Sevilla

Supervivientes: seis éxitos contra el cáncer

  • Los avances han mejorado la supervivencia a tumores que hace 30 años tenían un pronóstico nefasto Seis personas curadas ofrecen su testimonio

Los continuos avances, los nuevos tratamientos y la aplicación de tecnología cada vez más puntera han tenido un impacto directo y espectacular en la lucha contra el cáncer en las últimas décadas, especialmente en tumores infantiles. "En los últimos treinta años el aumento de la supervivencia en niños y adolescentes ha sido espectacular", explica la doctora Eloísa Bayo, directora de la UGC de Oncología Médica, Radioterápica y Radiofísica en los hospitales Virgen Macarena-Virgen del Rocío, y directora del Plan Integral de Oncología de Andalucía. Según los datos oficiales, la supervivencia a los cinco años ha aumentado 23 puntos (un 43%) en el periodo 1980-2004, al pasar de una esperanza del 54% al 77% durante esos años, en todos los tumores infantiles globalmente considerados. "Hoy en día la supervivencia alcanza al 80%", reseña la doctora Bayo.

En el caso de los tumores que afectan a la edad adulta, "no puede darse una cifra global, ya que su comportamiento es mucho más heterogéneo. Existen tumores con una excelente supervivencia a los cinco años (entre el 80% y el 90%) como próstata o mama; y en cambio en otros, como páncreas, cerebro o pulmón, tienen una supervivencia mucho más baja", añade la especialista.

Los avances encaminados a mejorar la supervivencia al cáncer se deben, en gran medida, "al diagnóstico precoz y a una atención multidisciplinar con la implicación de todas las especialidades (radiólogos, patólogos, hematólogos, oncólogos, especialidades médicas...)", asevera la directora del Plan Integral de Oncología. El abordaje multidisciplinar comenzó a desarrollarse hace treinta años y ha permitido la implantación de guías clínicas y de protocolos que benefician a la asistencia. El otro gran pilar es la investigación y el continuo avance en nuevas terapias y en la tecnología aplicada en la cirugía y en la radioterapia.

Miriam, Miguel, Alicia, Eva Luz, Fernando y Rocío son seis héroes que lograron vencer al cáncer. Todos sufrieron tratamientos agresivos y todos expresan, al relatar sus historias de superación, un profundo agradecimiento a los equipos médicos y a los cuidados que recibieron frente al cáncer. El mensaje para aquéllos que han recibido recientemente un diagnóstico: "es muy duro, pero se puede salir adelante. La familia es lo más importante para superarlo", concluyen. Los tratamientos suelen generar secuelas que suponen limitaciones de diverso grado. El grupo de Jóvenes Curados, que nació hace dos años entre pacientes atendidos por la doctora Ana María Álvarez Silván -fundadora de Andex y de la unidad de Oncología Infantil en el Hospital Virgen del Rocío-, incide en la necesidad de "una atención especial ya que la radioterapia, la quimioterapia y la cirugía dejan secuelas, físicas y psíquicas, que deben ser tenidas en cuenta por los profesionales de la salud que nos atenderán el resto de nuestras vidas".

Miriam Rodríguez: "Rafting, escalada... Aprendí y me adapté a mi prótesis" 

 

A los 6 años le detectaron sarcoma, cáncer localizado en los huesos. Durante un año, Miriam Rodríguez fue sometida a tratamientos con quimioterapia. Los médicos que la atendieron en el Hospital Virgen del Rocío lo intentaron todo para salvar su pierna. "El tumor estaba muy cerca de la rótula, intentaron salvarme la pierna, pero tuvieron que amputar", recuerda esta joven de 23 años. Natural de Tomares y con apenas ocho años Miriam aprendió a vivir con una prótesis. "Recuerdo que tuve una infancia normal, feliz", comenta. "He hecho rafting, escalada, tirolina, todo adaptado, pero no me he frenado en lo que he querido hacer", añade. Tras superar el cáncer, Miriam continúa con sus revisiones rutinarias y con grandes proyectos. Estudiante de Medicina, el proceso de la enfermedad la convenció aún más de la que es su vocación. El próximo miércoles (3 de agosto) Miriam se sumará a un amplio grupo internacional de jóvenes curados en Miami (Florida, EEUU), en el III Encuentro Internacional de Jóvenes con Cáncer y Sobrevivientes organizado por Fundación Jóvenes Contra el Cáncer, que fundó el ecuatoriano Alex Davila. Miriam es la única representante española que acudirá a esta cita que contará con 45 participantes de 25 países. "En este encuentro jóvenes curados y que se encuentran en tratamiento tratan muchos asuntos. El año pasado celebraron un desfile, en la que participé, para mostrar que ser modelo no requiere un cuerpo perfecto al 100%". Este año abordarán, entre otros aspectos, cómo potenciar las dotes de liderazgo de los participantes.

