Viaje a Ámsterdam con el hijo de Blas Infante

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Obituario. Ramos Espejo ha muerto en puertas del 28-F. Fue uno de los primeros periodistas que se ocupó de los andaluces emigrantes, entre ellos el hijo del Padre de la Patria andaluza

Antonio Ramos Espejo.
Antonio Ramos Espejo. / D.s.

Escribió libros como Andalucía: campo de trabajo y represión o Andalucía: pasaporte de emigración y se ha muerto en puertas del 28-F al que tantas páginas le dedicó. Antonio Ramos Espejo (Alhama de Granada, 1943) fue un maestro de periodistas que hizo de Andalucía un oficio y del periodismo una militancia.

En cuatro ocasiones al menos nuestras vidas se cruzaron. La primera, cuando el verano de 1977 vengo a hacer prácticas a El Correo de Andalucía. Antonio ya era un periodista consagrado, había sido corresponsal de Ya en Roma, pasó por la agencia Efe y volvió a su Granada natal después de haber dirigido Sol de España en Málaga. Ramos Espejo dirigió El Correo en el que yo me formé como periodista. El rotativo que fundara en 1899 el beato Marcelo Spínola, último obispo andaluz que rigió los destinos de la diócesis hispalense.

Coordinó el libro sobre la Transición democrática en Sevilla (73-83)

El segundo encuentro tuvo lugar en 1980. El año del referéndum, los dos coincidimos en la nómina de autores del libro Hacia una Andalucía libre (Edisur), con prólogo de Plácido Fernández Viagas y epílogo de Rafael Escuredo, los dos primeros presidentes de la Junta de Andalucía. El texto de Antonio se titulaba Andaluces expulsados de su tierra. Lo que llama la novena provincia andaluza. Un retrato de la emigración, que en el siglo XX cifraba en un millón los que se fueron a Cataluña en busca de un porvenir y en torno a 600.000 a Europa, principalmente a Alemania.

Compara esa sangría humana con el éxodo de los moriscos a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, con bibliografía de Julio Caro Baroja y Antonio Domínguez Ortiz. Hace reporterismo con casos concretos: Curro, un emigrante de La Puebla de Cazalla (municipio sevillano cuyo gentilicio es el de moriscos) que terminó en Hospitalet de Llobregat; Juan Mateo, un trabajador malagueño que con 16 años llegó "con un billete de caridad del gobernador civil en Baracaldo". Un retrato con el que refuta unos versos denigratorios contra los andaluces del poeta vasco Gabriel Celaya.

Se detiene en dos andaluces que emigraron al extranjero: Manuel Cobo Gámez, granadino de Iznalloz, se fue en 1961, curiosamente el año que se construye el muro de Berlín (el de Despeñaperros parecía entonces tan insalvable como el que separó las dos Alemanias) y le contaba que cuando pasaba la frontera en el tren "le colocaron números a las espaldas como un saco de abono".

El otro emigrante fue una auténtica exclusiva que Ramos Espejo dio en las páginas de la revista Triunfo. Fue hasta Ámsterdam para entrevistar a Luis Blas Infante, el único hijo varón del notario de Coria asesinado en agosto de 1936 a quien el Estatuto Andaluz proclama y reclama como padre de la Patria Andaluza. Único hijo varón, hermano de Luisa, María de los Ángeles y Alegría, nombre con el que rotuló su casa de Coria, Luis Blas Infante sacó en una oficina de la plaza de España el permiso de emigración y terminó de camarero en la ciudad holandesa, en un bar que tenía la bandera andaluza.

Ramos Espejo dirigió el libro 1973-83. Crónica de un sueño. Memoria de la Transición Democrática en Sevilla. Una serie de libros editados en las diferentes provincias por Juan de Dios Mellado con Pablo Juliá como editor gráfico. Ramos Espejo era uno de los asesores de la colección y coordinó con Mercedes de Pablos el volumen de Sevilla. Hizo junto a Juan de Dios Mellado la entrevista con Felipe González, El hijo del vaquero y se encarga personalmente del trabajo Caídos sin nombre (sobre la represión durante el franquismo en Andalucía) y de los perfiles del historiador Antonio Domínguez Ortiz, el actor Juan Diego y el escritor Alfonso Grosso. También publica sendos textos sobre los periodistas Federico Villagrán, que dirigió El Correo y acabó en la cárcel, y Antonio Burgos, con quien coincidió en las páginas de Triunfo y del que destaca su obra pionera Andalucía, ¿Tercer Mundo? En Crónica de un sueño me cupo el honor de participar con sendos textos sobre Ramón Carande y el triunfo del Betis en la Copa del 77.

La cuarta coincidencia fue la más curiosa. Nunca olvidaré la fecha. 20 de noviembre de 2014. Unas horas antes un grupo de nostálgicos se habían citado en la iglesia del Santo Ángel para el ritual de su recuerdo de Franco en un nuevo aniversario de su muerte. Ese día cumplía 80 años Paco Ibáñez. Después de cantar en el Teatro de la Maestranza, le prepararon una fiesta-sorpresa de cumpleaños en La Carbonería. Sería la última vez que vería con vida a Rafael de Cózar, que veinte días más tarde murió intentando apagar el incendio de la biblioteca de su casa de Bormujos.

Ese 20-N, a muy pocos metros de allí, en el Palacio de Dueñas, moría Cayetana de Alba; metían en la cárcel a Isabel Pantoja por los flecos del sumario marbellí. Llegaron los músicos de Paco Ibáñez, sus amigos y el cantautor con sus ocho rutilantes décadas. Juan Ignacio Zoido era alcalde de Sevilla. Dos policías locales llegaron con una orden de precinto de La Carbonería. Pisco Lira (Paco, su padre, estaba muy enfermo) salió a parlamentar acompañado de un abogado muy particular que participaba de la fiesta: el juez Baltasar Garzón. Allí sólo había dos periodistas. Yo escribí la crónica de unos hechos ocurridos sobre las tres de la mañana. Las fotos las hizo con su móvil Antonio Ramos Espejo.

Un periodista de raza. De una plaza, Granada, que los ha dado de cuna o de formación muy buenos: Eduardo Castro, Ramón Ramos, Antonio Checa y Alfredo Martínez. Un esplendor casi paralelo al de sus poetas: Luis García Montero, Javier Egea, Antonio Salvador o los adoptivos Joaquín Sabina y Antonio Muñoz Molina, puentes entre Sierra Mágina y Sierra Nevada; la Granada de Enrique Morente que balompédicamente vivió cumbres como la final de Copa del 59 o el Pichichi de Porta de la temporada 71-72, el año que Antonio Ramos Espejo era corresponsal en Roma del diario Ya.

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