Trabajadores de mucha altura

Las empresas de trabajo vertical realizan tareas en las que es básico seguir las normas de seguridad

Trabajadores de mucha altura
Manuel Conradi

17 de febrero 2009 - 05:03

"Cuando estás trabajando en un décimo piso sólo se puede fallar una vez, porque es tu último error", afirma Gonzalo Valenzuela. Los que están metidos en su profesión, los trabajos verticales, lo saben bien. O deben saberlo, porque se están jugando la vida.

Según explica Félix Selma, "se denominan técnicas de acceso y de posicionamiento mediante cuerdas (trabajos verticales) a las técnicas para trabajar en altura que se basan en la utilización de cuerdas, anclajes y aparatos como elementos de progresión (ascenso, descenso, cambio de dirección), junto con sistemas anticaídas y otros accesorios específicos, necesarios para acceder y poder realizar un determinado trabajo". Son distintos de los que se realizan con andamios, guindolas o plataformas móviles.

Su empresa, Riesgo Cero, (www.riesgocero.es), se creó en 1994 y se dedica a ello, aunque está especializada en áreas como montajes de líneas de vida, formación y venta de material.

En el caso de Gonzalo, su empresa (Verticales Valenzuela; www.verticalesvalenzuela.es) es más nueva: sólo tiene tres años. Y a diferencia de buena parte de los que llegan a esta actividad, no lo hace procedente del alpinismo, el barranquismo u otros deportes de riesgo, sino a través de un familiar.

De hecho, afirma Félix, y aunque en su caso siempre había considerado "la altura como un reto" y había practicado tanto la escalada como la espeleología, hay que diferenciar por completo la relación entre deporte y trabajo vertical, "que es un negocio donde debe primar la seguridad".

Lógico, cuando se trata de limpiar cristales, pintar, arreglar una junta de dilatación o trabajar en una torre eléctrica a 20, 30 ó 60 metros de altura. De hecho, el trabajo vertical está regulado por un real decreto desde hace cinco años, como también están reglamentados los sistemas de seguridad.

Una gran diferencia con el alpinismo deportivo es que utilizan dos cuerdas en lugar de una: con la que se trabaja y otra de seguridad o también llamada línea de vida. "Así, si se rompe una porque se corta contra un filo, siempre te queda la otra. Es muy difícil que se rompan las dos", afirma Gonzalo.

Para éste, es fundamental mantener el equipo en buen estado, "porque de él depende tu vida" y elegir bien los lugares de anclaje. "Normalmente buscas elementos fijos del edificio, como columnas. Si no los hay, tenemos elementos químicos con los que, tras taladrar un agujero, el tornillo se queda totalmente soldado. Eso sí, hay que elegir bien el lugar, sobre todo en los edificios viejos, donde se puede arrancar un trozo de pared".

Para Gonzalo, los accidentes "son raros". Según Félix, no tanto, aunque es una profesión segura "si se siguen los protocolos de seguridad. Hace poco murió una persona en Vigo, y creo que se debería decir que por no cumplirse las medidas de trabajo y seguridad".

En la Asociación de Empresas de Trabajo Vertical (Anetva), a la que pertenece, se trabaja por concienciar a los trabajadores de la necesidad de seguir las normas y de formarse. "Muchos ni siquiera se plantean un plan de emergencia, pero un trabajador que cuelgue inconsciente de un arnés puede morir en menos de media hora por falta de riego sanguíneo", apunta .

Anetva ofrece cursos de formación de distintos niveles y Félix es formador. También es una salida para una profesión que obliga a retirarse relativamente pronto. "Las interferencias que provienen del mundo deportivo no son buenas, aquí no hay que inventar ni arriesgar, sino seguir las normas".

Félix reconoce que trabajar en una torre a 80 metros, como ellos hacen, "a otros puede darles un poco de yuyu, sobre todo si tienes miedo o no te gustan las alturas", En los cursos, insistimos sobre si los participantes tienen vértigo, pero hay quienes no lo confiesa y cuando suben a cinco o seis metros se echan a llorar como niños".

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