Miguel Begines: "Un niño con cáncer puede ser feliz y debe saber qué le pasa" 

 

"Se dieron cuenta por casualidad. Estaba jugando con mi hermana cuando me tiró un triciclo. Comencé a sentirme mal y me llevaron al médico", recuerda Miguel Begines. Tenía 4 años cuando le detectaron un tipo de cáncer denominado tumor de Wilms. Miguel, un joven de 22 años natural de Los Palacios, lo recuerda perfectamente. "Fue a finales del 98. Estuve en tratamiento con quimioterapia. Los médicos nos dijeron que no era de los peores tumores y que la supervivencia era del 95%". Intentaron salvar el riñón pero los médicos vieron cómo única opción la extirpación. "Vivo con un solo riñón. Tengo una vida normal", añade. El tratamiento logró eliminar las células cancerosas pero al año, en una revisión, detectaron metástasis en el pulmón. "La probabilidad de supervivencia se volcó, sólo tenía un 5% de esperanza". Miguel fue consciente de todo. "Creo que es lo mejor para un niño, saber lo que le está pasando", comenta. Se sometió a un duro tratamiento de quimioterapia y radioterapia. "La noche antes de la cirugía le dije a mi madre, que lo estaba pasando muy mal, 'mamá, tranquila, sé que voy a morir'. Soy muy creyente y la fe me ayudó mucho". Miguel sobrevivió de nuevo. Su caso estaba dentro del 5%. Me extirparon los nódulos, pero también apareció en el otro pulmón y todo el proceso se reinició. "Tuve suerte. Soy el 5%", añade. Durante sus largas estancias en el hospital aprendió "a leer, a escribir, pese al cáncer fui un niño feliz. La doctora Silván ha logrado que los niños tengan una infancia en el hospital". La reconocida doctora Ana María Álvarez Silvan creó la Unidad de Oncología Infantil y fundó Andex.

Alicia Álvaro Rangel: "He aprendido a aprovechar cada oportunidad"

 

Alicia Álvaro Rangel, una joven de 23 años natural de Sanlúcar la Mayor, superó un tumor cerebral y una complicada intervención de neurocirugía. Una actitud muy positiva ante las dificultades, que muestra en pocos instantes; su profunda fe y el cariño de su familia, ante todo las atenciones de su madre y de su abuela, han sido sus grandes aliados en su particular lucha contra el cáncer. "Y mis médicos, todo el equipo, a quienes les debo todo", añade. Al relatar su historia recuerda a la perfección el momento en que recibió un diagnóstico que supuso un duro golpe. "Tenía 15 años y sufría dolores de cabeza muy fuertes. Mi madre insistió para que me hicieran pruebas y me las hicieron. Fui con mi abuela a conocer los resultados de una resonancia y el médico me dijo: 'Tienes un quiste cerebral", recuerda. Fue como una sentencia para Alicia. "Era la Feria de mi pueblo  y pensaba que iba a ser la última. No se lo dije a nadie, sólo a mi novio y a mi familia materna. Quería disfrutar mi última feria sin dar pena a nadie. Me querían ingresar el fin de semana pero le pedí al médico que me dejara disfrutar de mi última feria. El lunes me operarían a vida y muerte". La operación fue un éxito. Alicia retiene pocos recuerdos de su estancia en el hospital. Cuando se recuperó continuó con sus estudios y se formó en un ciclo de grado medio para atender a personas con discapacidad. También cursó Bachillerato. "Nunca imaginé que pasaría otra Navidad y otra feria", explica. "He aprendido a aprovechar cada oportunidad que me da la vida. La familia es lo más importante", concluye.

