han cambiado", ha indicado en referencia al anuncio del fin de la violencia de ETA, "debemos hacer que cambien de verdad, creyéndonos, practicando esto que ahora vivimos", que es lo que tanta gente "con tanto sufrimiento persiguió", para que crezca "sano y con memoria", ha dicho.

Ha pedido que el nombre de Antonio Cedillo "salga del listado anónimo de más de 800 víctimas del horror para pasar al listado también anónimo de quienes han ayudado a construir la paz", que "ese sea su legado".

"Nadie me puede devolver a mi padre, pero sí puedo hacer que su nombre permanezca ligado a la paz indisolublemente".

Cedillo ha reiterado su exigencia sobre la situación de los huérfanos de ETA que padecen "consecuencias" que les imposibilitan "tener una vida normal" y "que están fuera de la ley de solidaridad" y ha pedido a los responsables políticos que "esta herida se cierre en firme con reconocimiento, reparación y dignidad."

Previamente, el alcalde de Errenteria ha reconocido que desde que hace dos meses recibió la primera llamada de José Miguel explicándole la intención de organizar este acto se ha producido en él "un microproceso" y ha comenzado una "relación llena de imaginación que cuestiona nuestras propias certezas".

"Quiero imaginar que se puede traspasar la frontera de la solidaridad sin miedo a perder ninguna esencia" y que se puede estar en el homenaje "para ayudar a la familia a liberarse de su dolor, incluso compartiendo lecturas y visiones diferentes del pasado", ha señalado el primer edil.

Errenteria como municipio "tenía una deuda" con la familia Cedillo, ha agregado Mendoza, que ha señalado que incluso siente "una deuda personal" en su "interior".

El 14 de septiembre de 1982 "se destrozó la vida" de esta familia "a la que quiero y queremos ayudar a recomponer, conscientes de que el daño es irreparable, y Antonio no va a volver", ha concluido.

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