Tres académicos por Sierpes

Calle Rioja

Ciencias y Letras. Un psiquiatra, un medievalista y una americanista regresaban de una convocatoria realizada por el Ateneo para buscar vínculos con Iberoamérica

González Jiménez, en el centro, y Enriqueta Vila, en una sesión académica junto a Jacobo Cortines.

05 de junio 2009 - 05:03

SIEMPRE imagina uno a los académicos encerrados en sus honores, con el celofán del protocolo, preparando discursos de recepción a nuevos integrantes de esta cultura de rigodón. La Academia puede ser una prolongación de la calle y no sólo esa institución vituperada por Rafael Alberti. En el sentido más literal de la expresión. Vienen los tres por Sierpes y tuercen por Pedro Caravaca. Suman muchas horas de sesiones académicas, nunca tantas como las que acreditan en sus respectivas carreras como investigadores. Un psiquiatra, un medievalista y una americanista. Tres disciplinas como para hacer un cruce de discursos que volvería cuerdo al mismísimo don Quijote.

A un lado, Jaime Rodríguez Sacristán, presidente de la Academia Sevillana de Medicina; al otro, Manuel González Jiménez, que preside la Academia de Buenas Letras y que con la Plaza Nueva levantada por las obras, previo permiso del capataz, se hizo fotografiar junto a la estatua ecuestre de San Fernando y su cuadrilla (Bonifaz, Don Remondo, Alfonso X el Sabio, Garci Pérez de Vargas) para una entrevista con titular impagable: "Sin San Fernando, no habría Semana Santa, Feria ni Rocío". "Y es verdad, a pesar de que todo apunta a que van a terminar quitando la festividad del patrón", dice años después de aquella foto y de aquella entrevista suscitadas por su libro sobre el monarca que le dio al historiador el premio Antonio Domínguez Ortiz a la mejor biografía.

Entre el psiquiatra y el medievalista, Enriqueta Vila. Fue delegada de Cultura en el Ayuntamiento que presidía Alejandro Rojas-Marcos. Presidió la Escuela de Estudios Hispano-Americanos donde Peris Mencheta creó la redacción de El Noticiero Sevillano y ha sido la primera mujer que ha ingresado en la Academia Sevillana de Buenas Letras que preside González Jiménez.

A los tres académicos, junto al presidente de la Academia de Legislación y Jurisprudencia, Pedro Luis Serrera, los convocó el presidente del Ateneo de Sevilla, Enrique Barrero, para coordinar actividades culturales ante el próximo curso. También asistió Jaime de Vicente, ateneísta y director de la Caja Rural del Sur, entidad que pretende visualizar el protagonismo iberoamericano de Huelva en la línea del festival de cine que puso en marcha José Luis Ruiz.

El psiquiatra Rodríguez Sacristán es el sevillano que vive más cerca del campo del Betis. Le llegaron los ecos del descenso en un estadio convertido en diván de una multitudinaria terapia de grupo. Este fin de semana viaja a Santa Cruz de Tenerife y se alojará en un hotel situado a dos pasos del estadio Heliodoro Rodríguez López donde van a jugar dos equipos que el próximo año estarán en Primera: Tenerife y Xerez. El psiquiatra no va a hablar de fútbol a la ciudad que sacralizó a Valdano. Lo invita la Consejería de Edudación y Salud del Gobierno insular a impartir sendos cursos en Tenerife y en Las Palmas destinados a orientadores e inspectores escolares. Charlas relacionadas con el tratamiento de la infancia y la adolescencia en el marco escolar. Lo curioso es que el psiquiatra que vive en la Palmera, que es catedrático en la Universidad hispalense, preside la Sevillana de Medicina y una de las secciones del Ateneo, no ha recibido ninguna propuesta similar por parte de las autoridades educativas andaluzas. Como si aquí niños y adolescentes vivieran en un limbo ajeno al tránsito generacional, a la fractura de valores. Pudiendo ir en un taxi a hablar de estos asuntos, el psiquiatra no tiene más remedio que coger un avión. Hay ciudades que son más islas que las islas y academicismos hueros que no están precisamente en las Academias de Pinelo.

El presidente de la Sevillana de Buenas Letras es de Carmona y se casó con una irlandesa, Mary O'Sullivan. El de la Sevillana de Medicina es gaditano de Benaocaz y se casó con una sevillana de Carrión de los Céspedes. Enriqueta Vila es hija del crítico taurino Enrique Vila Vilar, que escribió textos imprescindibles sobre la Sevilla del 36 con el pseudónimo de Guzmán de Alfarache.

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