Eva Luz Morillla: "Cumplí mi sueño desde que era una niña, tengo tres hijos"

 

La historia de Eva Luz Morilla es la de una mujer en continua superación. Natural de Marchena y madre de tres hijos, se enfrentó al cáncer con apenas dos años. Un neuroblastoma de tórax. Formó parte de un grupo de 50 niños que se sometieron a tratamientos en fase experimental en el Hospital Infantil. Su relación con su doctora, Ana María Álvarez Silvan, va más allá de la relación médico-paciente. "Apenas recuerdo lo que me ocurrió a los 2 años, pero enfermeras que me atendieron me dicen que siempre iba por el pasillo con una muñeca; y  que les decía que, de mayor, quería ser mamá". Superó al tumor tras un duro tratamiento de quimioterapia, radioterapia y cirugía. A los 14 años recibió el alta. Los problemas reaparecieron a los 17 años. "El cuello me empezó a engordar pero el médico no le daba importancia. Mi madre insistió. En un encuentro de Andex, mi madre se lo comentó a la doctora (Ana María Álvarez Silván) quien, al verme, me dio cita rápidamente. Tenía un carcinoma de tiroides", recuerda. Y a los 25 años, de nuevo, un quiste en el ovario, una de las consecuencias de la radioterapia. "Cuando me operaron para extirparme el ovario recuerdo que la doctora Silván dijo a los médicos: 'La fuerza vital de esta mujer es su deseo de ser madre. No puede quedar estéril".  Recibió el alta y, pese a tener contraindicado el embarazo, Eva Luz ha cumplido su sueño y, por tres veces, ha sido madre. Ahora esta mujer coordina un grupo de jóvenes curados con un ambicioso proyecto para constituir una organización para apoyar a familias que pasan por este trance, entre otros objetivos.

Fernando Vázquez: "Sigo con vida pese a los pronósticos que tenía en contra"

 

"Agosto de 1975. Tenía 6 años, y mis padres observaron que yo perdía el equilibrio y me caía más de lo normal". Fernando Vázquez recuerda perfectamente cómo comenzó su lucha. "Estábamos veraneando en Punta Umbría. Cuando llegamos a  Sevilla, me llevaron al médico y, tras diversas pruebas, me detectaron un tumor del sistema nervioso central, concretamente un meduloblástoma". El porcentaje de curación de este tumor en 1975 era escaso. "El tratamiento clínico que llevé fue cirugía, quimioterapia y radioterapia. Tuve que estar dos años en rehabilitación (tras la operación no podía ni sentarme) y terapia ocupacional. Del día en que llegué a mi casa después de un mes de ingreso lo único que recuerdo es que vinieron a casa a verme la directora de mi colegio, la madre María,  y la seño de mi clase. la señorita Araceli, y me trajeron una caja de lápices de colores". Los pequeños detalles suponen un enorme apoyo emocional para los niños enfermos. "A mí nunca me dijeron mis padres que tenía cáncer, fui yo mismo quién lo descubrí: cuando iba al hospital a ponerme la quimioterapia, me fijaba en el cartel de la consulta que ponía Oncología. Al llegar a casa, miré en la enciclopedia lo que quería decir". Estudió B.U.P. y F.P.II de informática de gestión. Actualmente, Fernando trabaja de administrativo en Andex (Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Andalucía). La operación y el tratamiento le dejaron secuelas, pero Fernando agradece que puede "estar en esta vida, pese a los pronósticos en contra".

Rocío Prieto: "Es necesario más apoyo para las familias afectadas"

 

"Mi padre trabajaba, mi madre no tenía carné de conducir y no podía ir en autobús porque tenía las defensas bajas. Teníamos que coger taxis. El tratamiento es muy duro y largo. Hasta que no pasaron varias sesiones no nos enteramos de que había una subvención para los traslados en taxi, un desahogo". Rocío Prieto, una joven natural de San José de la Rinconada, explica que las familias con un diagnóstico de cáncer "necesitan más ayuda, apoyo y más información sobre todas las posibilidades. ¿Cuántos han dejado los estudios en los tratamientos porque desconocían las posibilidades de seguir estudiando?", lamenta. La asociación Andex ofrece servicios y ayuda a las familias, pero Rocío insiste en que las necesidades son enormes. "Es increíble que una familia con un hijo con cáncer tenga miedo a perder un puesto de trabajo. Con lo duro que es todo el proceso los padres no deberían sufrir otras preocupaciones", asevera. Rocío es una superviviente, una valiente. El cáncer apareció en su vida a los 12 años. Sufría fuertes dolores en la espalda. Le detectaron un tumor de Asain, poco común. Fue sometida a cirugía y quimioterapia en el Hospital Macarena. Y en el Infantil,  se sometió a un autotrasplante de médula. "Nunca quise dejar los estudios", explica. Cuando tenía fuerzas se esforzaba. "Tuve más dificultades que cualquier otro niño, pero no perdí ningún curso". Contó con una profesora en casa. "La Junta me lo subvencionó", recuerda con agradecimiento.  El apoyo de la profesora en el hospital, del colegio y su espíritu de superación le permitieron seguir adelante. Ahora, con 24 años, trabaja como técnico de laboratorio.

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