"Siempre me gustó más el rock británico que el andaluz"
Los invisibles · Alejandro Galindo
Madruga para despachar el pan en el mercado de la Encarnación. Un panadero atípico: es estadístico, enseña Matemáticas en una academia, le fascina Islandia y toca la guitarra en un grupo de rock.
TERMINÓ Estadística en Lund, al sur de Suecia. El día de la charla, Alejandro Galindo Alba (Sevilla, 15 de octubre de 1982), despachó pan por la mañana en el mercado de la Encarnación y por la tarde enseñó derivadas integrales de segundo orden en la Academia Nervión. Además, es guitarrista del grupo Gaggia.
-¿Una estadística buena?
-Que han bajado los divorcios. Dicen que es por la crisis. A lo mejor es que hay más amor.
-¿Por qué le pusieron Gaggia?
-Cuando empezamos, Jose, mi socio de viajes y aventuras musicales, se había sacado el carné de conducir y su padre le dejó una furgoneta Renault del servicio técnico de Gaggia, la fábrica de máquinas de café. Cuando llegábamos a los conciertos nos decían los Gaggia. Y así nos quedamos.
-¿Viajó por la música?
-Siempre nos ha gustado más el rock británico que el andaluz. Mi amigo y yo nos fuimos a Londres sin nada. Fue por la música, pero el ambiente nos decepcionó totalmente. Estuvimos fregando platos en un casino de lujo para árabes y hasta que nos echaron nos quedamos en un hostal que dirigía una señora griega. Con el dinero que gané en Londres cogí un vuelo de Ryanair y me fui a Estocolmo. Escandinavia era otra cosa. Me cautivó a la primera.
-¿El síndrome de Estocolmo?
-Más arriba. Me volví con Rebecka, una medio novia sueca que veraneaba en Cádiz. Una noche, en su programa Negro sobre Blanco, Sánchez Dragó entrevistó al escritor Xavier Moret, que habló de su novela La isla secreta y de su viaje a Islandia. Al día siguiente me compré el libro y el verano de ese año nos fuimos a Reykiavik. Antes de lo del volcán y de la hipoteca colectiva.
-¿Cómo se adaptaron?
-Fue difícil. Primero nos quedamos con unos catalanes con los que no nos llevábamos muy bien. El recepcionista del hotel donde trabajábamos de camareros nos metió en el sótano y dormíamos en unos somieres de repuesto. A las seis y media de la mañana, cuando llegaba la primera cocinera, teníamos que salir.
-¿Le marcó ese país?
-Totalmente. Rara es la semana que no sueño con una iglesia islandesa y con la estatua de Leif Eriksson, el vikingo que descubrió América. Dicen que Colón llegó hasta Islandia con los marineros ingleses y tuvo noticias de que los vikingos ya habían conocido un nuevo territorio.
-¿Y el contraste norte-sur?
-Además de los glaciares y la aurora boreal, llegamos en verano y eran días sin noche, no se ponía el sol. Al principio, tenía trastornos de sueño porque en ese país no conocen las persianas. Me gusta mucho el sentido del viaje y la aventura de los libros de Kerouac.
-¿En Suecia conoció el boom de Larsson?
-Mi ex novia estudiaba Literatura y le daba mucha caña.
-¿Dónde llega su música?
-Hemos tocado en Madrid, en Bilbao, en Barcelona, en el Zaidin rock de Granada, ciudad donde grabamos la segunda maqueta. La primera, Caballo, la hicimos con Jesús Chávez, el productor de El Arrebato.
-¿Cuál es su referente musical?
-Oasis. El año 2001 fuimos a Salamanca, entramos en un McDonalds y estaba Liam Gallagher con su guardaespaldas. Después nos hicimos una foto con él.
-Jesús de la Rosa, de Triana, era de la calle Feria.
-Mi padre me ha contado que su madre era clienta de la panadería San Bruno.
-Panadero. Su tercer oficio, además de la música y la estadística.
-Por edad, me he perdido la parte artesanal del negocio. Por la mañana me levanto tan temprano como en Islandia para vender el pan y cuando termino vuelvo rápido a quitarme el olor a pescado.
-¿La revolución del pan?
-Almorzar con bocadillos.
-Nació en la campaña electoral de octubre del 82. ¿Qué fue estadísticamente más sorprendente, el triunfo de Felipe o el ridículo de España en el Mundial?
-Yo creo que lo del Mundial. Las encuestas no me interesaban.
-¿Para qué sirve la estadística?
-Para cuantificar la realidad. De nada sirve si se interpretan mal. O estadísticas absurdas de que nueve de cada diez lo recomiendan...
-¿Volverá a Islandia?
-Sueño con volver. En una librería de Reykiavik tenían una sección de literatura española y me leí La tabla de Flandes de Pérez-Reverte. Iba todos los días, leía un rato en el sofá, pero me dio vergüenza y me compré el libro.
-¿Por qué estudió Estadística?
-Porque la carrera de Matemáticas era muy larga. Lo curioso es que ahora enseño Matemáticas.
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