La vuelta a la normalidad se refleja en las cifras de la próxima Selectividad. Las pruebas de acceso a la universidad que se celebrarán en Sevilla -como en todo el distrito único andaluz- del 14 al 16 de junio registran una cifra de matriculados que no dista mucho de la de 2021. Cierto es que existe una bajada respecto a la del año pasado, pero mucho menor a la que se registró hace 12 meses para la convocatoria ordinaria.
Entre la Universidad de Sevilla (US) y la Pablo de Olavide (UPO), los que se presentan a estas pruebas suman 11.909 inscritos. De ellos, 10.497 corresponden a la Hispalense y 1.412 a la Olavide. En ambas instituciones públicas se perciben bajadas de matriculados. En la US son 50 menos y en la UPO, la misma cantidad. Por tanto, la merma es de un centenar.
Aunque sigue existiendo una bajada en las matriculaciones, esta caída dista bastante de la que se sufrió en 2021, que llegó a las 700 entre ambas universidades. Un descenso motivado por la pandemia del Covid-19. No debe olvidarse que los alumnos que acudían a la Selectividad en aquel entonces eran los que habían sufrido la irrupción de la crisis sanitaria en marzo de 2020, es decir, en el primer curso del Bachillerato, lo que obligó a suspender las clases presenciales en el tercer trimestre.
Para estos jóvenes, el segundo curso de la enseñanza posobligatoria -que se inició en septiembre de 2020- tampoco recobró la normalidad por completo. Aunque muchos institutos apostaron por el modelo semipresencial para tercero y cuarto de la ESO -como permitía la Consejería de Educación-, algunos centros (más de los deseados) se vieron obligados a adoptar este formato rotatorio en la asistencia a clase debido a sus limitaciones físicas. Una opción que en este tipo de enseñanzas resultó un fracaso. Dicha situación es la que provocó que el número de alumnos que lograron aprobar el Bachillerato y, por tanto, presentarse a la Selectividad (ahora llamada Pevau) fuera bastante menor al de otros años.
El descenso continuará
La vuelta a la normalidad tras superarse la etapa más dura de la pandemia ha logrado recuperar cifras semejantes a las de 2019 y 2020. No obstante, continúa la tendencia a la baja que, en palabras de Marián Morón, vicerrectora de Estudiantes de la UPO, obedece a "ciclos naturales". Una disminución que irá incrementándose los próximos cursos, especialmente cuando a Bachilllerato lleguen los jóvenes que nacieron durante los años de la crisis económica generada en 2008, que supuso una drástica bajada de la natalidad que todavía continúa. Dicha generación es la que este curso ha entrado en primero de la ESO. No debe olvidarse en esta tendencia negativa los adolescentes que optan cada vez más por una FP que por la enseñanza superior, debido a la alta demanda de este perfil que hay en el mercado laboral.
La vuelta a la normalidad se percibe, de igual modo, en el número de sedes que acogerán las pruebas. En la US serán 185 aulas en 24 sedes (14 en la capital y 10 en la provincia). En el campus de la UPO serán cuatro, destacando entre todas ellas la que se habilita en el pabellón cubierto, que garantiza un correcto flujo de personas en las entradas y salidas. El hecho de que no haya que guardar ya el distanciamiento de seguridad -obligatorio años atrás- es lo que ha provocado la disminución de edificios como sedes de la Pevau. En 2021 el número de aulas en la Hispalense fue más del doble, 380. En la Olavide, el número de sedes sólo se reduce en una.
Para prevenir el contagio del Covid, en la US se han establecido una serie de medidas preventivas, según las cuales, no deben presentarse a los exámenes aquellos alumnos que presenten síntomas graves, tales como tos aguda, fiebre alta (por encima de los 38 grados) o dificultad respiratoria. Tampoco quienes hayan dado positivo en un test de Covid. En estos casos deben presentar una instancia en el registro de la Universidad de Sevilla dirigida a la comisión universitaria organizadora de la Pevau. En ella deben indicar su situación y adjuntar la documentación justificativa, a efectos de poder realizar los exámenes en el calendario fijado para incidencias (una semana más tarde).
