Parque Arte Sacro: Un yermo empresarial

El recinto, pensado en su día para la artesanía religiosa, sólo está ocupado en un 12%. La falta de una sociedad gestora ha paralizado las ventas y alquileres de talleres.

El dorador Javier González, uno de los más reconocidos en su oficio, es de los pocos artesanos que ocupan actualmente un taller en el Parque Arte Sacro.
Diego J. Geniz, Sevilla

17 de febrero 2015 - 05:03

El Parque Arte Sacro es un yermo en el tejido empresarial de la ciudad. Uno de los proyectos que reunía bastantes condiciones para alcanzar el éxito se encuentra actualmente desaprovechado. Sólo 14 de los 114 talleres que hay en este polígono -sobre el que pesa una hipoteca de más de 11 millones- están ocupados, un vacío causado por la crisis, los fallos en la promoción y los cambios de sociedad gestora del recinto en los últimos años. Mientras los empresarios allí instalados reclaman medidas para relanzar la zona, gobierno local y oposición se culpan de que sólo se haya rentabilizado un 12% del parque de artesanía.

El proyecto de Arte Sacro se forjó en el segundo mandato de Alfredo Sánchez Monteseirín. Al frente de la Delegación de Economía, que pilotó este proyecto, se encontraba la socialista Rosamar Prieto-Castro. Todo apuntaba a que iba a ser un éxito. Los artesanos eran los primeros interesados en contar con un espacio único para el sector, que sirviera de referencia para un ámbito económico propio de Sevilla y que no podía permanecer por más tiempo en antiguos talleres que no reunían -ni reúnen- las condiciones necesarias para un oficio cuya clientela traspasa las fronteras de lo local.

Los buenos augurios pronto se quedaron en eso: en expectativas. El último mandato de Monteseirín supuso el traspaso de las competencias de Economía y Empleo a IU y de ahí a la sociedad municipal Sevilla Global. Comenzaron los problemas y la falta de entendimiento entre los artesanos y el concejal Carlos Vázquez. Las desavenencias -propiciadas entre otros motivos porque el citado colectivo no estaba dispuesto a que los talleres los ocuparan profesionales ajenos al sector- provocaron que un tercio de los que habían adquirido los locales renunciaran a ellos. En este tiempo, incluso, hubo cinco municipios (Umbrete, Bollullos de la Mitación, Tomares, Dos Hermanas y Coria del Río) que se ofrecieron a acoger este proyecto.

A todo ello se unieron los contratiempos surgidos en la ejecución del proyecto. En principio, se barajaba que este parque estuviera abierto en el primer trimestre de 2009, pero los desacuerdos entre Sevilla Global y Sacyr, que exigió una mayor inversión, provocó que se rescindiera el contrato en otoño de 2008. En 2009 se realizó otra adjudicación. Esta vez a Ferrovial. Dichas dificultades provocaron que la obra no se concluyera hasta abril de 2011, en vísperas de los últimos comicios locales.

La demora afectó de lleno al proyecto, que se vio inmerso en la crisis económica. En 2011 muchos artesanos, al margen de las discrepancias con el gobierno local, renunciaron a su local por falta de dinero (ya entonces se había planteado el alquiler, fórmula no contemplada al principio). La causa: los pedidos de las hermandades habían bajado considerablemente.

Lo que en su día se planteó como un gran proyecto acabó siendo una carga muy pesada para el nuevo Ayuntamiento liderado por Juan Ignacio Zoido, al que la ley estatal de racionamiento de las administraciones públicas le vino como anillo al dedo para liquidar Sevilla Global, una sociedad deficitaria.

La administración de Zoido tuvo que enfrentarse en este tiempo a la devolución de la señal dada en su día por los artesanos que quisieron instalarse en Arte Sacro. El sueño se había hecho añicos. El parque, tras la disolución de Sevilla Global, se quedaba sin gestora. No ha sido hasta el pasado otoño cuando se le ha hecho entrega a Emvisesa de dicho recinto como parte del pago por las obras de ampliación de Fibes. "Emvisesa está aterrizando", comenta Javier Alés, portavoz de los artesanos y que tiene su taller de encuadernaciones en este enclave. "Durante este tiempo no hemos tenido una gestora. No se ha podido vender ni alquilar, pues el Ayuntamiento carece de competencias para ello. Esperemos que la empresa de la vivienda se ponga cuanto antes a ello, pues sólo así se puede revitalizar Arte Sacro", explica Alés.

Todas estas dificultades han conllevado a que sólo haya un 12% de los talleres ocupados y 12 de las 223 plazas de garaje vendidas. Entre los artesanos se encuentra el orfebre Ramón León, los doradores Hermanos González, el tallista Julio Morillo o el propio Javier Alés, que pagó 200.000 euros por su local. También hay una nave que compró la banda de Tejera para sus ensayos y otra que fue "cedida" a la banda de las Cigarreras cuando se vio obligada a abandonar los bajos de Marqués de Contadero. Los artesanos llevan "cuatro años" a la espera de reunirse con el Ayuntamiento para que les ofrezca una solución. La cita está aún sin fecha.

En 2013 Sevilla de Moda adquirió una de las naves del parque con 18 módulos. En total, ocupa 2.000 metros cuadrados. Sus responsables piden que el recinto se abra a nuevos sectores. "Fue un error enfocarlo sólo a la artesanía religiosa. Empresarios de otras áreas económicas estarían dispuestos a trasladarse a un parque que reúne las condiciones idóneas para desarrollar un proyecto", comentan fuentes de Sevilla de Moda.

Otra de las alteraciones sufridas respecto al proyecto original afecta al edificio polivalente, pensado en un principio para tareas de promoción del sector y que contaba con una sala de exposición para que los artesanos mostraran sus obras. Este espacio lo usa actualmente el Instituto Municipal de Deportes (IMD) como sede después de abandonar el Estadio de la Cartuja, donde pagaba un alto alquiler. Los propietarios de los talleres recuerdan que en su día compraron estos locales con la condición de que podrían hacer uso del citado edificio, que hoy sólo disfruta el IMD.

Un espacio muy reconocido por su arquitectura

Un parque casi vacío pero premiado. Ni los reconocimientos recibidos por su diseño han sabido venderse como atractivo para que se ocupen los talleres de Arte Sacro. Este recinto recibió en 2011, a los pocos meses de su inauguración, el premio Arquitectura Plus en la categoría de edificios para el trabajo. De los 80 proyectos que se presentaron, éste resultó el elegido por un jurado compuesto por más de 200 profesionales. Los autores de su diseño son Asier Santas y Luis Suárez, que intentaron "reinterpretar" la atmósfera "íntima" en la que trabajan los artesanos. También fue finalista del V Premio de Arquitectura Enor. Sus ocupantes alaban el buen estado de conservación y recuerdan que el Ayuntamiento estuvo varios meses sin pagar la comunidad de las naves vacías, lo que produjo "serios problemas" económicos.

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